Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

Lo nuevo viejo

 

Todo lo que rinde un beneficio, ya espiritual ya material, está vivo. Hay palabras que esta sociedad viste de desprestigio: viejo, tradición, decencia, esfuerzo, excelencia, belleza. Pero, lo que es útil, permanece. ¡Que un pintor se considere carca porque pinta, es como que un cerezo se mustie por estar florido! En We Collect se ha presentado la pintura de Pablo Merchante, impantacte, como la que exhibe Charles Villeneuve en el Botánico. ¡El arte, la poesía, es lo único que no envejece!

 «Más Puro que el viento. Festival de Cante Jondo a la orilla del mar». 2020. Técnica Mixta. Encáustica sobre papel maché y tela; obra de  Muerta Jacinta

 

Voy a hablar más de ignorancia que de sabiduría. Una persona, con inteligencia natural, puede desconocer un asunto, no ser un erudito, pero actuará con la luz de su talento, con la prudencia del quien ve la claridad, aunque esté acosado por la noche. Ignorante es el que no quiere aprender, porque cree que todo lo sabe y, ante esa convicción, todo le sobra, desde la razón al arcano cultural. Ignorante es el que renuncia a vivir, como ser sentiente, ya que cree estar un escalón más arriba y se refugia en la acción.

Es precioso respetar la limpidez de las palabras, sus fundadas mutaciones. Y preciso. No podemos entendernos si a cada palabra le asignamos un ánimo subjetivo. No todos somos Valle-Inclán, por eso urge estudiar más y conocer mejor el idioma en el que nos comunicamos. Las palabras nuevas han de tener por calántica el halo de la idoneidad, el resplandor del milagro. La ignorancia es camaleónica, al igual que la ironía, y hay que estar finos para detectarlas, desenmascararlas o admirarlas.

En el reciente Congreso Internacional de la Lengua Española en Cádiz tuvo lugar un taller y un “show con tres de los grandes nombres de la escena <freestyler> nacional”. En otra entradilla de la noticia, ABC, leemos: “Un <freestyler>, una <host> y un DJ reflexionan sobre el arte de la improvisación y el vacile”. ¿Qué puede entender el lector medio de este galimatías desangelado con pretensiones intimidatorias?

Otra vista de «Festival de Cante Jondo a la orilla del mar»; la bailaora 26x10x37 cm, las figuras sentadas: 9x10x26 cm. Obra de Muerta Jacinta

 

El periódico asegura: “es Mnak uno de los mejores <freestyler> de España”. Menos mal que Ignacio Romero Montero, Mnak, afirma: “No hemos inventado nada, todo esto viene de la trova. Somos trabajadores de la palabra, exprimimos el diccionario al máximo”. Queen Mary, “una de las celebérrimas <host> en España” apunta: “En las batallas se está creando un nuevo lenguaje más universal, validado por todos, en América y en España{….}Los que compiten son artistas, gente que ya está muy formada, con mucha cultura”.

Intervino también DJ Verse, pinchadiscos, promotor musical, mezclador, que pone música de fondo al encuentro. Y se cita una publicación de la jerga <freestyler>. Con perlas como <beatboxer>, que deriva de <beat boxer>, caja de ritmos, y que identifica a una persona que imita sonidos con la voz. <Booker>, representante de estos raperos; <blinblin>, estilo excesivo de vestir; <host>, presentador/ra, anfitrión/na o locutor/ra. Añadiendo que son ya muy conocidos en el ramo los <beatboxer> Jals y Zerpa.

Sabemos por la información abecedaria que Mnak quiere que la RAE acepte <freestyle> en el DILE, porque “no es lo mismo que estilo libre, eso si, escrito <fristail>, como quería el académico Salvador Gutiérrez Ordoñez. En fin, una clamorosa confesión de que todas estas personas no están tan formadas como dicen, ni son tan cultas como presumen. Por ello decía de suso que hay que estar ojo avizor con la ignorancia y la ironía. ¿Qué es eso de crear “un nuevo lenguaje más universal”?

 «Clavel y lirio cerca de Portugal», 2022; oleo, spray y gesso sobre lino, 280×200 cm; Pablo Merchante en WE Collect

 

Estoy a favor de las novedades, soy filoneísta. El filoneísmo es la actitud de quien defiende y promueve lo nuevo, lo que se genera cada instante. Es curioso que ambas palabras han desaparecido del DRAE, vigésima segunda edición. En tanto que mantiene misoneísta, hostil a las novedades, y misoneísmo, actitud propia del misoneísta, aversión a lo nuevo. Palabra acuñada por el criminalista Cesare Lombroso en 1884 y forma parte del DRAE desde 1925, apareciendo en Diario Oficial de Avisos de Madrid, el 12 de enero de 1885.

Todo evoluciona y la lengua no iba a ser una excepción. Nosotros mudamos con harta frecuencia. Mas, una cosa es evolucionar, asimilar, integrar nuevas acepciones; y otra, muy distante, echarse en brazos de la zafiedad, la incultura y la ignorancia, de la que no se libra la venerada “Española” a través de algunos de sus componentes.

Pedro Álvarez de Miranda, numerario de la RAE, relaciona “la alergia a las novedades” con el purismo, ”referencia a las actitudes de hostilidad o resistencia ante las novedades idiomáticas”. Advirtiendo que la palabra purista accede al español con las Cartas eruditas y curiosas de Feijoo, 1742. Ingresando purismo y purista en el diccionario de Terreros, en 1762, y en el de la Academia en 1803.

Estas peleas de gallos, estos enfrentamientos de raperos, retóricas y gangosas, empalagosas y sin ángel son tan antiguas como la historia. Incluso tuvieron antaño una altura de la que carecen hogaño. Las conocieron los griegos, los romanos. Y fueron los trovadores quienes las institucionalizaron entre los siglos XI e inicios del XIV, en el sur de Francia, norte de Italia y noreste de España.

El trovador es un caballero medieval que trovaba en lengua provenzal; músico y poeta que componía sus obras y las interpretaba en entorno de nobleza. Martín de Riquer dice que nunca se les llamó poetas. El ministril es el músico que acompañaba al juglar o trovador. Se conocen varias suertes: trobar ric, trobar clus y el trobar leu, con cierto perfume a dolce stil novo.

Enrique del Río, Merchante y Constantino Molina, en We Collect

 

Los troveros aparecieron más tarde en el mismo ámbito de la lengua d’oc. Las formas habituales de sus composiciones son: lais, pastorales, romances, rondós, sirventés y virelais. La obra mejor conservada del s. XIV es la del clérigo y poeta Guillaume de Machaut. En la actualidad, trovero es quien improvisa cantando en el medio caribeño. No se puede obviar los concursos de poetas centroamericanos realizando sus combates con décimas, lo que lo hace más complicado y exigente la trova.

Aún, está la tenzón o tenson, poema provenzal de controversia que disputaban un trovador y un juglar. Aquel que iniciaba la tirada de versos elegía el argumento, tendiendo a ridiculizarse entrambos. Está estructura es considerada como un subgénero de las cantigas de escarnio. Se conservan, amén de en occitano, treinta tenzones galaicoportuguesas. Su acmé tuvo lugar en el reinado de Alfonso X el Sabio, entre 1250/1280. La más antigua de las que conocemos es de Ugo Catola y Marcabruno, 1134/36.

¡No me digan que no hay razones para emplear tenzón, juglar, trovador, trovero o ministril, antes que <fristail>, <host> y <disc-jockey> o pinchadiscos! Cada generación pretende tener su propia mirada. Nada que objetar, es una razonable aspiración, pero, ¡por favor, un mínimo de elegancia con todo lo mejor que nos ha precedido! Si no podemos obviar a Cervantes, El Quijote, Quevedo, Lope, Góngora y su excelsa compañía, ¿a qué abandonarnos en brazos de la ignorancia en aras de la modernez? Nada de todo ésto es nuevo; lo determinante, lo revolucionario, lo profundo es la belleza, en el lenguaje y en cualquier forma de expresión.

En Estudios literarios, Austral, Espasa-Calpe 1938, escribe Ramón Menéndez Pidal: en la España de los Trastámara “había un ejercicio literario, la recuesta o disputa de dos trovadores, obligando al segundo a responder en la misma forma y rimas que había usado el primero {…} este juego literario fue ganando el terreno que la poesía amorosa dejaba vacío, y llegó a ser el preferido entre los poetas de Enrique III”, p. 213, 8ª edic, 1957.

«Gerión», 2000, piedra de Tamajón, 28x20x11 cm, talla directa, Alcántara

 

En esas recuestas participaron micer Francisco Imperial, Ferrán Manuel, Juan Alfonso de Baena, Juan García y Álvarez de Villasandino, por el que no sienten aprecio ni Baena, a pesar de recopilarlo en su Cancionero, ni Menéndez Pidal, cuyo olfato para la poesía era justito, al margen de sus hitos como investigador de nuestra lengua. Avaro, mendicante, borracho y orgulloso cantaba: “Señores, para el camino/ dat al de Villasandino”.

 Con probabilidad, para la mayoría de las personas, recuesta, tenzón, ministril, trovador, cantiga de escarnio, son palabras que no les dicen nada hoy, pero es culpa de su desidia, porque la ignorancia es algo propio, no se puede culpar a los demás de ella. Son palabras con raigambre, prosapia, con historia, que han gozado de uso, sobredoradas por los siglos y los vuelos de escritores y músicos que tentaron la gloria. Y en todo caso, ¿qué puede sugerir a un hispanohablante las palabras <fristail>, <dj>, <host>, <beatboxer>, <booker>, <bot>, etc.

El ridículo está siempre animado por sentimientos y actitudes negativas, por la degradación, la estulticia, la ignavia. Nadie hace el ridículo a sabiendas ante los demás. A una vestimenta excesiva, inapropiada, kitsch, estrambótica, llamarle <blinblin>, simplemente me parece una catetada, impropia de quien se autodefine formado y culto.

Con los elementos de comunicación, con lo que hay que compartir porque pertenece a todos, hay que ser muy respetuosos, limpios, aseados; pulcros, si es posible. Hablo de la lengua, del español que es lo que nos concierne. Se nota cierta inquietud en este asunto y es bueno, pero deberían abstenerse azoreros, arribistas y tramposos. A una persona tan inteligente como Martín Caparrós se le ocurren también muchas pavadas, una de ellas es llamar al español, ñamericano; teje un argumentario tan pobre que no cuadra con su brillantez ¡Y mira que tiene legión de seguidores y que es un profeta del futbol!

«Toledo, antes de amanecer, desde la iglesia de los jesuitas», 2021, acuarela y tinta sobre papel Saunders waterford, 183×350 cm; autor, Charles Villeneuve (fotografía de Juan Portones)

 

Concluye Caparrós, El País Semanal, 9.IV.23, que hay que buscarle otra denominación al español:“Y así, algún día, sabremos qué idioma hablamos, cómo se llama nuestra lengua”. ¡Me extraña tanto, que me asombra Caparrós¡ Él sabe muy bien el idioma que habla, cómo el lector menos leído lo sabe. ¡Hombre, por cambiar que no falte, podríamos llamar al inglés, globalés; al italiano, vaticanés; al chino, arrocés y al árabe, desiertés o petrolés!

Algunos iluminados aseguran que el futuro es el espanglish, olvidando que el futuro lo hacen los hombres que sueñan y quienes sueñan no están nunca atados a directrices, ni consignas. Para el sardo Antonio Gramsci “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”. Estamos en época de aparición de monstruos. Debemos estar comprometidos en no contribuir a la monstruosidad. Aunque todo hace indicar que ya nos ha caído encima y nos hemos habituando a ella. ¡Atención, no claudiquen ante los verdugos de la lengua, sean decentes no más!

Toda esta bazofia del lenguaje inclusivo y sus voceros tiene una insoportable carga de ignorancia y de cinismo y de hipocresía y de falsía. Un problema no se arregla con cambiarle de nombre y un nombre se deturpa cuando cambia su contenido. Los ignaros son transparentes, se les ve venir, aunque se disfracen de ministras, de académicas o de gregarios adictos al ditirambo. ¡Los macarras cantan, se los oye a distancia!

Ignoramos nuestro pasado, queremos vivir tan rápido que, el presente es menospreciado con la pretensión de vivir en el futuro. No se vive en el futuro. Sin un presente feraz, no hay más que incertidumbre, ocurrencias y ausencia de porvenir. Lo nuevo viejo es un debate muy Juan de Mairena y viene a decirnos que ni todo lo que creemos nuevo lo es, ni todo lo que ha sucedido está muerto, borrado, por más que lo ninguneemos.

» Busto de niño», bronce, 40 x 30 x 20 cm, Pedro Quesada

 

El hurmiento, la gracia de una acción humana, material o inmaterial, se detecta asohora, pero son sucesivas generaciones humanas las que avalan su constante contemporaneidad. Las imágenes que acompañan estas palabras tienen un valor intrínseco excepcional. El ángel de Muerta Jacinta y sus flamencos es inconmensurable, como lo es la actualidad de la pintura, la que realizan Merchante o Soledad Fernández, tan diferentes. La piedra es vieja, milenaria, pero el arte que conforma es universal, vívido, de ahora mismo.

El realismo no tiene edad, puede ser excelente o un muermo: lo constatamos en las esculturas de Pedro Quesada y de Alcántara. No hay debate entre abstracción y figuración, el arte es plural. ¿A qué se debe el éxito de Charles Villeneuve en su impresionante  exposición en el Jardín Botánico? A que el micelio de su obra lo ahorman una mano soberbia para el dibujo y una dulce solercia para la acuarela. Lo reaccionario es alejarse de la cultura, ignorarla, falsificarla; lo contestario es la belleza, su búsqueda, su protección, su canto.

