Por Mª Dolores Barreda Pérez
Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes
de la Asociación Española de Pintores y Escultores
La Gaceta de Bellas Artes: 1930
Como veíamos en anteriores números, la Gaceta de Bellas Artes estaba regida por un comité de redacción en el que figuraba el secretario, y en el que Roberto Fernández Balbuena ejercía de director, figurando también en dicho comité José Subirá, redactor de temas musicales, y Enrique Estévez Ortega.
En el número de julio del año 2021 ya abordamos la biografía de Roberto Fernández Balbuena, y en los pasados meses de mayo y junio, las de José Subirá y Enrique Estévez Ortega.
La Gaceta de Bellas Artes dio un profundo cambio adaptándose al estilo de otras revistas ilustradas de la época, teniendo a partir del mes de mayo de 1931, periodicidad mensual. Hubo un intento de crear una nueva revista cuya dirección y comité de redacción suscribía la directiva, a las órdenes de su presidente, Julio Moisés y Enrique Estévez Ortega como redactor jefe.
En 1930 el comité de redacción estaba integrado por:
Antonio Ortiz Echagüe, en aquellos momentos el Presidente de la AEPE,
Jesús María Perdigón, de quien dimos cuenta ya en esta misma Gaceta de Bellas Artes en el mes de marzo pasado,
Ángel Vegué Goldoni, a quien conocimos en la Gaceta de abril,
Ramón Pulido, cuya biografía publicamos el mes de junio de 2022,
Ricardo Baroja, que ocupó las páginas de la Gaceta de julio de 2023,
Francisco Esteve Botey, de quien ya tratamos en noviembre de 2020,
Roberto Fernández Balbuena, cuya biografía abordamos en la sección de las Medallas de la AEPE,
José Subirá, que descubrimos el pasado mes de mayo de 2023 y
Pedro García Camio, Secretario de la AEPE, a quien tratamos en la Gaceta de diciembre de 2022, y Emilio Romero Barrero, protagonista de este mes.
Emilio Romero Barrero
ROMERO BARRERO, Emilio P 1928 oct.1895 S. FERNANDO MADRID 1965
Socio de Mérito
Socio de Honor
Secretario de la AEPE
Emilio Romero Barrero en la Gaceta de Bellas Artes, 1955
Emilio Romero Barrero nació en octubre de 1890, en San Fernando, Cádiz.
Hijo del arquitecto gaditano José Romero Barrero, profesor numerario interino de la Escuela Superior de Artes e Industria y Bellas Artes de Cádiz. Arquitecto provincial en 1908, con domicilio en la calle Cobos, 6. Académico de número de la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias y Artes en 1914, en 1916 logró la plaza de Arquitecto municipal de Cádiz.
Describían a su padre como un hombre de singular afabilidad y exquisito trato social, caballeroso culto, querido y respetado por sus prestigios personales. Siempre dio pruebas de su capacidad profesional y de su nada vulgar temperamento, revelando su valioso caudal de conocimientos de arte y ciencia arquitectónico. De agradable y correcto trato personal, miembro de la alta sociedad gaditana, sus trabajos particulares y profesionales hicieron que alcanzara un prestigio personal envidiable.
En este ambiente culto y propenso a las ciencias y las bellas artes, Emilio, que tenía una hermana llamada Concepción, se decantó por la carrera de medicina, que ejerció y compaginó con la pintura toda su vida.
En 1916 realizó la tesis doctoral que versó sobre “El pneumotorax artificial en el tratamiento de la tuberculosis pulmonar” y que leyó en la Universidad Complutense de Madrid.
En 1917 en Cádiz, el doctor Emilio Romero Barrero ofrecía al Ayuntamiento gaditano su Gabinete antirrábico, donde “sin necesidad de trasladarse a otra capital, pueden obtener su curación los individuos pobres mordidos por perros, cuyas curaciones satisface el municipio”.
A lo largo del año 1918, El correo de Cádiz publicaba un anuncio en el que el Dr. Emilio Romero Barrero, atendía la “Vacunación antirrábica, por el método supraintensivo, y Enfermedades del aparato respiratorio, San Pedro, 16, de 3 a 5. Cádiz”.
Anuncio de El correo de Cádiz del año 1918
Simultáneamente, de 1919 a 1923 realizó estudios de escultura en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Cádiz.
En 1920 era ayudante de Cátedra de la Facultad de Medicina en Cádiz.
En 1923 se traslada a vivir definitivamente a Madrid, instalándose como médico y ejerciendo su carrera profesional a lo largo de su vida, en el Hospital Central de la Cruz Roja y en el Instituto Español de Hematología y Hemoterapia.
