Entrevista a Marisa y Miguel Angel Codina

Por Mª Dolores Barreda Pérez 

Pasear por la Fundición Codina es estar inmerso en la historia de la escultura y del arte de España. Es pisar un polvo atesorado por maestros escultores y fundidores, por genios que han pasado por allí para dar vida al bronce. Es saborear y paladear el arte escondido hasta en los más recónditos rincones, abarrotados de esculturas, moldes y maquetas.

Entrar y ver las dimensiones de una Fundición, de la mufla, del gigantesco horno del que salen las piezas más variadas y preciosistas, es atravesar un túnel del tiempo y volver a revivir el gran tiempo de la escultura.

Los grandes maestros y las grandes obras de las que tanto hemos oímos hablar y vemos a diario en fotografías, han salido de allí mismo, de aquel gran horno, de aquel molde que duerme un sueño inmortal colgado de alguna argolla en el techo.

En las estanterías, las “pequeñas” obras se dispersan. Los moldes de cera tan característicos llaman la atención por su curioso y vivo color. Ningún olor especial acompaña aquella maraña, salvo el olor de la historia, que nos despierta un feroz apetito por adentrarnos en aquel templo del arte que da a luz obras maravillosas.

Marisa y Miguel Angel Codina, continuadores de una gran estirpe de fundidores, me reciben con una gran sonrisa. Se les ve orgullosos guardianes de un tiempo y un saber, hoy reservado a unos pocos, porque poca gente hay ya que utilice los métodos tradicionales de la fundición y se convierta en uno de los pocos “llamados” y “elegidos” a velar por el arte de la escultura.

Me enseñan con plena satisfacción la que hasta ese momento ha sido la Fundición Codina, inmersa en las labores propias de un traslado a otras instalaciones donde continuar la historia, perpetuar el nombre y la firma y comenzar un nuevo futuro prometedor y brillante.

Veo fotografías de los grandes maestros trabajando codo con codo con los fundidores, y veo también fotografías de algunas de las más famosas obras salidas de su taller, y me parece mentira que toda aquella belleza haya salido de las cenizas, como el ave fénix que renace una y otra vez de entre los escombros.

Ha sido el traslado que afrontan, lo que ha encendido la llama de esta exposición que se inaugura el 15 de octubre y en la que se podrán contemplar obras de los mejores escultores a lo largo de tres siglos.

La lista de nombres es impresionante. Desde Benlliure a Rodin, de Miguel Blay, uno de los fundadores de la Asociación Española de Pintores y Escultores, hasta Oteiza, pasando por Julio Antonio, Josep Clará, los hermanos Coullaut Valera y los López Hernández, Victorio Macho, César Manrique,…

Artistas de primer orden reunidos en una muestra única nacida de la ilusión de José Gabriel Astudillo López, el Presidente de la AEPE y amigo de los Codina, que no quiso dejar pasar por alto la oportunidad única que representa la exhibición de piezas tan dispares y representativas de la escultura española.

Y dicho y hecho. Los Codina recogieron el guante y fruto de esa estrecha colaboración entre su Fundición y la histórica Asociación Española de Pintores y Escultores, nació esta exposición de obras tan dispares, tan hermosas y tan vivas que la hacen única en su género.

Será ésta una muestra ideal, especialmente pensada y proyectada, para los amantes de la escultura y las artes. Y será única, porque muchas piezas no saldrán ya de la nueva ubicación de la fundición y no se exhibirán más al público.

Con este motivo, charlamos un rato con Marisa y Miguel Angel Codina.

A punto de inaugurar la Exposición “Tres siglos de esculturas. Fundición Codina”, ¿qué se siente «al dar a luz¨» este proyecto?

Marisa y Miguel Angel Codina: Mucho respeto y un profundo agradecimiento a la Asociación de Pintores y Escultores que lo han hecho posible. El trato directo y sumamente cordial con el equipo, José Gabriel Astudillo, Mª Dolores Barreda, Juan de la Cruz Pallarés y Alejandro Aguilar Soria, es un privilegio que nunca podríamos haber imaginado.

Habéis cumplido ya 125 años, ¿Por qué hacer ahora una exposición de vuestros fondos? 

M. y M.A. C.: De nuestros fondos y de los escultores más queridos por esta casa que han recorrido este camino junto a nosotros. Y sobre todo, porque la Asociación Española de Pintores y Escultores ha confiado en nosotros y en nuestra historia.

Atravesáis además un cambio de nombre de la empresa familiar…

M. y M.A. C.: Si, nos hemos trasladado a nuevas instalaciones y renovamos también el nombre: CODINA ESCULTURA.

¿Qué contacto ha mantenido desde siempre la Fundición Codina con la Asociación Española de Pintores y Escultores?

M. y M.A. C.: Hemos tenido el placer de fundir obra a muchos de los más representativos miembros de la Asociación tales como Miguel Blay, Mateo Inurria, Mariano Benlliure, etc. y en este sentido siempre ha existido un trato real y directo.

¿Vuestra historia está ligada a la historia de la AEPE?

M. y M.A. C.: Si, y a partir de ahora la colaboración va a ser mucho más estrecha. Tenemos en marcha varios proyectos conjuntos que redundarán en beneficio de ambas entidades y con los que tenemos mucha ilusión por todo lo que van a significar y por el favor que podemos hacer en el mundo de la escultura que parece no atravesar buenos momentos.