 

                                                                                                                    Tomás Paredes

                                                                                               Presidente H. de AICA Spain

Recordando… Joaquín Bilbao Martínez

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Joaquín Bilbao Martínez

BILBAO MARTINEZ, Joaquín                 E    1910(F155)                 1864           SEVILLA             TOLEDO               30.ene.1934

 

Socio Fundador de la AEPE

 

 

Joaquín María Leopoldo Ceferino Juan Bautista del Gran Poder y de la Santísima Trinidad Bilbao Martínez nació en Sevilla el 27 de agosto de 1864.

Hermano del pintor y también Socio Fundador Gonzalo Bilbao, era el sexto hijo del tarifeño Leopoldo Bilbao Caballero y de la sevillana Joaquina Martínez.

La numerosa familia, que contaba con doce hijos, vivía acomodadamente gracias al trabajo del padre, abogado y propietario agrícola que en 1891 se presentó a las elecciones con el Partido Liberal Dinástico de Sevilla.

Joaquín empezó sus estudios en el Colegio San Alberto Magno, y los continuó en el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza de Sevilla.

Junto a su hermano Gonzalo, asistía además a clases de Dibujo y Acuarela del profesor Pedro Vega.

El escultor en 1901

 

En 1881, se matricula en la Facultad de Derecho de la antigua Universidad Literaria de Sevilla, terminando sus estudios en 1887, colegiándose en 1890 y comenzando a trabajar en el bufete de Manuel de Bedmar y Escudero.

En sus ratos libres, asistía al taller de pintura de su hermano Gonzalo, donde pintaba vasijas de barro que traían las señoras, pasando después a modelarlo y como encontró un enorme placer en esta disciplina, comenzó a trabajar en el taller de escultura de Antonio Susillo, abandonando la abogacía a los 29 años para dedicarse por completo a la escultura.

Participa en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1897 con la obra Sueño de amor, logrando una Medalla de Tercera Clase.

Un año más tarde presentó a la Exposición de Bellas Artes de Barcelona de 1898, la obra El sueño de la Virgen.

En 1900 presenta el Monumento a Antonio Cánovas del Castillo a la Exposición Universal de París, con la que logra la Tercera Medalla.

Otra imagen de la prensa de la época del escultor, en 1901

 

Resuelto a seguir aprendiendo, ese mismo año se traslada a París y allí estudiará en la Academias de Bellas Artes, haciendo continuos viajes de estudio por Bélgica y Holanda, donde admira la obra del pintor y escultor Constantin Meunier, así como por  Alemania e Inglaterra.

Así descubre el mundo escultórico de Rodin, Dalou y la estética del Art Nouveau.

Estatua de Antonio Cánovas del Castillo, en Madrid y su monumento

 

En 1902 participó en el Salón de París con la obra El resultado de una huelga, recibiendo una Mención de Honor.

En 1902 fue nombrado Comendador Ordinario de la Orden Civil de Alfonso XII.

En 1904 regresa a su Sevilla natal, siendo nombrado por la Academia de Bellas Artes sevillana, como vocal de Escultura de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos.

En 1907 participará en la Exposición de Bellas Artes de París.

Joaquín Bilbao en 1912

 

En 1909 ejercerá de profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Toledo, donde fue conservador de la Casa Museo de El Greco.

En 1910 participó en la Exposición de México con las obras Gitanilla y Muchacha y torero y en la Exposición de Arte Español de Buenos Aires con la obra El último tributo, que le vale la Primera Medalla.

Su participación en las exposiciones que se realizaban en Sevilla fue continua a partir de entonces.

El beso materno

 

En 1912 participó en la Exposición Nacional con las obras Madre e hijo y Carmencita, obteniendo Segunda Medalla.

Entre 1914 y 1919 acogió como discípulo a Enrique Pérez Comendador, cuya biografía abordamos ya en otro número de esta revista.

Autorretrato

 

Desde 1924 una pertinaz dolencia que le privó de la vista, le apartó del mundo del arte que tanto amaba.

Diez años después, completamente ciego, fallecía en Sevilla, el 30 de enero de 1934, arrastrando siempre la coletilla de ser el hermano del autor de Las cigarreras, pese al enorme número de obras que realizó.

Tras su muerte, la familia donó a la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, las obras escultóricas que guardaban, para su conservación y exhibición en el Museo Provincial de Bellas Artes, cumpliendo así la última voluntad del escultor.

Estatua funeraria del cardenal Marcelo Spínola (1912), capilla de los Dolores de la catedral de Sevilla

 

​Académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando desde 1897, fue socio del Ateneo, al que pertenecía desde su fundación en 1887, siendo presidente de su sección de Bellas Artes, entre 1917 y 1919.

Dotado de un gran oficio, enfrentó con brillantez todos los géneros, desde la escultura conmemorativa a la religiosa, pasando por el retrato y el bajorrelieve, pero donde más cómodo se encontraba era en los trabajos de pequeño formato, resueltos con un exquisito virtuosismo en el que se concitan soluciones del pasado y de la renovación plástica del fin de siglo, que dan por resultado trabajos atractivos, gratos y modernos.

Por ello fueron los más demandados por su clientela privada y los que centraron su participación en los certámenes expositivos.

Desnudo femenino

 

En las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes mantuvo una presencia testimonial, con asistencia sólo a las de 1917 y 1926; por el contrario, a las Primaverales de Bellas Artes, organizadas por el Ateneo, casi nunca faltó. Estuvo presente en ellas desde 1897, pasando por las de 1900, 1904, 1905, 1906, 1910, y perseverando en las de 1916, 1917, 1918, 1922, 1924, 1925, 1926, 1929, hasta llegar a la de 1930.

No obstante, las creaciones que más relevancia le dieron fueron las de carácter público, en su gran mayoría vinculadas con el arte religioso. Entre ellas pueden reseñarse: en 1914, para la catedral hispalense, el retablo plateresco, con los relieves de la Dolorosa y de San Juan, en la capilla del Cristo de Maracaibo; en 1916, para la Hermandad hispalense de las Cigarreras, el miguelangelesco Cristo del Dolor; en 1919, para la iglesia de Cumbres Mayores, Huelva, la imagen de Nuestra Señora de los Dolores; en 1922, los cuatro sayones para el misterio de la Coronación de Espinas, de la Hermandad sevillana de la Coronación; también en 1922, la talla del Buen Pastor, para la iglesia sevillana del Sagrado Corazón; y con posterioridad a 1917, las 20 estatuas de la catedralicia portada de la Concepción, que fueron llevadas al tamaño y material definitivos, la terracota, por su colaborador Adolfo López, hacia 1924.

Cristo del Dolor Hermandad de Cigarreras de Sevilla y detalle

 

Como técnicas trabajó, además del bronce, el barro (en el que era un consumado experto), la porcelana biscuit, la madera o el mármol. Practicó también la pintura y el urbanismo, participando en la comisión para el embellecimiento de la Plaza de Triunfo.

Muy próximo al arte cristiano queda su mausoleo del cardenal Spínola, labrado en 1913 para la catedral de Sevilla, y hasta cierto punto su participación en el monumento sevillano a san Fernando, donde sólo hizo la figura ecuestre del soberano, ya que su proyecto fue sustituido por el del arquitecto Juan Talavera y Heredia.

Durante estos años sevillanos sus obras civiles son más extrañas, destacando la alegoría de las Artes en el monumento madrileño a Alfonso XII y el retrato de Alfonso XIII, en el Ayuntamiento de Sevilla.

Concluyó sus días con la satisfacción de ver cómo sus discípulos alcanzaban la fama, y entre ellos su predilecto, Enrique Pérez Comendador, pero también Vicente Rodríguez-Caso Giménez de Aragón, Agustín Sánchez-Cid y Agüero o Mauricio Tinoco Ortiz.

El monumento a Maese Rodrigo

 

Su carrera artística siempre estuvo oscurecida por la de su hermano, Gonzalo Bilbao, el mejor pintor impresionista sevillano del cambio de siglo.

Joaquín Bilbao procuró siempre impregnar su arte de un sentimiento profundo y de una identificación cordial con las pasiones cotidianas. En él no hay aparatosas concepciones, ni teatrales máquinas que tan lejos están de la riqueza decorativa, como de labrar surcos hondos en el corazón.

Apenas llegó a firmar ningún monumento y huyó siempre de esa vacuidad escultórica en la que se hacen alardes de ficticia grandiosidad y se recurre a manidos y rancios preceptismos simbólicos.
Joaquín Bilbao fue siempre un realista, un ligado a la vida cotidiana y así, todos los asuntos de sus estatuas o grupos escultóricos, expresan episodios y sentimientos observados por él directamente.

Estatua ecuestre del rey san Fernando en su monumento (1924). Sevilla, y detalle

 

Realizó obras en bronce destinadas a diferentes espacios públicos, como la estatua del Rey San Fernando de la Plaza nueva de Sevilla, integrada en un monumento diseñado por Juan Talavera y Heredia, la escultura en memoria de Antonio Cánovas del Castillo, de la Plaza del Senado de Madrid, Alegoría de las Artes, integrada en el monumento a Alfonso XII que se encuentra en el Parque del Retiro de Madrid, o la estatua de Maese Rodrigo Fernández de Santaella para la antigua Fábrica de Tabacos de Sevilla, hoy sede de la Universidad.

Alegoría de las Artes del Monumento a Alfonso XII en el parque del Retiro (1922). Madrid

 

Entre sus tallas en madera de tema religioso, podemos destacar un anterior Cristo atado a la Columna para la Hermandad de las Cigarreras de Sevilla, la Virgen de las Tres Avemarías para la Capillita de San José o las figuras de los cuatro sayones realizados en 1912 para la Hermandad de El Valle de la capital andaluza.

Otras obras importantes son el apostolado neogótico realizado para la terminación de la Puerta Grande o Puerta de la Asunción de la Catedral de Sevilla, y también para la Capilla de los Dolores de esta catedral, el sepulcro del Cardenal Marcelo Spínola, obra de 1906. Y para Cumbres Mayores, Huelva, la Virgen de la Soledad en mármol blanco arrodillada ante el sepulcro de José María Morón y Barrientos.

San Bartolomé

Gitana

Un rincón de su estudio. La Esfera, 1916

Muchacha holandesa

La niña del pato

Escena amorosa

La Virgen de las Tres Avemarías

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes de la AEPE: José Subirá Puig

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

 

La  Gaceta de Bellas Artes 1929: José Subirá Puig

Al dejar la presidencia José Francés, la revista siguió con el comité de redacción formado por Jesús María Perdigón, Angel Vegué, Ramón Pulido y Pedro García Camio, como secretario, al que después se incorporó Antonio Ortíz de Echagüe como Presidente, pero no como director de la Gaceta.

La Gaceta se vendía en Barcelona en Galerías Layetanas, calle Cortes núm. 613

Meses más tarde, a Antonio Ortiz de Echagüe le fue concedida la Legión de Honor, viéndose precisado a dimitir como Presidente de la AEPE, por residir más tiempo fuera de Madrid que en la capital, siendo sustituido en el cargo por Julio Moisés.

El Secretario General, Pedro García Camio, dimitió, ocupando ese cargo de forma interina, Jesús María Perdigón, quien terminaría también dimitiendo, nombrándose provisionalmente a Roberto Fernández Balbuena, si bien la Asamblea General celebrada el 31 de mayo, eligió definitivamente a Emilio Romero Barrero, pintor y desde febrero, médico oficial de la Asociación.

La biografía de Roberto Fernández Balbuena ya la abordamos en la Gaceta de Bellas Artes de Julio de 2021, al ver la Medalla que con su nombre, se concede en el Salón de Otoño.

La Gaceta de Bellas Artes estaba regida por un comité de redacción en el que figuraba el secretario, y en el que Roberto Fernández Balbuena ejercía de director, quien, en junta de 15 de mayo dio cuenta de sus proyectos respecto a la revista y que se fueron madurando a lo largo de todo el año. También figuraba en dicho comité José Subirá, redactor de temas musicales, y Enrique Estevez Ortega.

Nuestra Gaceta era quincenal, empezando el año con 24 páginas, y, aunque terminó con 12, se anunciaba la próxima aparición de Plástica, que sería la nueva forma de la Gaceta abierta a todos los amantes del arte. La suscripción por trimestre seguía siendo 3 pesetas.

 

José Subirá Puig

 

José Subirá Puig retratado en 1934 por Gabriel Esteve Fuentes, RABASF

 

José Subirá Puig nació en Barcelona el 16 de agosto de 1882.

Al obtener su padre, Mauricio Subirá, un puesto de catedrático de instituto en Ciudad Real, el joven José cursó en aquella ciudad los estudios escolares, al mismo tiempo que iniciaba los estudios musicales, que efectuó con el organista de la Catedral.

Desde 1896 fijó su residencia en Madrid, salvo dos años que residió en la ciudad belga de Amberes.

En 1900 logró el Primer Premio de Piano en el Conservatorio de Madrid. Un año más tarde, el Primer Premio de Armonía también en el Conservatorio de Madrid.

En la Universidad de Madrid llevó a cabo la carrera de Derecho, actividad que simultaneó con los estudios musicales en el Conservatorio.

En 1904 obtuvo el Primer Premio de Composición en el Conservatorio de Madrid.