En Madrid estudió también pintura con los socios de la AEPE Federico Godoy de Castro, Socio Fundador de la AEPE, gaditano como él y repetidamente laureado, más tarde con Julio Romero de Torres y finalmente con el que fuera Presidente de la AEPE, Julio Moisés.
Además, llegó a ser profesor auxiliar en la Escuela de Artes de Madrid.
Casado en 1917 con Elena González de Peredo, el matrimonio tuvo tres hijos: Emilio, Carlos y Alfonso, y residían en la calle Recoletos, 10, y más tarde en la calle Narváez, 11, donde mantenía una consulta médica privada.
Araceli, del X Salón de Otoño
Bodegón, del XXIV Salón de Otoño
En 1927 participó en el II Salón de Médicos Artistas celebrado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde destacó con sus obras, así como en la edición de aquel año del Salón de Otoño.
Para el homenaje al Ministro de Marina, que tuvo lugar en 1928, y en el que se le entrega un álbum en cuero repujado obra de Ramón Martín de la Arena, realizó unas “hojas tan bellamente iluminadas con preciosas miniaturas alegóricas”, como recogía la prensa del momento, “debidas al pincel del inspirado artista Emilio Romero Barrero”.
Maximina
Paquita, del XII Salón de Otoñoc
La margarita, del XVIII Salón de Otoño
Muchacha con jarra, del XXII Salón de Otoño
Para 1930 ya era reconocido como un excelente pintor, recogiendo la Crónica de Arte del X Salón de Otoño, firmada por Luis León Domínguez, que …“Emilio Romero Barrero, tres notabilísimos óleos: una figura de mujer, Araceli, y dos bodegones, magistralmente interpretados”, publicándose además una fotografía de uno de sus bodegones.
Fotos de sus obras aparecen a partir de entonces en algunos medios, con motivo de su participación en el Salón de Otoño y en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1932… donde se destaca que “Emilio Romero Barrero interpreta muy bien los tipos de sus dos obras Una gallega y Carmen”.
Josefina, ABC, 1933
En 1932, la Revista hispanoamericana de ciencias, letras y artes publica un reportaje del artista, junto a tres fotografías de sus obras, en el que destaca que “Allá por el año 1923 llegó a Madrid un ilustre doctor en Medicina con el bagaje de su ciencia humanitaria y el ideal espiritual de un gran amor y entusiasmo por el Arte de la pintura. Emilio Romero Barrero, a quien aludimos, con los preliminares estudios plásticos iniciados en su patria andaluza, Cádiz, y al lado de Federico Godoy, al llegar a la capital de España empezó a recorrer la áspera senda de la conquista de un nombre artístico simultaneando este deseo con su noble actividad de mitigar el dolor ajeno. Años después, … se vio que aparecía en el movimiento espiritual estético un valor nuevo de indiscutible importancia. A partir de entonces, el nombre del ilustres doctor en Ciencias, … simultanea ambas actividades, y si bien es verdad que en la primera goza de un destacado lugar, en la segunda su prestigio artístico se parangonea en idéntica trayectoria.
Muchos éxitos y laureles ha conquistado el notable pintor andaluz. En Madrid, primero, al lado del llorado Romero de Torres, y posteriormente con el ilustre maestro y gran retratista Julio Moisés, con quien le unía fraternal amistad, ha llegado Romero Barrero a hacer destacar su labor pictórica, consiguiendo por su indiscutible talento situarse en el plano más importante de nuestra dinámica espiritual contemporánea. Este talento indiscutido, la simpatía personal, la actividad incansable del joven artista gaditano, hicieron el que la Asociación de Pintores y Escultores, hallando en justicia en él un elemento de suma importancia para un desarrollo y progreso en la marcha del organismo, lo estime como un insustituible secretario de su directiva, del que por su amor a la profesión y por su interés en el noble deseo de mejoramiento, la entidad va desarrollándose en movimiento de superación.
En cuanto a la característica de la labor pictórica de Romero Barrero… Los lienzos y superficies en donde los problemas se desenvuelven acusan en primer término, una honradez interpretativa poco común en estos tiempos. Los temas, compuestos con gran sencillez y buen gusto, estudiados con la conciencia en la propia estimación, dibujadas sus formas sin escamoteos engañadores y resueltos con un gran cromatismo realista, imprimen a la labor en conjunto de Romero Barrero el carácter de su temperamento equilibrado y al margen de todo prejuicio. Una marcada preferencia se observa también por los motivos femeninos, cualidad que contribuye lógicamente a su mayor simpatía.
Sus figuras de mujer inspiran al observador un sugestivo encanto, por el buen gusto de que se halla dotado el artista que las concibe, y de ahí la belleza integrada en cada una de las obras cuando principalmente la protagonista del cuadro es representada por una efigie femenina. Romero Barrero siente, además, intuitiva inclinación por asuntos de otra especie: bodegones y naturalezas muertas. Estos motivos son plasmados por el notable pintor con singular gallardía. Dotando a los estudios de grandes dimensiones y componiendo los accesorios con sabiduría realista, los elementos que los constituyen se hallan saturados de una gracia peculiar que los hacen excepcionales entre el núcleo de sus similares. Estos motivos tan llenos siempre de dificultades y de cuyo género Romero Barrero es uno de los más destacados maestros pueden, sin hipérbole, calificarse como de bellísimos y en los que, repetimos, la técnica se halla en ellas especifica con superlativa calidad… en un relativo corto espacio de tiempo la firma de Romero Barrero se incorpore a la de los positivos valores de nuestro arte actual… títulos de algunas de sus telas más destacadas.
Gaditana, lienzo representativo de su gentileza de una bella mujer andaluza, admirablemente dibujada y resuelto su colorido con la más plausible sencillez. Naturaleza en silencio, óleo en el cual las calidades de los elementos que lo integran acusan la honradez de un escrupuloso estudio. Carmen, cuya media figura es retrato perfecto de la gentil modelo, resuelto en una gama de tonos claros y armónicos. Madrileña y Rosarillo (este último se exhibe en el actual Salón de Otoño), telas similares en calidad técnica a los anteriores, y… para no ser excesivamente prolijo en citas, señalaremos, finalmente, el bodegón de grandes dimensiones denominado La bombona verde, en el cual, como en otros muchos, el problema difícil y complejo de los diversos valores y calidades e interpretación de los vidrios y cristales se hallan logrados con verdadera maestría y dominio del oficio, y que confirman plenamente las envidiables cualidades del gran artista del que hoy ocupa nuestra atención: el ilustre médico, pintor y secretario Socio de Honor de la Asociación de Pintores y Escultores, Emilio Romero Barrero”. E.N.
Gallega, del XI Salón de Otoño
Bodegón, del X Salón de Otoño
Un año muy fructífero el de 1932, ya que en el III Salón de Médicos Artistas celebrado en el Museo de Arte Moderno de Madrid, la prensa vuelve a destacar que …“En la sección de pintura, la más nutrida y, desde luego, la más dotada de logros laudables, reencontramos, por ejemplo, a Emilio Romero Barrero, con el excelente retrato femenino Carmen, y varios bodegones y naturalezas en silencio de buena calidad y brillantez ya estimadas en Exposiciones del Estado y de la Asociación de Pintores y Escultores”.
En 1933 su logrado reconocimiento artístico le llevó a ser nombrado jurado del XIII Salón de Otoño.
En 1933, y tal y como publica La Libertad, su casa, situada en la calle Narváez, 8, fue “víctima de un robo en el que violentando la puerta de entrada con una palanqueta, se llevaron objetos, alhajas y monedas de oro por un valor total de 6.500 pesetas”.
Presentó obra a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1934, que fue reconocida por la prensa, que destacó que “la figura de mujer de Romero Barrero, llena de garbo y gracia, y en la que el notable pintor no desdeice de la buena escuela de su maestro Julio Moisés”.
Camerino, del XXV Salón de Otoño
Nati, del XI Salón de Otoño
En 1935 su obra formaba parte de una exposición de obras de artistas andaluces realizada en el Liceo Andaluz, dirigida y comisariada por José Prados López, en la que participaron otros miembros de la AEPE como Gonzalo Bilbao, Amparo González Figueroa, Vázquez Díaz, Francisco Soria Aedo, López Mezquita, Moreno Carbonero, Julio Moisés, Pedro Antonio, Rafael Botí, Coullaut Valera, Blanco Coris…
En 1945 participó en la Exposición de Bellas Artes celebrada en el Palacio de la Lonja de Palma de Mallorca, organizada por la Asociación de Pintores y Escultores.
En 1950 obtiene la Tercera Medalla en la Exposición de Médicos Pintores celebrada en Elche, y dos años más tarde participa en la Exposición de Médicos Pintores de la Facultad de Medicina de Madrid.
En unas líneas publicadas en el diario Pueblo, él mismo se define como “pintor de figura y retrato”.
Eugenia, del XXV Salón de Otoño
Bodegón, del X Salón de Otoño
Ponente del I Congreso Médico Nacional de la Cruz Roja de 1959, con el título de “Rehabilitación y recuperación de inválidos”.