 

José Subirá en 1930

 

Una vez licenciado en Derecho en 1904, se doctoró en 1923 pero su verdadera vocación era la música, y por tal motivo concluyó las carreras de Piano y Composición, obteniendo siempre las máximas calificaciones.

Se presentó al célebre Premio de Roma, que conllevaba una estancia de estudios en la capital italiana, sin obtener el premio, razón por la que Subirá abandonó la composición para dedicarse enteramente a la musicografía.

Entre 1906 y 1908 fue profesor de la Universidad Popular de Madrid, dictando conferencias y desarrollando diversas iniciativas culturales. Dio lecciones monográficas en el Museo del Prado y conciertos comentados en asociaciones obreras del momento.

Paralelamente a esta actividad docente, desarrolló una intensa actividad de crítica musical en periódicos y revistas.

José Subirá Puig

 

En ellas escribía con numerosos pseudónimos, como Jesús A. Ribó, Rosa I. Jubés, Mauricio Puig, Ixión y El Bachiller Orfeo.

Ascienden a varios millares los artículos diversos y las crónicas musicales que aparecieron en la prensa española durante más de treinta años, a partir de 1905, aproximándose a trescientos cincuenta los que ha publicado en el Diario de Barcelona sin interrupción desde 1954, dando con frecuencia nuevas noticias como frutos de sus investigaciones musicológicas.

Colaboró en las principales revistas españolas, entre ellas Revista de la Bibliotecas, Archivos y Museo del Ayuntamiento de Madrid; Gaceta de Bellas Artes, Revista Musical Catalana, Las Ciencias y Arbor, y en las más destacadas de Europa: Revue de Musicologie, La Revue Musicale  y L’Opéra-Comique, de Francia; Die Musik y Musik in Leben, de Alemania; Acta Musicológica, Boletín de la Sociedad Internacional de Musicología y en varios diccionarios musicales, entre ellos el Musik-Lexicon de Riemann en su undécima edición y el Diccionario Enciclopédico Salvat y en la Enciclopedia Universitas.

De 1908 a 1910 trabajó en Amberes en calidad de secretario del Consulado General de la República Argentina en la ciudad belga.

José Subirá en 1928

 

En 1911 regresó a Madrid y no logra aprobar la oposición a la cátedra de Historia de la Música en el Conservatorio, ni tiene tampoco suerte en la carrera consular, lo que le obligó a trabajar primero como auxiliar en la secretaría de la Junta de Ampliación de Estudios, y luego en el que sería su empleo durante treinta años, como auxiliar administrativo en el Ministerio de Trabajo.

Su vocación musical y su dilatada actividad como musicógrafo, con importantes libros y artículos en su haber, le llevan a dirigir en 1917 la revista Arte Musical.

En 1923 se doctora en la Facultad de Derecho.

En 1928 la Real Academia Española le publica el primer tomo de La tonadilla escénica, al que seguirán otros tres. Ese mismo año, es nombrado delegado oficial en el Primer Congreso Internacional de Música Popular organizado por el Instituto Internacional de Cooperación Intelectual celebrado en Praga.

El musicólogo en la ficha de la RABASF

 

En 1930 lo será para el Primer Congreso Internacional de Musicología de Bélgica.

Tras la guerra civil, en 1941 fue sancionado con la separación definitiva de su puesto como auxiliar del Ministerio de trabajo, como consecuencia de la depuración política.

Entre 1942 y 1944 se encarga de hacer los miles de fichas que recogen vocabularios de diversas material por encargo de la Real Academia Española y con destino a su Diccionario Histórico en preparación.

En 1944 se fundó el Instituto Español de Musicología, encuadrado en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y Subirá se convirtió primero en secretario de la Sección de Madrid, y en 1950 en jefe de ésta.

En 1945 obtiene el Primer Premio Nacional de Musicología en concurso público y el Premio de la Fundación Conde de Cartagena, concedido en otro concurso público por la Real Academia Española, al presentar un léxico de música y danza con más de cuatro mil voces.

 

En 1952 fue elegido académico numerario de la Real Academia de San Fernando: su discurso de aceptación versó sobre Un vate filarmónico: don Luciano Camelia, siendo contestado por el académico secretario, José Francés.

En 1954 fue nombrado Bibliotecario Perpetuo de la Academia y en 1957 director de la revista corporativa Academia.

Aquel mismo año fue nombrado miembro correspondiente de la Hispanic Society de Nueva York.

En 1968 es nombrado miembro honorario del Instituto de Estudios Madrileños por sus méritos personales y por los servicios prestados al mismo.

El alcalde de Madrid le impuso la Medalla de Honor de la ciudad en 1977.

José Subirá falleció en Madrid, el 7 de enero de 1980, a los 98 años.

 

Entre las numerosas condecoraciones extranjeras sobresalen las de Oficial de la Orden de la Corona, de Bélgica (1925), Caballero de la Legión de Honor, de Francia (1928), y Caballero de la Orden del León Blanco, de Checoslovaquia (1931).

Miembro de honor del Círculo de Bellas Artes de Madrid (1958), y miembro honorario del Instituto de Estudios Madrileños (1968).

 

En 1970 la Real Academia de San Fernando le rindió un homenaje en el que se destacó que …”el académico tonadillófilo D. José Subirá Puig, alejado éste por temperamento de las tertulias donde se hacen y deshacen reputaciones, él mismo se definió como «hombre del rincón» en el preámbulo de su discurso de recepción en esta Casa… que tiene colgado en su salita de música, como evocación de su propio sentir, un azulejo donde se lee: «Mi casa es mi mundo», y además que gustosamente se repite para sus adentros, como norma de conducta ante el mundo exterior, aquel dístico tan sencillo y tan noble que estampó en sus prensas el vate y tipógrafo amberense Christophe Plantin y que dice: «Un trabajo valeroso dotado de humilde constancia, resiste todos los asaltos con dulce paciencia», por ser éste uno de los recuerdos más vivos de la estancia en Bélgica, donde sus burocráticas y modestas labores eran compatibles -como habrían de serlo luego en Madrid durante muchos años- con el profundo y permanente interés por los musicográfico y lo musicológico«.

Sus libros se pueden dividir en los de investigación y los divulgativos. Según José López-Calo, “en los primeros aportó datos definitivos, y hasta entonces del todo desconocidos, sobre temas fundamentales de la historia musical de España. Los más importantes son La música en la Casa de Alba, La tonadilla escénica, Historia y anecdotario del Teatro Real, El compositor Iriarte o Catálogo de la sección de música del Ayuntamiento de Madrid. En los de carácter divulgativo se limitó a recoger y resumir lo que otros habían publicado, pero siempre a través de su personal manera de ver y presentar las cosas, con un estilo sencillo y elegante y con profusión de datos.

Quizás el ejemplo más claro de este tipo de obras sea la Historia de la música en España publicada por Salvat, que sigue siendo de referencia obligada por los numerosísimos datos, fechas y nombres que aporta. En ella se descubren de nuevo las preferencias del autor por la música teatral, y profana en general, sobre la que tiene una visión del todo nueva respecto a la que cuarenta años antes había dado Mitjana”.

 

El Catálogo musical de la Biblioteca Nacional, que recopiló junto a Anglés, constituye un caso aislado en su producción científica. Gran importancia revisten asimismo sus numerosos artículos, ofreciendo en ellos datos nuevos, descubriendo autores poco conocidos, o facetas nuevas en biografías o temas que ya figuraban en historias y monografías. Sus investigaciones giraron en torno a los temas madrileños o a personas relacionadas con Madrid, especialmente pertenecientes al ámbito profano y teatral. También contribuyó en obras de referencia como The New Grove’s Dictionary of Music and Musicians y en obras colectivas de carácter divulgativo como la Enciclopedia Labor.

 

La bibliografía de Subirá supera con creces los doscientos títulos. Una selección de sus obras más representativas es esta:

De historia de la música: Las transformaciones orgánicas de la música. Madrid, 1918. El paisaje, las canciones y las danzas en Cataluña. Madrid, 1921. Los grandes músicos: Bach, Beethoven, Wagner, Madrid, 1924. Músicos románticos: Schubert, Schumann, Mendelsohn, Madrid, 1925.

Colección de monografías musicales: I. Pergolesi. II. Schönberg. III Músorgski. IV Mozart. V. Rimsky Korsakoff. VI Gluck. Enrique Granados. Madrid, 1926. Schumann. Vida y obras. Barcelona, 1921. El músico-poeta Clavé (1924) La tonadilla escénica, 1930, tres vols. Ricardo Strauss (1925). Tonadillas satíricas y picarescas, 1927. La Música en la Casa de Alba, 1927. El compositor Iriarte (1750-1791) y el cultivo español del melólogo (melodrama), Barcelona: CSIC, 1949, 2 vols. El teatro del Real Palacio (1849-1851) (Con un bosquejo preliminar sobre la música Palatina desde Felipe V hasta Isabel II), Madrid, C. Bermejo, 1950 Tonadillas Teatrales Inéditas, Madrid: Tipografía de Archivos, 1932 Historia de la música teatral en España, Barcelona, 1932. La ópera en los teatros de Barcelona, 1945, dos tomos. Historia universal de la música, Madrid, 1945. Historia de la música, Barcelona: Salvat, 2 vols. Historia y anecdotario del Teatro Real de Madrid, Madrid, 1949.

En colaboración con el padre Higinio Anglés, Catálogo de la Sección de Música de la Biblioteca Municipal de Madrid.

 

Obra literaria, Ensayos: Universidades populares, 1907. Los Voluntarios españoles en la guerra europea: por qué luchan, Madrid: [s.n.], 1918. La Bélgica que yo vi, Valencia, Editorial Cervantes, 1919. La crisis de la vivienda: sus causas, males y remedios [Madrid, s. n., 1924]. La Junta para ampliación de estudios: una gran obra de cultura patria, Madrid: Alrededor del mundo, 1924. La elegancia en sociedad. Preceptos del saber vivir, Madrid, 1924. «Señorío» y «Servidumbre» en la literatura, Madrid: Instituto «Miguel de Cervantes» de Filología Hispánica, 1954. Mis evocaciones infantiles y juveniles, Madrid: [s. n.], 1975. Mis evocaciones artísticas de Bélgica, Madrid: [s.n.], 1973.

Narrativa: Ante la vida y ante la muerte: novela histórica [Madrid]: Patronato de Voluntarios Españoles (en la I Guerra Mundial): Pueyo, 1920. Epistolarios y narraciones: selección refundida [Madrid]: Patronato de Voluntarios Españoles / Pueyo, 1922. Memorias y diarios: recopilación glosada por José Subirá, [Madrid]: Patronato de Voluntarios Españoles / Pueyo, 1920. Así dijo Montiel…: historia novelesca, Madrid: Patronato de Voluntarios Españoles / Pueyo, 1920. Carillones entre nieblas. La Bélgica que yo vi, Barcelona: Editorial Cervantes, 1925. Su virginal pureza, novela. Madrid: Viuda de Pueyo, s. a. (1916?) Mi valle pirenaico, cuadros novelescos, Madrid, 1928.

Obra musical: Himno a Santa Cecilia (1900). La prueba del espejo, zarzuela (1901). Suite para violín y piano (1903). Cuarteto (1904).  Rayo de luna cantata (1905). Duo de rayo de Luna: leyenda lirica en un acto [S.l. : s.n., 18–?] Moro-moro: canto de guerra malayo [S.l. : s.n., 18–?] Junto a las mieses doradas: danza campestre [núm. 1] para piano Madrid / Barcelona: Ildenfonso Alier, [entre 1919 y 1925] Impresiones por provincianas [S.l. : s.n., 18–?] Transcripción y armonización de Celos del aire matan, ópera de Juan Hidalgo sobre texto de Pedro Calderón de la Barca, publicada por el Instituto de Estudios Catalanes.

 

Rosa Pombo Ruiz

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

 

Rosa Pombo Ruiz

POMBO, Rosa                P       1923                       MADRID

 

 

Rosa Pombo y Ruiz nació en Madrid en 1897.

Hija de Soledad Ruiz y Pérez, que también firmaba como Soledad Ruiz de Pombo, escritora y feminista, Vicepresidenta de la Asociación Nacional de Mujeres Españolas, ANME, una entidad sufragista fundada en 1918 por Consuelo González Ramos y María Espinosa de los Monteros con la intención de promover los derechos de las mujeres y específicamente el derecho al voto, y que en 1932 estaba presidida por la también socia de la AEPE, Julia Peguero Sanz.

Soledad Ruiz y Pérez colaboraba asiduamente en la prensa católica de Toledo y en la de Madrid, en el diario El Debate. Publicó además una novela “El mi Juan. Novela montañesa”, y varias piezas dramáticas breves recogidas en “El teatro en casa. Colección de comedias y cuadros dramáticos”, así como un libro de devoción “La práctica de las virtudes ofrecida por las almas del Purgatorio”.

En cuanto al padre, nada hemos podido averiguar.

 

Rosa Pombo Ruiz tenía dos hermanos: Faustino Leopoldo y María Jesús, funcionaria de Hacienda.

En Madrid, Rosa se acreditó como copista en el Museo del Prado.

Discípula del gran grabador, maestro de varias generaciones y socio de la AEPE, Manuel Castro Gil.

De formación académica clásica, realizó notables copias de los grandes maestros, si bien prefería la pintura del natural: paisajes, naturalezas muertas, algunos retratos…

Al igual que su madre, involucrada en temas feministas, Rosa se declaraba antoniana (de los Padres Franciscanos) y presidía la Sección de Propaganda de las Juventudes de la Acción Católica de la Mujer en Madrid.