Condecorado con la Medalla de Plata y la Medalla de Oro de la Cruz Roja Española, Medalla de Oro del Centenario de las Cortes de Cádiz, fue académico correspondiente de las Reales Academias Hispanoamericana de Ciencias y Artes de Cádiz y de la Real Academia de Medicina.
Falleció el 13 de octubre de 1965 en Madrid, a los 75 años.
La bombona verde
Carmen, del XI Salón de Otoño
Emilio Romero Barrero y la AEPE
Asociado en 1928, en 1930 fue nombrado médico oficial de la AEPE, ofreciendo sus servicios con tarifas reducidas un 25% a los socios de la entidad.
Cuando en 1929 la AEPE inauguró la Sala de Exposiciones propia, participó en la exposición colectiva organizada a tal efecto.
En 1930 fue Socio de Mérito del Salón de Otoño, logrando un año después, el título de Socio de Honor, que repetiría en 1952, con motivo del XXV Salón de Otoño.
Elegido Secretario de la AEPE el 31 de marzo de 1930, ocupó ese cargo hasta 1934.
En 1933 fue el encargado de leer el manifiesto que sobre la Federación de Artistas presentó la AEPE en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, formando también parte del comité para estudios del Reglamento, creado a tal efecto.
Ese mismo año ejerció de Secretario del jurado del XIII Salón de Otoño.
En 1936 fue elegido Vicesecretario, puesto en el que repitió de 1939 a 1943.
En el Salón de Otoño de 1950 obtuvo la Tercera Medalla de Pintura, logrando la Segunda Medalla en el Salón de 1952 y finalmente la Primera Medalla, en el Salón de 1955.
De él escribió el crítico y Secretario de la AEPE, José Prados López: “Mitad poeta, mitad filósofo, sabe cantar y ocultar sus penas y sus contentos”
Participó en las siguientes ediciones del Salón de Otoño:
VII Salón de Otoño de 1927: 568.- Retrato de la Srta. De Núñez; 569.- Bodegón.
VIII Salón de Otoño de 1928: 230.- Retrato de la Srta. María García, óleo, 1,01 x 0,81.
IX Salón de Otoño de 1929: 167.- Gaditana, óleo, 1,16 x 1,00.
X Salón de Otoño de 1930: 240.- Bodegón, óleo, 0,70 x 0,84; 241.- Bodegón, óleo, 0,71 x 0,92; 242.- Araceli, óleo, 0,80 x 0,69.
XI Salón de Otoño de 1931: 245.- Maximina, óleo, 0,87 x 0,77; 41 bis.- Gallega, óleo, 0,94 x 0,76; 43.- Carmen, óleo, 0,94 x 0,77; 56.- Nati, óleo, 0,53 x 0,46.
XII Salón de Otoño de 1932: 80.- Rosarillo, óleo, 1,08 x 0,88; 84.- Paquita, óleo, 1,08 x 0,88.
XIII Salón de Otoño de 1933: 32.- Josefina, óleo.
XV Salón de Otoño de 1935: 24.- Retrato de D. Santiago Ramón y Cajal, óleo.
XVI Salón de Otoño de 1942: 17.- Reposo, óleo.
XVIII Salón de Otoño de 1944: 84.- La margarita, óleo; 86.- Bodegón, óleo.
XXI Salón de Otoño de 1947: 56.- La niña del gallo, óleo.
XXII Salón de Otoño de 1948: 223.- La guitarra; 86.- Mujer del jarro; 90.- El mantoncillo.
XXIII Salón de Otoño de 1949: 126.- Sole.
XXIV Salón de Otoño de 1950: 20.- Zagala, óleo; 21.- Bodegón, óleo.
XXV Salón de Otoño de 1952: 79.-Camerino, óleo; 80.- Eugenia, óleo; 86.- Amalia, óleo.
XXVI Salón de Otoño de 1954: 77.- Mantilla negra.
XXVII Salón de Otoño de 1955: 87.- Toledana, óleo.
XXIX Salón de Otoño de 1957: 113.- Bodegón, óleo; 114.- Figura, óleo.
XXXV Salón de Otoño de 1964: 172.- Figura, óleo; 173.- Maternidad gitana, óleo.
La guitarra, del XXII Salón de Otoño
Gaditana
Retrato de la Srta. María García, del VIII Salón de Otoño
Fotografía aparecida en el diario Pueblo, 1950
Rosarillo
Zagala, del XXVI Salón de Otoño
El cántaro, del XII Salón de Otoño
Sole, del XXIII Salón de Otoño