En 1922 figuraba como miembro de la Sociedad Peñalara, con el número 2.053, al igual que su madre y hermanos, con números 2.052, 2.050 y 2.051.

Contrajo matrimonio con el estudiante de Medicina y estudioso Santiago Fernández y Contreras, investigador y divulgador de la historia de Mora, Toledo, que finalmente se decantaría por la literatura y el periodismo.

Santiago Fernández y Contreras en 1924

 

El matrimonio se estableció en Mora, donde poseían una casa solariega y una saneada hacienda entre olivos y viñedos.

Fotografía del patio de la casa de Rosa Pombo y Santiago Fernández Contreras aparecida en la revista Toledo de 1928

 

Rosa ilustraría algunos de los trabajos periodísticos de su marido con primorosas «plumillas», así como algunos reportajes para la revista Toledo entre 1928 y 1929.

Junto a él fundó “El Castellano” en Mora, que dirigía Santiago, colaborando ella además de con sus dibujos, con artículos que firmaba con el pseudónimo de “Marcela”, en una sección fija titulada “Entre nosotras”, que adoptaba la forma de una carta escrita por una mujer de Mora, ama de casa, que enviaba a una amiga sin nombre, joven y rica, con residencia en Madrid.

Rejas toledanas. Plumilla realizada para la revista Toledo que ilustraba  distintos trabajos periodísticos

 

Marcela es dueña de una prosa más que estimable, aunque su horizonte principal no sea literario, sino moral y religioso, con un fondo de feminismo católico muy conservador. A través del contenido de sus cartas-artículo, vislumbramos su pensamiento, sostenido en cuatro pilares fundamentales: el sentido religioso de la vida, la defensa de la moral católica, la importancia del papel de la mujer y la conservación de las tradiciones.

Aceros toledanos. Plumilla realizada para la revista Toledo que ilustraba  distintos trabajos periodísticos

 

En 1929 restauró la imagen de la Virgen de la Soledad de Mora, una talla de antiguos méritos que se venera en la localidad manchega.

Vivió en Mora la mayor parte de su vida, y ejerciendo en la localidad en distintos centros educativos y luego en su propia casa, como profesora tanto de idiomas como de dibujo y pintura, encontrando la satisfacción de que algunos de sus alumnos llegaran a ser grandes artistas, como Manuel de Gracia Gómez-Pintado.

Hasta su muerte en 1986, próxima a los 90 años, siguió dibujando y pintando.

La mayor parte de su producción se encuentra en su propia casa de Mora, así como en colecciones privadas y en algunas instituciones religiosas como la Residencia para ancianos de aquella localidad toledana.

El matrimonio solía veranear en Santander y tuvo dos hijos: Rafael y Alejandro.

El Cristo de Toledo. Plumilla realizada para la revista Toledo que ilustraba  distintos trabajos periodísticos

 

Rafael fue un reconocido poeta, que aunque nacido en Madrid en 1927,  era vecino de la villa de Mora, donde transcurrió su infancia y juventud. Rafael era maestro,  periodista y estudioso, al igual que su padre, de la historia de Mora, lo que le acreditó como “Moracho Ejemplar”, según constata una placa que el Ayuntamiento de Mora colocó en la casa donde vivieron, dedicada a él, su padre y a su hermano Alejandro, “porque gracias a ellos Mora les debía el conocimiento de su historia”. Estuvo también ligado, siendo incluso declarado Hijo Adoptivo de La Puebla de Montalbán, a esa otra localidad toledana, donde vivió los últimos años de su vida.

 

El hombre de campo. Plumilla realizada para la revista Toledo que ilustraba  distintos trabajos periodísticos

 

Y Alejandro, Y Alejandro, maestro y periodista nacido en 1930 en Mora, número uno de su promoción en la Escuela de Periodismo de la Iglesia de Madrid y doctor en Ciencias de la Educación. Director del diario «Ya», profesor de la Escuela de Periodismo de la Iglesia y director de las revistas «Signo», «Vida Rural» y «Nuestra Ciudad». Académico de número de la Academia Hispánica de Filatelia y académico correspondiente de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo. Recibió varios premios literarios y periodísticos, entre ellos, el Rodríguez Santamaría de la APM, el Mesonero Romanos del Ayuntamiento de Madrid, el Premio Bravo de la Conferencia Episcopal Española y el Premio Doncel de biografías por su libro «Maestro Azorín». Autor de una veintena de obras de ensayo, biografía y narración. Durante su presidencia, se instauró el premio periodístico Larra, que anualmente se concedía al periodista menor de treinta años que más se haya distinguido. Simultaneó su cargo de presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid con la presidencia de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), entre 2000 y 2004.

La fiesta del pueblo. Plumilla realizada para la revista Toledo que ilustraba  distintos trabajos periodísticos

Rosa Pombo Ruiz y la AEPE

Presentó obras al III Salón de Otoño de 1922, donde aparecía inscrita como Rosa Pombo Ruiz, natural de Madrid; viven en Lope de Vega, 39 y 41.

236.- Meditación, óleo, 0,51 x 0,65

236.- Un panó con ocho apuntes, óleo, 0,63 x 0,82

Al IV Salón de Otoño de 1923 presentó

254.- Tablero con apuntes. Estudio de paisajes de montaña, óleo, 0,89 x 1

Al V Salón de Otoño de 1924 presentó las obras

277.- Retrato, óleo, 0,95 x 0,67

278.-Alrededores de la Isla (Retiro), tableros con apuntes, 0,52 x 0,65

La torre del pueblo. Plumilla realizada para la revista Toledo que ilustraba  distintos trabajos periodísticos

 

http://www.mora.es/info/cultura/rosa_pombo

https://memoriademora.files.wordpress.com/2014/08/rosa-pombo.pdf

 

Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

 

Carlos Muñoz de Pablos: Visita a su taller

 

Hay acciones efímeras, que no trascienden: ocurre a menudo con las performances habituales, mediocres, placebo. Por contra, otras alargan y agrandan sus efectos según pasan los días. Pocas fechas ha, un grupo de amigos visitamos el taller segoviense del maestro Muñoz de Pablos y la impresión inicial, que ya fue rotunda, se ha ido anchurando. El maestro, con su pausado decir, con su sosegada clarividencia, nos explicó algunas de sus obras realizadas, otros proyectos y mostró un retrato espléndido del doctor Laguna- “Tu duca, tu signore, e tu maestro”-., que acaba de hacer.

El grupo de los visitantes lo componíamos: Manuel Parralo, pintor y catedrático de la UCM, en la que fue Decano de Bellas Artes; Enrique Ybarra, escritor oculto, empresario y coleccionista de autómatas y saberes; la doctora Emilia de Dios, jefa de Servicio de Ginecología y Obstetricia; Paula Varona, pintora de éxito y miembro de jurados; Félix Ortiz, promotor cultural y artéfilo de abolengo; Ana Muelas, defensora de la naturaleza y denodada amante de los árboles; y quién firma estas líneas, humilde crítico de arte.

El lector conoce y admira el orbe de Carlos Muñoz de Pablos. Mas, por refrescar la memoria, apuntaré datos de su perfil humano y de su obra. Ante todo, hay que decir que Carlos Muñoz de Pablos es el maestro vidriero actual por excelencia. No es igual haber hecho alguna vidriera, que consagrar la vida a este soporte, materia y mester. Vitrales han hecho Farreras, Feito, Vilató, Manuel Ortega, Arcadio Blasco, Lapayessev…Pero, vidrieros son Muñoz de Pablos, Henri Dechanet, Galicia, Joan Vila-Grau, Luis García Zurdo, Pere Valldepérez, Fernández Castrillo, entre otros, cada uno con su dimensión. Sin olvidar los talleres de la Real Fábrica de Cristales de La Granja y los de Gordiola en Algaidas, Mallorca.

Andrés Laguna: veladura de aguatinta negra y negro compuesto sobre lino y cáñamo; 148×98, proporciones áureas; 2020, Carlos Muñoz de Pablos

 

Llamar maestro vidriero a Muñoz de Pablos es sólo dar una pista, porque dada su sólida formación y la obra realizada, se trata de un artista sobresaliente, de primer nivel,  avalado por la dimensión de su pintura, de su obra. ¡Quien dibuja ese retrato intuido, no apócrifo, del doctor Laguna es alguien con mano para llevar un momento creativo a la eternidad; un creador que sabe imbuir a sus formas poderío, dimensión y presencia!

Y todavía está su talante cordial y su talento, cultivado y veraz. Me satisfizo que recordara el contenido de Discurso sobre Europa de Andrés Laguna y que situara los movimientos en su tiempo, que diferenciare la obra exenta y las artes aplicadas; que nos mostrara los nidos de barro de las golondrinas y las plantas de celidonia de su patio, una papaverácea, también denominada celidonia mayor o golondrina, que ya clasificó Laguna. ¡Qué meguez para el oído y el espíritu que la palabra golondrina identifique una planta sanadora y un ave milagrera!

Carlos Muñoz de Pablos, Segovia 1938, se forma en la Escuela de San Fernando al tiempo que trabaja en los talleres de la Casa Maumejean. Becado por la Fundación March amplia estudios en Europa. Forma “Gremio 62” cabe José Luis Coomonte y Quico Argüello. Dura poco este grupo y ejerce por su cuenta con evidente éxito. Más adelante formará, con la complicidad de sus hijos, Vetraria Muñoz de Pablos S.L.

Impulsa la recuperación de la Real Fábrica de Cristales de La Granja, siendo en sucesivos mandatos director del Patronato de la Fundación del Centro Nacional del Vidrio. Académico de San Quirce y de San Fernando, pertenece a varias instituciones internacionales de la especialidad. Y al selecto grupo de españoles prestigiados más allá de nuestras fronteras: participó con lucidez en la restauración de la catedral de Cracovia.

Ha colaborado con arquitectos de la talla de José Luis Fernández del Amo, quién le consideraba gran artista y polímata; Sancho Roda, Félix Candela, Rodolfo García de Pablos, Curro Inza, Eladio Dieste.  Su mayor aportación al mundo del arte, desde mi óptica, ha sido la realización de un lenguaje que ha servido para introducir las vidrieras en el arte contemporáneo, para hacer del cristal una materia soporte de la obra de arte. ¿Acaso las vidrieras de Braque y las de Muñoz de Pablos no son arte de nuestro tiempo?

Paula Varona en el estudio de Muñoz de Pablos

 

Cuando un artista da rienda suelta a su fantasía creadora, las normas y los límites los precisa él mismo, con independencia del asunto. Rothko establece su mundo, al igual que Velázquez el propio. Cuando un creador plástico realiza encargos, se somete a numerosas exigencias: las propias y las del mecenas. Es extraño que haya obra de arte sin oficio, pero en la ejecución de las vidrieras es imposible hacer algo sin dominar un trabajo complejo y multidisciplinar.

Carlos Muñoz de Pablos, diseña sus obras, realiza maquetas, crea las cromías del vidrio; el artesano magistral se pone al servicio del creador concluyente y de ahí emergen esas piezas que misterian y emocionan; esa epidermis traslúcida de templos y palacios, que se sirve de la sonrisa de la luz. Y más aún, ahí está su mítico mural de la coronación de Isabel de Castilla en el Alcázar Trastámara.

Y no sólo crea ex novo, sino que salva piezas, restaura otras, complementa con pulcritud y solercia. Mago alquimista, conoce el comportamiento del fuego, algo mágico, y sabe orientar la dinámica del líquido coloriento, tocando a las puertas de la leyenda. Cuando le piden restaurar el templete de San Pietro in Montorio de Bramante, se encuentra que debe rehacerlo. Su huella en las vidrieras de la catedral de Segovia está a la altura de la de Sabatini y Gil de Hontañón. ¡Las vidrieras de la catedral de Pamplona, Santa Mª de Vitoria, Congreso de los Diputados de España, lucernario del rectorado Universidad Euroárabe de Granada son una carta insuperable de presentación de su magisterio!

Carlos Muñoz de Pablos entre sus hijos Pablo y Alfonso

 

Su vetusto e histórico taller, teatro de sus sueños, es tan acogedor como sorprendente. Ahí estuvo ubicada la Imprenta que dio a la luz el primer libro impreso en España: El Sinodal de Aguilafuente, 1472: volumen de 48 pp. actas del sínodo convocado por el obispo Juan Arias Dávila. Este eminente clérigo, bibliófilo e innovador, trajo de Roma al tipógrafo Juan Parix de Heidelberg, que se estableció en Segovia e imprimió ocho libros, no sin rifirrafes con la censura, por lo que abandonó Segovia y se fue a Toulouse en 1475.

En el patio suena el agua, hay un pozo y celidonias por doquier. En el muro cuelga un relieve magnífico de Francisco Toledo. Bajo los aleros, los nidos de golondrinas. Por veces, el muñidor del vidrio se funde con la figura de Juan Parix y uno se trasplanta a siglos de luz en esta época de sombra y de tinieblas. Aquel templo del saber y de la difusión del arte, que por su ventanal se asoma al monasterio jerónimo del Parral, está lleno de vida, pues allí ejerce su creatividad este hechicero de formas y tinturas.

 

En ese trance, uno se pregunta, ¿cómo es posible que la ciudad con la arquitectura civil más espléndida del s. XVII se haya convertido en un centro comercial; en un vaivén de gente desorientada y desafecta? En Segovia se proclama reina, 1474, Isabel la Católica, una inteligencia de altura. Es la capital de los Trastámara, de Enrique IV, el caldo de cultivo donde se destilarían las aguas que conducen al Imperio y a la proceridad hispánica. ¿Por qué no hay ni una mención a Doña Inés de Azorín, cimera creación, su gran novela segoviana?

¡Gracias a Carlos por conservar esta cuna cultural, este ostugo de gloria! Manuel Parralo, quien mejor conocía la obra de Muñoz de Pablos, explicaba y planteaba cuestiones. Paula Varona, con ojos de pintora, ponía sus ojos en las figuras y sus vibraciones. Enrique Ybarra, precisaba datos y detalles históricos- se ha hecho perito en lunas y en historia de Segovia-. Félix Ortiz, que tanto ha hecho por la vida cultural de la villa, recordaba y proponía. Emilia, se dolía de un pie y observaba, como Ana y como yo, emocionados y absortos, aquella lección tibar que Carlos nos brindaba, gracias al saber, no al azar; merced al sentir y a su sensibilidad de ahormador de creencias y fantasías.

Vidriera de Muñoz de Pablos

 

Carlos, sobrio, natural, ascético, mollar, explicando. El runrún imaginario de la imprenta. El moho tapizando el empedrado. El tizne esquinero y las plantas verdes. La música del agua. Y yo reinando acerca de ese retrato de Andrés Laguna, que Carlos Muñoz de Pablos propone. Efigie en majestad, poderosa, portentosa, de converso y renacentista, de sabio y de vidente, que exhibe el retrato del doctor, traductor de Aristóteles y Cicerón, Galeno y Luciano; “español europeísimo, honra de la medicina y del helenismo de la época de Carlos V”, al decir de Marcel Bataillon.

 

Fue como un puñetazo en el cerebro, la imagen exergónica, imperiosa, en blanco y negro, ¡como debe ser!, con aquella inscripción de la pieza maestra de Laguna: “Europa que a sí misma se atormenta”; Europa sese discrucians; “Europa Eautentimoroumene, esto es, que miserablemente se atormenta y deplora su desgracia”, como reza la traducción hecha del latín en que fue pronunciada. ¡Europa que sigue cuestionándose en lugar de laborar!

Andrés Fernández Velázquez Laguna, conocido como doctor Laguna, Segovia 1510- Guadalajara 1559, “segoviano y amante de la Medicina”, helenista y escritor, erasmista, humanista, médico del Papa Julio III, peregrino y cortesano, botánico, asesor del emperador Carlos, arquiatre de papas y reyes, fue una conciencia de su tiempo y del hombre, un referente de la ética y los saberes. Autor de una amplia bibliografía, aquí nos convoca su determinante Discurso sobre Europa, pronunciado en Colonia, 22 de enero de 1543, siete de la tarde, en el célebre Gimnasio de las Artes coloniensegripiniense.

Acudió a la lectura del Discurso vestido de capuz y capote, de negro rigoroso, al atardecer, a la luz de los hachones, con un auditorio de príncipes, reyes y notables, que aplaudieron la enjundia de su pensamiento. Acompañó al emperador en la toma de Saint Dizier, estuvo nueve años en Italia y en Venecia se alojó en el palacio de Don Diego Hurtado de Mendoza, su protector. En 1555, en Amberes, publicó su Dioscórides, dedicado a Felipe II, y al año siguiente, Discurso de la pestilencia.

 

M. Parralo, Muñoz de Pablos y E. Ybarra ante el dibujo del doctor Laguna

 

A la par de su colombroño Andrés Alciato (1452-1550), se compara su alegato sobre los peligros que acechaban a Europa, dicho en Colonia, con la “Meditación de Europa”, de Ortega y Gasset, Berlín, unos siglos más tarde. Andrés Laguna, prohombre renacentista, alcanza el somo de su presencia en esta imagen, que a su vez anuncia la dimensión de Muñoz de Pablos, como dibujante y como forjador de efigies, porque si no existen imágenes directas creíbles de su figura, esta podría ser un acierto milagroso y una lealtad a lo que representa.

Muñoz de Pablos honra la luminosidad del arte con su limpidez, con su destreza en el dibujo que define, con su diáfana manera de expresar la experiencia de sus sensaciones, con las vidrieras que congregan al timepo. Y nosotros tuvimos el privilegio de asistir a un acto de concienciación, a una lección de humanismo presidida por la figura del prócer doctor Laguna y del maestro que ha sabido ponerle imagen a su dignidad. Sin ánimo de parangón, cuando Carlos levantó la tela que cubría el retrato para mostrarlo, sobrecogido en el silencio, me vino a la mente la actitud de Tiziano cuando enseñaba a sus retratados la cumbre de sus comendamientos.

 

Tomás Paredes

                                                                                         Presidente de H. de AICA Spain

Recordando… Eduardo Barrón

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Eduardo Barrón González

BARRON GONZALEZ, Eduardo          E    1910        02.abr.1858     MORALEDA VINO(Za)          MADRID        23.nov.1911

 

Autorretrato con medallas

 

Eduardo Barrón González nació en Moraleja del Vino, provincia de Zamora, el 2 de abril de 1858.

De una familia humilde, su padre era zapatero y veía cómo el muchacho tallaba con sus cuchillas sobre la madera que cogía de los olivos.

El cabeza de familia fallece cuando Eduardo cuenta con catorce años, pero su inclinación artística no pasó desapercibida por el maestro ni por el banquero y paisano Anastasio de la Cuesta, al corriente del talento del joven, que para ayudarle, le posibilitó con una ayuda de tres reales diarios que se formara en el taller del imaginero Ramón Álvarez, en Zamora.

Allí compaginó el aprendizaje con los estudios de dibujo y figura en el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza y en la Sociedad Económica de Amigos del País. La formación en el estudio incluyó también la restauración de imágenes y muebles que tan útil le sería en el futuro.

El artista en 1877

 

El artista en su estudio

 

Con su esposa, María Casanova

 

El artista en 1910

 

Retrato de Eduardo Barrón por José Villegas

 

Eduardo Barrón en 1890

 

Pese a no estar matriculado oficialmente, su talento y disposición le valieron que fuera becado por la Diputación de Zamora con una pequeña ayuda, y en 1877 se traslada a Madrid a estudiar en la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado, trabajando en los talleres de Elías Martín y de Francisco Bellver, donde podrá ganar algo de dinero con el que ayudar a la familia.

En 1881finaliza su carrera con un brillante expediente académico y obtiene por oposición el título de profesor de Dibujo.

La Diputación de Zamora vuelve a pensionarle para con una beca para la Academia de Roma, donde tendrá como compañeros a Vicente Palmaroli y a Francisco Pradilla.

Allí realizó la más famosa de sus obras, la estatua de Viriato, que hoy se puede contemplar en la plaza del mismo nombre de Zamora. Logró fundirla en bronce y la envió a España , presentándola a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1884, logrando la Medalla de Plata de primera clase.

Regresa a España y gana por oposición una pensión para la Academia Española de Bellas Artes de Roma, donde permanecerá por espacio de cuatro años.

Son años de estudio y de trabajo, en los que realiza otra de sus grandes obras: Adán después del pecado o el Relieve de Santa Eulalia ante Daciano y Roncesvalles , logrando Mención de Honor con ellas.

Justo antes de finalizar su pensionado, y por expreso deseo del Papa León XIII, los padres Capuchinos le encargan la realización de la decoración de la capilla española de la Basílica de Loreto, donde Barrón realizó una colosal escultura sedente de San José con el Niño Dios en mármol de Carrara.

La Capilla Española en la Basílica de Loreto

Santa Teresa y San José y el Niño Dios de la Basílica de Loreto

 

A su vuelta, se instala en Madrid, primero en un estudio de la glorieta de Atocha para finalmente fijar su taller en la calle Ferraz, donde realiza la escultura y monumento a Hernán Cortés que luce Medellín , en Badajoz.

 

Ganador del concurso para la realización del monumento a Colón de Salamanca, en 1892 logra el cargo de conservador de la Sección de Escultura del actual Museo del Prado, ampliando su labor tres años más tarde, con la de conservador-restaurador, redactando en 1907 el primer catálogo de la colección de escultura del museo.

En 1898 contrae matrimonio con María Casanova, unión de la que nacerán dos hijos: María Concepción y Eduardo Vicente.

En 1904 presentó a la Exposición Nacional de Bellas Artes el grupo Nerón y Séneca, una de sus obras más grandes y conocidas, con el que ganó la Medalla de Oro y le valió encargos como el del Ayuntamiento de Cádiz, para realizar la estatua de Castelar.

Estatua de Castelar en Cádiz

 

En 1910 es nombrado académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, siendo además miembro de la Real Academia Hispano Americana de Ciencias y Artes de Cádiz y llegando también los honores y distinciones, entre las que destacan  Caballero de la Orden de Carlos III; comendador de número de Isabel la Católica y Caballero de la Orden de Santiago concedida por el rey de Portugal.

El 23 de noviembre de 1911, cuando salía de la Real Academia de San Fernando y se dirigía a sus labores en el Museo del Prado, cayó fulminado víctima de un derrame cerebral, muriendo en el acto cuando contaba con tan solo 53 años.

Una parte considerable de su producción se conserva en el Museo de Zamora,  gracias a la donación efectuada por su hijo en 1963, integrada por modelos en escayola de algunas de sus principales obras, y a la realizada por su nuera y sus nietos en 2004. En total ingresaron en el Museo once esculturas además de seis pinturas, entre ellas dos autorretratos y un retrato inacabado que le hizo el pintor José Villegas Cordero, también socio de la AEPE.

Alegoría de la Industria y la Minería que corona el Ministerio de Agricultura de Madrid

 

Entre sus principales obras encontramos: el Monumento a Viriato, 1884; Adán después del pecado, Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Madrid, 1885; Santa Eulalia ante Daciano, Basílica de San Francisco el Grande de Madrid, 1885; Roncesvalles, 1887 obra destruida; San José con el Niño Dios de la Capilla de San José o Española del Santuario de Loreto, en Italia, 1888 — 1889; el Monumento a Hernán Cortés de Medellín, Badajoz, 1890; el Monumento a Cristóbal Colón de Salamanca, 1893; el Relieve de la Minería y la Industria de la Escuela de Ingenieros de Minas de Madrid, 1895; Nerón y Séneca o La educación de Séneca, del Museo del Prado que se encuentra en depósito en el Museo de Zamora, 1904 y fue Medalla de Oro en la Exposición Nacional de Bellas Artes de ese año; y el Monumento a Emilio Castelar de Cádiz, 1905.

La directiva del Museo del Prado. En primer término José Villegas y detrás Eduardo Barrón

Roncesvalles

Tentación

 

 

Viriato

 

Eduardo Barrón y la AEPE

En 1910 fue elegido Vicecontador de la primera Junta Directiva de la Asociación de Pintores y Escultores.

Su prematura muerte en 1911, truncó sus seguros deseos de colaborar con tan alta empresa.

En el año 2014, la Asociación Española de Pintores y Escultores presentó la exposición titulada “Tres siglos de escultura: Fundición Codina”, que pudo verse del 15 de octubre al 1 de diciembre en el Castillo de San José de Valderas de Alcorcón, y en marzo de 2015 pasó a la Sala Lorenzo Vaquero de la Fábrica de Harinas de Getafe, finalizando su periplo en el mes de mayo en la Sala José Saramago de Leganés.

Entre las obras que se exhibieron figuraba el bronce de Séneca y Nerón, una reducción de la escayola del original del Museo de Zamora, perteneciente a la Fundición Codina que se fundió en 1907 y fue un regalo del autor a la casa como muestra de amistad.

Nerón y Séneca

 

La escultura fue la única que se salvó de ser destruida en los hornos durante los años de la guerra civil, cuando la Fundición fue confiscada para fabricar bombas, al esconder la pieza en el fondo de un viejo bidón para las ceras, donde permaneció olvidada hasta los años 50, cuando al realizar el traslado del taller, de la calle Cartagena a la de Albarracín, apareció intacta en el fondo del bidón.

La escultura también participó en la exposición que bajo el título de EScultura, tuvo lugar en el Centro Cultural San Clemente de Toledo en mayo de 2018.

Adán o después del pecado

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes de la AEPE: Ángel Vegué Goldoni

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

Los Directores de la Gaceta de Bellas Artes

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

 

La  Gaceta de Bellas Artes 1929: Ángel Vegué y Goldoni

Al dejar la presidencia José Francés, la revista siguió con el comité de redacción formado por Jesús María Perdigón, Angel Vegué, Ramón Pulido y Pedro Gª. Camio, como secretario, al que después se incorporó Antonio Ortíz de Echagüe como Presidente, pero no como director de la Gaceta.

 

Ángel Vegué y Goldoni

 

VEGUÉ GOLDONI, Ángel                                          Cr.    <1929                                                      Toledo                                  MADRID

 

Vocal de la AEPE

 

Ángel Vegué en 1926

 

Ángel Vegue y Goldoni  nació en 1877 en Toledo.

Era hijo del platero toledano Claudio Vegue y Muñoz, que según escribió su propio hijo, “tuvo una tienda en el número 84 de la calle del Comercio, donde se conserva aún una artística fachada de gusto del Renacimiento, ideada por él, con yeserías platerescas y azulejería auténtica muy artísticamente combinadas. El Sr. Vegue ha sido el último de los verdaderos orfebres toledanos; entendía con singular gusto el gótico local del XV, y conocía profundamente todos los secretos de su oficio. A más de distinguirse como repujador, unió al conocimiento de las piedras preciosas el ser un engastador hábil”.

Ángel fue alumno de la Universidad Central de Madrid, en la que estudió Filosofía y Letras, logrando el doctorado en 1911 con la tesis titulada: ‘Los sonetos ¿al itálico modo? de Don Iñigo López de Mendoza, marqués de Santillana’.

En 1906 ostentaba el cargo de secretario tercero de la sección de literatura, que presidía Emilia Pardo Bazán, del Ateneo de Madrid, al que siempre estuvo unido.

Profesor de Teoría e Historia de las Bellas Artes en la Escuela de Estudios superiores del Magisterio en 1913, pasó después como catedrático de Historia del Arte a la Universidad Central, estando bien relacionado con la élite cultural española de su tiempo.

Ángel Vegué, el cuarto por la drcha. de bigote comisión organizadora III centenario El Greco 1914

 

Aficionado a la música antigua, era gran amigo de Manuel de Falla.

1921

 

Desde esa fecha escribió críticas de arte y todo tipo de artículos en revistas como La Lectura, Revista de archivos, Bibliotecas y museos, Prometeo, Revista general de enseñanza y bellas artes, Nuestro tiempo, Arquitectura, El Imparcial, La Voz, El País, Toledo…

Conferenciante e implacable defensor de la ciudad de Toledo y todo lo que tuviera que ver con su patrimonio material e inmaterial, solicitó en numerosas ocasiones la declaración de Toledo entero como monumento nacional para evitar el saqueo que denunciaba estar sufriendo la ciudad.

Casado con Consuelo Avalos y afincado en Madrid, en la calle General Pardiñas, 12, fue también académico de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.

 

ABC 1934

Brillante conferenciante, poseía en Toledo una magnífica mansión, …“según Félix Urabayen, quien afirma, además, que desde la torre de la catedral se divisa «la magnífica parra que cubre el patio de Angelito Vegue, «as» toledano del chismorreo erudito. Si el amigo se decidiese a enseñar su casa mediante dos reales a los turistas, no necesitaba volver a escribir una crítica de arte en su vida», en «Por los senderos del mundo creyente».

En 1923 el entonces duque de Alba, Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, contactó por primera vez con el arqueólogo Howard Carter en el Cairo y tramitó una invitación formal para que el inglés viniera a España a hablar de su descubrimiento.

El 24 de noviembre de 1924 llegó Howard Carter a Madrid. A las seis de la tarde de ese mismo día ofreció en la Residencia de Estudiantes la primera de las dos conferencias que tenían planificadas y que, debido al gran éxito de público, tuvo que trasladarse a un mayor aforo.

La primera jornada de la visita del arqueólogo se cerró con una cena que el duque de Alba dio en su honor en el Palacio de Liria.

El día 25 Carter visitó el Museo Arqueológico Nacional y, posteriormente, el Museo del Prado. Era hijo de pintor, tenía cualidades para el dibujo y siempre reconocía abiertamente que era una de sus pasiones.

El día 26 fue recibido por el rey Alfonso XIII en el Palacio Real y, posteriormente, ofreció su segunda conferencia, a la que asistieron los monarcas.

La jornada más curiosa de todas la protagonizó el 27 de noviembre de 1924. El duque de Alba ofreció por la mañana a Howard Carter la posibilidad de visitar la cercana ciudad de Toledo, a la que Jacobo Fitz-James Stuart estaba muy unido cultural y familiarmente.

Además, en Toledo se conservaban algunos de los mejores cuadros del Greco, lo que fue una oferta irrechazable para el pintor frustrado y arqueólogo brillante.

Las crónicas de la época destacan que Carter visitó «los edificios más emblemáticos de Toledo», pero sin especificar. Sin duda paseó por el Alcázar, la Catedral, la Casa del Greco, alguna de sus sinagogas y, la iglesia de Santo Tomé y su Entierro del Conde de Orgaz.

En esa visita, el duque de Alba y su amigo contaron con un cicerone de excepción. El catedrático de Arte Ángel Vegue y Goldoni, toledano de pura cepa, fue el guía de la jornada. Todo un lujo para Carter. «Persona muy culta», reseña a Vegue el periódico La Vanguardia.

No quedan testimonios exactos de lo que hizo Carter en Toledo, tampoco fotografías, pero lo cierto es que estuvo todo el día en la ciudad hasta que por la noche regresó a Madrid, en donde celebraron una nueva cena en su honor en el Hotel Ritz.

Al término de la misma, Carter pronunció unas palabras de agradecimiento que fueron registradas por el diario ABC. En ellas elogió, por encima de todo, «al Museo del Prado y a Toledo»; que causaron una grata impresión en el arqueólogo.

En estos años, Ángel Vegue centra su vida en la enseñanza, la crítica de arte ejercida en distintos medios y todo tipo de iniciativas artísticas en las que estaba involucrado.

El artista fotografiado en su estudio en 1929

 

Así, en 1934 figuraba como Patrono del Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid, cuando asistió a la Conferencia de Museografía de Madrid celebrada en ese año.

Falleció en 1939.​

El Fígaro, 1920, tras la conferencia que pronunció en el Ateneo

 

A su muerte, la viuda, que atravesaba difíciles momentos económicos, puso en venta la biblioteca que había logrado reunir su marido, con expreso deseo de que el destino de la misma fuera la Diputación Provincial de Toledo, para evitar desperdigar y dispersar una colección de valor toledanista.

Con fecha de 16 de septiembre de 1940, se incoó expediente de responsabilidad política  contra su persona, de manera póstuma.

1932 Tertulia literaria en el café de Lyon, el periodista Santiago de la Cruz y Ángel Vegué

 

Autor de innumerables artículos y críticas de arte, es también autor y traductor distintas obras:

La “Biblia Rica” de San Luis, Rey de Francia, 1931

La dotación de Pedro Fernández de Burgos en la Catedral de Toledo y Gerardo Starnina, 1930

El cardenal Quiroga, retratado por el Greco, 1928

En torno a la figura del Greco,  1927

Un San Pablo del Greco inédito hasta hoy, 1927

Lambert, E.: Tolède. – París, 1925,  1926

Un gran libro; la duquesa de Alba y Goya, 1928

La exposición franciscana, 1927

La sociedad española de excursiones visita el palacio de Cervellon, 1919

Las estatuas sepulcrales de Palacios de Benaver; contribución al estudio de la escultura funeraria medieval en Castilla, 1917

Gerardo Starnina en Toledo, 1930

Mengs, Bayeu y Maella en la Catedral de Toledo, 1930

Goya visto por Carlos Baudelaire, 1929

El centenario de Goya en el museo del Prado, 1929

Un lugar común en la Historia del Arte Español ; el cambio de estilo en Tiziano, Navarrete, el Greco y Velázquez, 1928

Una carta de Jacobo de Trezzo y dos de Pompeo Leoni, 1926

Kehrer, Hugo: Spanische Kunst von Graco bis Goya, 1928

Encina, Juan de la: Goya en zig-zag, 1928

Esculturas de Blay y de Inurria; breves notas de arte, 1925

La exposición del traje regional, 1925

Tres salas del Museo Romántico, 1921

Dieulafoy, Marcel,  El arte en España y Portugal , 1920

España y Portugal, 1929

España y Portugal: Manual del Viajero y del Turista, 1929

Ángel Vegue y Goldoni y la AEPE

Perteneció al comité consultivo para la Exposición de Arte Aplicado que organizó el Círculo de Bellas Artes en 1918.

Jurado del certamen de carteles sobre la Exportación Agrícola en 1928.

Jurado de la Exposición Nacional de 1930 por la Asociación de la Prensa.

Vocal del Patronato del Museo Nacional de Artes Decorativas en 1931.

Vocal de Círculo de Bellas Artes en 1932.

Nombrado Vicedirector del Museo del Traje y Artes Populares del Pueblo Español, en 1934.

Colaboró en la Gaceta de Bellas Artes con no menos de 26 artículos entre 1928 y 1936 con variados temas: El arte gótico en España, El encaje en España, Paisaje español…

Vocal de la Junta directiva de la Asociación de Pintores y Escultores de 1929 a 1931.

María Rosa Bendala Lucot

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

 

Mª Rosa Bendala Lucot

BENDALA, Mª Rosa                  P.D       1936          s             ALGECIRAS                     MADRID

Civdad, 1935

 

María Rosa Bendala Lucot nació en Algeciras, en 1912.

Era hija del militar Manuel Bendala Palacios y de Luisa Lucot Bribes, de la localidad francesa de Burdeos.

Sus primeros estudios los realizó en Ceuta y Santa Cruz de Tenerife, acusando los continuos desplazamientos que con motivo del trabajo del cabeza de familia, sufría la familia.

En 1927 se establecen definitivamente en Madrid. Rosa recibe clases particulares de dibujo, demostrando una innata facilidad que esta formación particular potencia.

En 1931 presenta un óleo al Concurso Nacional del Círculo de Bellas Artes de Madrid.

Ingresa ese mismo año en la Unión de Dibujantes Españoles que organizan anualmente el Salón de los Humoristas, en donde al cabo de unos años, formó parte de su Junta Directiva.

En 1932 participa en el XV Salón de Humoristas y en el Salón Internacional de Humoristas de Viena.

Ahora, 1933

 

Tararí, 1933

 

Por su amistad con el empresario teatral Francisco Torres, recibe el encargo de realizar los figurines para la revista musical Las niñas de Peligros, con los que logra un gran éxito en las críticas del momento y que le valen formar parte de la Compañía del Teatro Martín de Madrid.

Realizará también los figurines de la zarzuela Katiuska, la mujer rusa, en el Teatro Rialto, y de las revistas musicales ¡Toma del frasco! Y ¡Manos arriba!, en el Martín y Las tentaciones, en el Teatro Pavón.

Las continuas referencias en la prensa del momento que de su trabajo se hacían, se resumirían en lo que publicaba el Heraldo de Madrid, …“sobre figurines de María Rosa Bendala, lo que equivale a decir lujo, riqueza, originalidad y buen gusto”… o Ahora, …”figurines de la señorita María Rosa Bendala, son un derroche de riqueza y de arte. La joven y ya consagrada figurinista puede estar legítimamente orgullosa de poseer el difícil arte de hacer tan lindos modelos con solo unas pinceladas de color que en nada o casi nada ocultan -¡y así lo haga siempre!- los cuerpos, dignos de ser exhibidos”

En 1933 expone en el XVI Salón de Humoristas y participa en el Concurso de Carteles Electorales, además de continuar su trabajo en el teatro con las obras Ahí va la liebre, en el Teatro Maravillas, Piezas de recambio, en el Teatro Martín, la zarzuela Xuanon, en el Calderón, la opereta Las isla de las perlas, en el Coliseum y La flor de Hawai en el Victoria.

En el Concurso de Portadas de la revista Blanco y Negro, su dibujo titulado Nati, es elegido para la portada del 11 de noviembre de 1934.

Blanco y Negro, 1934

 

El reconocimiento por su buen trabajo artístico mereció el homenaje que en forma de banquete le rindieron sus compañeros de profesión.

La convocatoria se publicó en distintos periódicos y decía textualmente …“Son tantos los méritos que concurren en la señorita María Rosa Bendala, joven y ya ilustre figurinista de teatros, que consideramos obligado, en reconocimiento de aquellos méritos, rendirle un homenaje. Estimamos que María Rosa Bendala inicia con su arte magnífico y triunfador una era nueva en nuestros géneros de zarzuela y revista, merecedora de la estimación y homenaje de cuantos siguen con interés el desenvolvimiento del teatro español. A este efecto, nos reuniremos el lunes 6 de marzo, en el hotel Ritz, a la una y media de la tarde”…

La comida, aplazada en un principio, finalmente se celebró el 8 de marzo de 1933, y a la misma asistieron el caricaturista Manuel Tovar, la periodista Josefina Carabias, los dibujantes Federico Ribas, Gori, Pedraza Blanco, K-Hito, Antonio Robles, Salvador Barolozzi, Sidro, Tono… escritores como Mihura y Vegué y Goldoni…

En 1933 la revista ¡Tararí! publica una entrevista firmada por Antonio de Salazar, en la que se podía leer: …”Dibujaba desde mi más tierna infancia. En mis primeros momentos quise ser, nada menos, que pintora. Pero me molestaba mucho, no tenía afición y decidí dedicarme mejor al dibujo, para el que tenía unas condiciones si no sorprendentes, por lo menos más afortunadas… más tarde hice carteles y … cuando dibujé los trajes de Las chicas de Peligros, la prensa me puso por las nubes, y yo, más encariñada con mi nueva modalidad artística, trabajé con verdadero ardor… desgraciadamente loa artistas estamos muy mal avenidos. Nos tiramos los trastos a la cabeza y, en lugar de prestarnos mutua ayuda, procuramos hacernos polvo unos a otros… unos trabajos deben cobrarse a su verdadero valor; pero hay señores que por hacerlos y figurar los ofrecen completamente gratis, sin comprender que luego ellos, cuando están encumbrados, sufren las terribles consecuencias de estos regalos, que a nada conducen”…

Oposita a la Cátedra de Dibujo de Institutos de Enseñanza, para los que no se requería titulación alguna, sólo realizar los llamados “Cursillos del 33”, un proyecto republicano que dotaba de plazas a los colegios religiosos que habían pasado a ser institutos públicos.

Nuevo mundo, 1933

 

Mientras, se matricula en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, estableciendo amistad con Rafael Laínez Alcalá, Catedrático de Historia del Arte.

Consiguió la Cátedra de Dibujo en el Instituto Hispano-Marroquí de Ceuta, a donde se trasladará en 1934 para tomar posesión de su plaza.

A partir de ese momento, alternaba estancias entre Ceuta y Madrid, presentando obra a la Exposición Nacional de Bellas Artes y al Salón de Otoño, además del diseño de figurines de otras obras como Luna de mayo, del Teatro de la Zarzuela.

 

 

Colaboradora de la revista Civdad, donde publica dibujos de moda que acompaña con pequeños textos.

Presenta trabajos a la Exposición del Arte de Vestir, celebrada en Barcelona, donde recibe el Premio de Honor.

Realiza un viaje de estudios por Italia.

Participa en el XVII Salón de Humoristas y descubre el cine, para el que comienza a preparar diseños de vestuario. Lo hará para la película La señorita de Trévelez, de Edgar Neville y para Una mujer en peligro, de José Santugini, además de figurines para la revista ¡Alló Hollywood!, estrenada en el Teatro Coliseum.

Rosa Bendala pasó la guerra civil en Madrid. Para subsistir, tuvo la idea de confeccionar botones realizados con discos de madera y fichas de pasta que luego pintaba y barnizaba y con los que inundó las mercerías de un Madrid que en esa época, carecía de esta mercancía.

Afiliada a la Federación de los Trabajadores de la Enseñanza de U.G.T. trabajó como enfermera en el Hospital de Sangre del Socorro Rojo Internacional.

En 1939, una vez pasada la contienda, publicó en la revista Y, pero la tuberculosis la mantuvo ingresada en un hospital de la sierra madrileña y apartada de cualquier trabajo.

Recuperada la salud, creó una colección de tarjetas postales de trajes regionales que la Editorial Brújula publicó, pero que fue un fracaso económico, si bien realizó trabajos esporádicos para decoradores y artesanos textiles, volviendo al mundo del teatro, pero sin la asiduidad que antes tenía.

En 1944 diseñó los figurines de la revista Vértigo número 2, de la opereta Pañamariana de Guridi, Valses de Viena, en el Apolo de Barcelona y con un largo paréntesis, en 1952 regresa al cine, con la película Doña Francisquita, de Ladislao Vajda.

En 1951 participa en la Exposición de figurines de teatro que organizó la Asociación de Dibujantes.

 

 

En 1953 realizó el cartel mural que anunciaba la Exposición del Traje Regional en la Feria Internacional del Campo de Madrid.

En 1955 participa en la Exposición y concurso de abanicos que organizó Galerías Preciados.

En los cursos entre 1953 y 1956 se matriculó en Restauración de Obras de Arte de la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, acometiendo así los encargos de restauración que llevaba a cabo en la tienda de muebles y antigüedades donde trabajaba.

Los últimos años de su vida los dedicó a la restauración de cuadros que realizaba desde el taller de su domicilio en Madrid.

Falleció en Madrid, el 13 de noviembre de 1997, cuando contaba con 85 años, soltera y sin hijos.

En 2019 en la exposición de Dibujantas, pioneras de la Ilustración, realizada en el Museo ABC, se exhibió su obra Nati, que fuera portada de ese diario en 1934.

Rosa Bendala y la AEPE                                               

Participó en el XV Salón de Otoño de 1935, en la sección de dibujo, figurando inscrita como residente en Madrid, en la calle Ramón de la Cruz, 64, con tres obras de igual título:

256.- Avance para una moda española, dibujo

257.- Avance para una moda española, dibujo

258.- Avance para una moda española, dibujo

 

Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

 

Oroza: el Poeta, la Poesía

 

La literatura es una cosa, la poesía otra. La gallina y el ruiseñor son aves, pero ¡qué diferencia del cacareo al canto, que misteria la noche! La literatura es una creación cultural, a veces puede ser arte; la poesía es un canto del alma, anterior a la escritura. La escritura es estructura para soportar sensaciones e impresiones; la poesía oral es arquitectura melódica y rítmica de la espiritualidad sensible. Oroza: “Soy poeta y no tengo por qué ser otra cosa. Estoy prendido de contar cantando”.

Para quienes le hayan leído, es un momento idóneo de volver a su mundo y constatar cómo resiste al tiempo y las adversidades, cómo sigue de fresca su intensidad poética. Para aquellos que le desconocen, al leerlo van a descubrir un paraíso, que nunca imaginaron; un oasis en el desierto de nuestra cultura. El día 13 de mayo el autor de Cabalum hubiera cumplido cien años. Se ha ensamblado, en Vigo, una Asociación Cultural Évame-Oroza, que se encargará de organizar la celebración del centenario.

En vida, siendo un poeta idolatrado por la juventud y los creadores, institucionalmente fue atropellado, oscurecido, abandonado, menospreciado, histrionizado. Representó a la perfección el ideal romántico de poeta: antisistema, nefelibata, nocherniego, anárquico, pacifista, luminoso; lo fue todo, excepto bebedor y espadachín. Apasionado por Li Bai, más por su vida, se diferencia en muchos extremos del poeta chino. Importa su poesía, la que le mantendrá siempre actual. Los avatares de su vida, no se deben ocultar, pero no son determinantes.

 

Carlos Oroza a finales de los 60

 

Se tiende, en general, a liarlo en el envoltorio del mito y la leyenda. Es muy sugerente; todas esas fantasías que se cuentan, a veces deturpan la dimensión de su poesía. Su vida no fue fácil, todos se jactan de conocerle mejor que nadie y de inventarle un aluvión de sucesos apócrifos. Ni buscó ni le importó el reconocimiento: “Lo que hago es una cosa muy especial, un documento interior: buscar detrás de la realidad, donde está la verdadera poesía, saltar el tiempo y entrar en otro espacio”, confiaba a La Voz de Galicia, 28.I.2000,

Sigo creyendo que Oroza vive. Esbelto, enteco, sarmentoso, seco, cetrino, imbele, enhiesto, cipariso, eterno: “No vuelvas nunca al lugar donde has sido feliz”. Lo veo paseando, majestuoso, las calles de Vigo hasta el mirador de las Cíes, como una sombra que nadie descubre, allí se detiene cabe el olivo, enciende otro cigarro, y atiende atento la voz del Alighieri- “tu duca, tu segnore , e tu maestro-“.

No, no estoy comparando. Oroza no es Virgilio, ni Dante, ni Hölderlin, ni Rimbaud, ni Pound, ni Vallejo, ni Ginsberg. Oroza es otro, él, único, genuino. Impresente, secluso, clandestino, sin dejar de fumar, ahumado, como una vaina llena de semillas de la que emerge su “poesía palabrera y única”, como reza el exergo umbraliano. Fue varios, pero siempre único, incontrolable, indomable, impredecible, como el viento, la lluvia, los terremotos, los volcanes.

Ruibal, Oroza y Tomás Paredes, Ponrevedra 1995

 

Oroza era naturaleza, nemoroso y viene de la pulsión originaria; de Li Bai, nostálgico del agua, el vino y de la luna; del trovar ric y los aedos, Mendinho, Johan Zorro y Aires Nunes. De Viveiro, do nació, a un Madrid luctuoso, en blanco y negro. Vive la golfemia del “Gijón”, se relaciona con Lucía, Eléncar, Álama, Marlaria, Ávea, Brasalomba, Atelaida, Rosamunda. Se casa y se descasa ¡MAO, Perico Beltrán, Don Jaime, Campal, Villán, Hernández, Pepe Esteban, Julián Marcos, Manolo Calvo, El Gayina, Laxeiro, Gómez de Liaño, Bepo, le miran de cerca!.

Viaja a Ibiza, donde convive con los hippies, interviene en una película de Summers, vive en casa de Úrculo, era el 69. Y vuelta a la calle Jardines, Madrid, a la panadería que le surte al amanecer, cabe la Discreta. Mas tarde pasa unos años en O Courel con Uxío Novoneyra; luego, Pontevedra, donde sería injusto no mencionar al pintor Ruibal, a Celso. Después, vagabundea por Vigo largos años, a salto de pensión y de cafés, hasta que aparece Javier Romero, que normaliza sus años finales.

Muchas son las etiquetas que se le asignan: bohemio, poeta beat, resistente, poeta maldito, hampón, ágrafo, hippie, rapsoda, trovador. Nunca tuvo que mandar ni obedecer para vivir, un ángel azul le acompañó toda su vida, que le fue resguardando de la penuria y la egestad. Nunca, aún en graves situaciones, perdió la elegancia, el señorío, el resplandor que construye su verdad y su leyenda. ¡A todo esto, a la frugalidad, a alimentarse de la propia austeridad, sin dejar de ser estrella, se llama orozear!

Tapa de «América» Yurihito Otsuki

 

 Amistad de cuarenta y cinco años. En ocasiones, más cerca; otras, más lejano. A veces, desaparecía y hasta qué no llamaba por teléfono, no sabía por dónde circulaba. Era muy difícil que escribiera cartas, pero tengo algunas. En los últimos lustros, me daba la dirección, pero si no me telefoneaba, no hacía uso de ella. En 2000, La Voz de Galicia, confesaba: “El teléfono es necesario, pero yo no lo necesito. Y el ordenador tampoco. No escribo a mano, sino en voz alta. No tengo tele. Escucho música y leo. La música tiene ojos más amplios. Donde termina la imagen empieza la música”.

Sus libros son pocos y delgados, pero contundentes. La poesía nunca fue amiga de la cantidad. Sus rubros: Eléncar, 1974, con cinco serigrafías de Benigno Morilla; Cabalum, 1980; Alicia, 1985; Una porción de tierra gris del norte, En el norte hay un mar que es más alto que el cielo, La llama prestada, Un sentimiento ingrávido recorre el ambiente y como antología y resumen general, en 2012, la editorial Elvira publica Évame, revisado y autorizado por él. Aunque prefiero leer los libros sueltos, uno a uno.

Oroza, un ángel, al margen, anarco, ajeno, huido del tumulto, desheredado. Un ángel, siempre protegido por un ángel, que variaba de rostro y menester. Amparado por la luz, cuando más oscuro hacía, que le iluminaba. Nunca tuvo sueldo, ni ocupación, ni propiedad, ni pensión, ni cobijo definido, nada: era poeta, desnudo, inocente, desaprensivo, en manos del destino, por el mecido. El azar hizo un trabajo excelente, siempre respirando el humo de su cigarro.

Colofón de «América» con firmas de Oroza y Otsuki

 

Insistió adunia, en algunas entrevistas: “Soy un solitario que rechaza el tumulto. ¿Mi empeño? Huir de la obviedad; darle a la poesía su sonoridad. Porque la poesía es más voz que signo. Es, sobre todo, ritmo. No rima, sino ritmo”. Rechazó la televisión, una beca y cualquier ayuda institucional, que no fuere el pago de un recital. Querían modificar su estilo y eso era cambiarlo y, claro, prefirió el silencio, la lejanía de los políticos, la soledad encielada por su estro.

Poeta de la palabra hablada, corregía en la memoria, arreglaba los poemas en su cabeza. Se resistía, pero no tuvo más remedio que publicar. Editó siete títulos desde 1974, varias antologías, y cinco con pintores. Siempre reproducido en horizontal, tal la raya de un horizonte infinito. Alicia, seis serigrafías de Enrique Gran, 1988; El sentimiento se mueve allí con soltura”, ocho serigrafías de Din Matamoro, 2005, el único que desconozco. “Un sentimiento imaginario recorre el ambiente”, cinco litografías de Antón Lamazares, Raiña Lupa, París 2006; Malú, serigrafías de Nelson Villalobos. Y América, su primera traducción al japonés por Yurihito Otsuki, que también lo ilustra con pinturas, reproducidas a chorro de tinta, Madrid-Tokio 2015, preciosa edición firmada por el poeta y el pintor.

Inventó varias palabras que le ayudaban a acelerar el ritmo apasionado de su decir, a acompasar su trino, a vivificar el galope de su verso: ómnima, onilios, luctus, unicar, golosar, azúlida, miyomas, traspariendo, americando, elesdé, coelesdé, eglantina, laya, paramez, europar, lumacha, malú, nóbul, cópul, mántrica, rina, explandidos, turmándose, amaramer, nubelina, trasálidos, copro, cabalum.

Cofundador de la revista Tropos, con Zabildea y Paniagua. Grabó con el grupo Elipse, en 1975, el primer rap de la música española. Y Ariola hizo una grabación exitosa de Malú. Actuó con Nico, a la que conoció en la discoteca Mau Mau en los setenta, musa de Velvet Underground, que moriría en Ibiza. Aute, Eduardo Aute musicó y canto unos cuantos poemas, siendo el último trabajo que firmó antes de su desaparición.

Interior de «América», texto español y japonés, obra de Yurihito Otsuki

 

Decía que no era culto, no es verdad. No era erudito, culto sí: “Yo me he embriagado de éter, de Hölderlin y de la poesía más alta”. Sus preferencias estaban en Li-Bai, Rilke, Whitman, Hölderlin, Rimbaud, Dylan Thomas, César Vallejo; amigo de Ferlinghetti, al que recibió en Madrid en el “Gijón”. Escribía pensando cuando paseaba, anotaba algo en un papel, pero era raro. En el escenario, recitando, se crecía, era imbatible, acontecimiento ascensional: un tremendo seductor de auditorios y mujeres. Sin suerte. Vivió del aire, en el aire, a su aire, como el aire, a la intemperie.

Oral, dominando la cesura con la respiración, sin puntos ni comas. A brazo partido con el momento, performativo, trovador prendido al canto, como antaño en Occitania. Todos los libros se ahorman en un título: Évame, como un largo poema, una melopea lírica en llamas, azotada por el viento, que arde en el miajón de la magia y el misterio. “El poeta nace cuando le sorprende la primera palabra. El poeta organiza el caos, da sentido al absurdo de la existencia”, afirmó.

Su primer libro, acerca de la pintura del poeta dominicano Manuel del Cabral, Cabral, Colección Goya, Madrid 1952. Tuvo algunos premios, que no buscó: Internacional de Poesía Underground, Laxeiro 2008. La Fundación Cristóbal Gabarrón publicó una antología, En el norte hay un mar que es más alto que el cielo, Valladolid 1996, 1.000 ejemplares destinados a otras tantas universidades del mundo ¡Una idea inteligente, concluyente, eficiente!

En la intimidad era fino, elegante, cariñoso, dulce, hospitalario, tierno, limpio, llano. Fuera y dentro, vitalista, genial conversador, acumuló aura, tal Arnaut Daniel. Siempre contigo, poeta enamorado de la claridad, del son y de la gracia, voz mágica surgida del corazón de las tinieblas, fuiste semilla y por eso sigues creciendo, eres canto: Tu Guía, Tu Señor, y Tu Maestro, Inf. II, 140, así se dirige Dante a Virgilio, en la Comedia.

 

                                                                                                                 Tomás Paredes

                                                                                   Presidente de Honor de AICA Spain

Recordando… José Bueno Gimeno

Obras, artistas, socios, pequeñas historias…

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

José Bueno Gimeno

BUENO GIMENO, José            E    1910(N)    29.set.1884  ZARAGOZA     ROMA/ZARAGOZA/MADRID  1957

 

José Bueno en 1931

 

José Julio Bueno Gimeno nació en Zaragoza, el 26 de septiembre de 1884.

La familia contaba con nueve hermanos y según las crónicas familiares, estaba muy unida por el calor de los padres.

Como cualquier otro niño de su tiempo, acudió a la escuela en su localidad natal, donde una monja, superiora de La Caridad, descubrió las figuras que hacía ya cuando contaba apenas con diez años, y le introdujo en el estudio de Francisco Borja, quien tenía un taller de escultura religiosa.

Con trece años compaginó su asistencia al taller con los estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Zaragoza, teniendo por profesores a Ricardo Magdalena y Carlos Palao y ya, a sus diecinueve años recibió de manos del Rey Alfonso XIII,  un premio del Ayuntamiento de Zaragoza, posiblemente por un “Busto del Tío Jorge”, en las fiestas del Pilar.

Un momento que supo aprovechar para solicitar al monarca una beca con la que acudir a la Academia Española de Bellas Artes de Roma, recibiendo al poco tiempo contestación de la Casa Real, en la que le comunicaban que no era posible debido al elevado número de plazas ya asignadas.

Pero con un futuro prometedor, en 1905, se traslada a Madrid y asiste a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y al estudio del también socio de la AEPE Aniceto Marinas. Afrontando severas penurias económicas, aprovechó bien esta etapa como sólida formación que sería la base de su futuro.

Monumento al rey Alfonso el batallador, inspirado en el famoso cuadro que Francisco Pradilla

Alfonso el Batallador de Francisco Pradilla

 

Años de estudio en los que compartía experiencias con otros escultores de su generación mientras aprendía a trabajar la piedra y el bronce.

En 1906 logra el Tercer Premio de la Exposición Nacional de Bellas Artes, Sección de Arte Decorativo e Industrial y una Mención de Honor en la Sección de Escultura.

En 1908 realiza algunos trabajos en la Colegiata de Santa María, de Calatayud, Zaragoza,  y en 1913 logra una pensión que le lleva a estudiar becado a Roma, donde permanecería durante cuatro años.

Allí vive intensas experiencias, viaja a París, Grecia y conoce en profundidad Italia, pero el estallido de la primera Guerra Mundial le hace regresar a España.

En 1918 se instala en Zaragoza, donde después de una exposición en el Centro Mercantil, presentada por el también socio de la AEPE Ignacio Zuloaga, se convierte en uno de los escultores más conocidos de la época, realizando un gran número de encargos oficiales y privados.

En 1918 se cumplía el octavo centenario de la conquista de Zaragoza a los musulmanes por Alfonso I, por lo que la ciudad decidió conmemorar tal efeméride levantando un gran monumento.

Salió un concurso público y fue un joven José Bueno casi recién regresado de Roma quien acabó ganándolo. Presentó dos proyectos, uno que comprendía una gran escultura en bronce del rey aragonés montado a caballo, que sería rechazado, una  obra de influencia italiana que podía haber supuesto la cima de su carrera. Y otro hecho en piedra, que sería el que finalmente se hizo, e inspirado en el famoso cuadro que Francisco Pradilla había pintado unos años antes en pleno apogeo del Romanticismo español.

Dos fotografías de José Bueno con su esposa, Hildegard Heimerle

 

La escultura que modeló José Bueno tenía seis metros y medio de altura, pero fue otro escultor quien haría el vaciado en escayola, y otro más quien lo esculpió en mármol de Carrara. El resultado es un gran monumento que es uno de los símbolos más famosos de la capital del Ebro.

Muy solicitado a partir de entonces para la realización de monumentos públicos, llevó a cabo una abundante producción escultórica en Zaragoza, donde destacan también el monumento a los hermanos Argensola, La mujer dormida, el busto al periodista Mariano de Cavia, el monumento en homenaje al rey Alfonso I el Batallador…

En 1922 logra la Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes por su obra Humanidad, que actualmente se encuentra en la Fosa Común del Cementerio de Torrero de Zaragoza.

En 1924, obtiene la Primera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes por su obra “Exterminio”, uno de sus trabajos más importantes.

Monumento a los hermanos Argensola

Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1932, trabajo realizado junto al también socio de la AEPE,  José Ortells

 

En 1926 regresa a Madrid, e inicia un viaje que le lleva a distintas capitales europeas como París, Bruselas y Ámsterdam.

A principios de 1927 conocerá a la que será su esposa, Hildegard Heimerle, una estudiante de nacionalidad alemana que completaba sus estudios en Salamanca, hija del rector de la Universidad de Bonn y relacionada con la Bauhaus, aspecto muy interesante a la hora de precisar algunas influencias importantes en su escultura.

La Bauhaus fue fundada en Weimar en 1919, cuando Walter Gropius unió la Escuela Superior de Artes Plásticas con la de Artes y Oficios del gran ducado de Sajonia, Weimar-Eisenach. Esta institución antiacadémica, centro pedagógico y experimental de las artes, puede ser considerada como la primera escuela de diseño del mundo, aquella que funda las bases para el diseño moderno.

Luis Bueno Gimeno en la posguerra

 

Con encuentros esporádicos, coincidirán en París, conociendo especialmente la obra de Rodin, hasta que en 1931, contraen matrimonio en Madrid. Él contaba con 46 años, ella con 32.

Tras un viaje por Alemania, oposita a profesor de la Escuela de Artes y Oficios, consiguiendo una plaza en Madrid.

En 1934 nacerá su hijo Mario y dos años más tarde, su hija Margarita, pero a consecuencia del parto, fallece su esposa justo cuando ha estallado la guerra civil, quedando José viudo y al cargo de dos criaturas en unos momentos dramáticos para la familia.

Su hermana Adelaida le ayudará en esos difíciles años.

Tras la guerra civil, el trabajo más solicitado es la escultura religiosa, con la que consigue salir adelante, además de con su sueldo de profesor.

Proyecto de monumento del rey aragonés montado a caballo, que sería rechazado

 

Vinculado de nuevo a Zaragoza, en la que pasa los veranos en una torre que adquiere en el barrio de Casa-blanca, donde instalará su estudio, al mismo tiempo que atiende un pequeño huerto. Vuelve a recibir encargos, predominando la temática religiosa.

En 1949 termina una de sus obras más icónicas, El Jesús atado a la columna, que se convirtió también en todo un clásico de la Semana Santa zaragozana.

La obsesiva entrega a la docencia y al trabajo escultórico, no impide que mantenga amistad con un reducido grupo de artistas y críticos.

Durante la década de los 50 hasta su muerte, el escultor desarrolla una gran actividad.

Mujer dormida

 

Sus mayores esfuerzos se centraron en la realización de tres obras de carácter religioso y tamaño notable para la Semana Santa de Alcañiz.

En 1953 termina el “Cristo yacente”. Al año siguiente inicia un Cristo de gran tamaño y fuerte expresividad, “Nuestro Padre Jesús Crucificado”, terminado en 1955. El último encargo, “Nuestra Señora de la Lágrimas”, data de 1956 y es considerada una de sus últimas obras.

Jesús atado a la columna de la Iglesia de Santiago Mayor de Zaragoza

 

En 1954, al cumplir 70 años, se jubila como profesor. Ahora trabaja más relajado. No le faltan encargos, pero sus fuerzas están mermadas.

El 18 de mayo de 1958, tras unos días convaleciente, muere en su domicilio madrileño.

Ricardo Magdalena Tabuenca

Cabeza de mujer

 

En un principio, la obra de José Bueno se regiría por un academicismo siguiendo las tendencias neoclásicas de la época. Su estancia en Roma le descubriría el arte italiano que quedaría reflejado en las influencias del clasicismo en cuanto a técnica, y en la admiración de Miguel Ángel o Donatello, en la concepción expresiva de la obra.

A partir de 1927 descubre las vanguardias y sus obras son más libres, personales y antiacademicistas, derivando a un neocubismo y a una escultura más preocupada por el volumen y la geometría. Sus viajes a Europa le hicieron tomar conciencia de la libertad que el artista debe tener a la hora de expresarse.

A partir de 1940, su obra se centra en los encargos religiosos y oficiales que había de cumplir siguiendo los cánones establecidos, lo que no le impide conseguir una fuerza expresiva y tomarse algunas libertades que quedarían bien reflejadas en algunos monumentos, pasos procesionales, etc.

 

 

Esta última etapa y el recuerdo de la denegación oficial de su boceto para el “Batallador” obligándole a inspirarse en otras obras de Pradilla, le hicieron sentir un cierto resentimiento hacia el ambiente cultural y oficial de su tierra.

Entre sus obras, destacan las siguientes: “Norteña” (1934), fondo del Museo Contemporáneo de Arte Español; “Jesús atado a la columna” (1949), paso de la cofradía del mismo nombre; “La tarde” (1914); El busto de “La mujer dormida” (1918) colocada al principio del Paseo de la Constitución (antes Marina Moreno) conocida también en catálogos como “La Tarde”; el monumento a los “Hermanos Argensola”, en la plaza de San Pedro Nolasco; bustos a “Cavia” y a “Mefisto” (1921 y 1934) en la Plaza de Aragón; “Monumento a Costa” (1929) en Graus (Huesca), etc. Exceptuando la última, todas ellas en Zaragoza capital.

Monumento a Joaquín Costa

 

Su obra cumbre: Humanidad

La escultura no fue concebida como un monumento funerario, sino como una obra en la que el protagonismo está en el desnudo y en su excepcional tratamiento formal. El desnudo como pretexto, como modelo de proporción, como deseo de perfección.

En este Santo Entierro, el cuerpo de Cristo está a punto de ser introducido en un sarcófago, trasportado por José de Arimatea, que sujeta el cuerpo inerte por los brazos, mientras Nicodemo lo sostiene por las piernas.

José Bueno realizó esta obra en Italia en su último año de pensionado por el gobierno español en la Academia Española de Bellas Artes de Roma. El reglamento obligaba a realizar en el último año de estancia, un grupo original de dos o más figuras desnudas y de tamaño natural. El escultor resolvió este grupo en el mismo tamaño que tiene el monumento funerario que el autor tituló «Humanidad».

Transportado a España, participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1917, sin embargo el reglamento le impedía obtener premio alguno. José Francés, escribió un vehemente artículo en favor de la obra y de su autor con el rotundo título «La obra que debió ser primera medalla».

La idea de convertir la obra en un monumento funerario fue de Eugenio López Tudela, quién propuso fuera realizado por suscripción popular en la páginas de «Heraldo de Aragón» (23-5-1918), siendo apoyado por este diario. La prensa publicó en los días siguientes el listado de personas que contribuyeron y las cantidades donadas por cada uno. En el tiempo record de un mes se recaudaron 10.910,10 pesetas. La inauguración del monumento estaba prevista para el día 14 de junio de 1919, pero tuvo que aplazarse al día siguiente debido al mal tiempo. El acto fue grabado por las cámaras del realizador Antonio de P. Tramullas, en un valioso documento cinematográfico.

La influencia de los desnudos de Miguel Ángel no ofrece duda. La disposición de las cabezas invita a que el espectador rodee el conjunto, inabarcable desde un sola posición. La contraposición de las caras de los hombres de pie, sugiere un extraño dialogo interior con la muerte; no contemplan al hombre que van a inhumar, ni se miran entre sí. La escena irradia un hondo dramatismo, los personajes aparentan una tranquilidad cargada de tensión.

José Bueno dispuso el monumento sin pedestal alguno, siguiendo el modelo revolucionario propuesto por Rodin en 1895. En Zaragoza fue el primer monumento sin pedestal, lo que permite acercar la escultura y sus logros al espectador.

La obra es una de las esculturas españolas más notables de su tiempo dentro de un realismo renovado, y marca un hito en la producción del escultor aragonés.

 

José Bueno Gimeno y la AEPE

Socio de número, fue uno de los primeros miembros de la Asociación de Pintores y Escultores, apareciendo con domicilio en Madrid, en la calle Limón, 32, si bien no consta su participación en los Salones de Otoño.

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