¿Qué opinión os merece la historia, trayectoria y el presente y futuro de la AEPE?

M. y M.A. C.: La labor de la Asociación ha sido siempre encomiable; en su nacimiento ya contó con los mejores artistas de la España de la época, pero el equipo actual esta también formado por unos increíbles profesionales de los que nos gustaría destacar su entusiasmo por el noble arte del Arte, y su entrega y dedicación, digna de encomio y alabanza.

Este año por primera vez queréis estar presentes en el 81 Salón de Otoño aportando el Premio Fundición Codina, todo un honor para la AEPE, ¿cuál es vuestra valoración del Salón, de las obras presentadas, de la función que el Salón tiene?

M. y M.A. C.: Es todo un honor para nosotros poder participar en la más prestigiosa y la más decana muestra de Arte de España. La calidad de las obras presentadas certifican que el certamen es el mejor, 81 ediciones lo dicen todo.

¿Qué es lo que más valoráis de la historia del Salón de Otoño a través de 81 ediciones?

M. y M.A. C.: El enorme prestigio nacional e internacional que mantiene en todas su ediciones. Lo que demuestra su calidad y categoría. Y el esfuerzo de cada año por hacer del premio un referente nacional, intentando mejorar a través de la selección de un Jurado especializado y cuyas personalidades lo hacen del todo envidiable.

El tiempo de la escultura parece haber pasado ya….

M. y M.A. C.: Puede parecerlo ante la gran masificación de materiales y técnicas que contemplamos, pero a pesar de todo ello, subsiste esta fundición, y sobrevivimos reivindicando su papel de testigo y de protagonista de la historia. Estos cambios nos han hecho adaptarnos como se viene haciendo desde la aplicación de las nuevas tecnologías, pero sin permitir por ello que la tradicional técnica de fundición a la cera perdida, que nuestra firma introdujo en España hace ya más de 100 años, como el sistema más innovador de fundición en el momento, se pierda irremediablemente. En este sentido, nos creemos no sólo testigos y protagonistas, sino guardianes de la historia, de una increíble historia que conforma la historia de la escultura en España.

La crisis que vivimos habrá afectado profundamente a una empresa como la vuestra….

M. y M.A. C.: Muchísimo. En los últimos años la obra civil ha desaparecido casi por completo, los ayuntamientos y las instituciones no tienen presupuesto para la cultura.

Entonces, fundir una escultura ¿Sigue siendo la meta de todo escultor?

M. y M.A. C.: Supongo que sí. El bronce es la materia definitiva que cualquier escultor necesita para que su obra perdure.

Buscáis ofrecer nuevos servicios y nuevas alternativas a los artistas actuales que resulten más económicas, renovarse o morir….

M. y M.A. C.: Nuestro trabajo es fundamentalmente artesano, los materiales tienen que ser de primera calidad, no podemos ahorrar ni en tiempo de dedicación a cada escultura, ni en utilizar siliconas, ceras o bronce que no sean de máxima calidad, ya que el resultado podría ser desastroso.

Lo que sí ofrecemos a los artistas es la posibilidad de venir a la fundición y participar de los diferentes procesos, ponemos a su disposición nuestras instalaciones para que puedan trabajar ellos mismos en la realización de moldes, repaso de ceras, cincelado del bronce, pátinas… De esa manera los costes de producción se reducen considerablemente y ellos tienen la posibilidad de disfrutar de su obra desde el mismo momento de su concepción hasta su finalización. Eso es algo que valoran mucho los artistas y que realmente agradecen, el participar e implicarse en todo el proceso creativo. Quien lo ha probado, repite sin dudar la experiencia.

Vuestros fondos deben ser más ricos (artísticamente) y atractivos que muchos museos del mundo….

M. y M.A. C.: Tenemos la inmensa suerte de haber heredado también obras de nuestros predecesores, esculturas de artistas de la talla de Benlliure, Julio Antonio, Manolo Hugué, Emiliano Barral… y otras tantas actuales como las de Julio López Hernández, Fernando Suárez, José Carrilero… La lista es bastante extensa pero nos llena de orgullo contar esas piezas y más que con ellas, con la amistad de sus creadores tanto antes como ahora. Eso sí nos hace ricos, inmensamente ricos: el haber tenido el privilegio de ser amigos de tantos genios.

¿Qué sentís al convivir a diario con obras de los grandes genios?

M. y M.A. C.: Lo cierto es que es una gozada, es la razón de nuestra vida y aunque suene un poco exagerado, no podríamos vivir ya sin dar los buenos días a los personajes que nos rodean a diario… (Lo dicen mirando casi casi de reojo a la inmensa cabeza del caballo del General Martínez Campos que cuelga de una gruesa cadena colgada del techo, a la que pasan la mano por el hocico, como acariciándola…).

¿Hasta que punto se puede saber si una escultura ha salido de vuestro taller, qué la caracteriza y distingue del resto de fundiciones?

M. y M.A. C.: Todas ellas llevan el sello de la fundición, en un lugar discreto las más pequeñas y de forma bastante visible en los grandes monumentos. Creo que lo que caracteriza y hace única a nuestra fundición es la calidad que hemos mantenido a lo largo de tres siglos, como se titula la exposición. Hay que tener en cuenta que al seguir fundiendo a la cera perdida, es decir, de una manera completa y totalmente tradicional, la calidad del trabajo es muy superior a otras técnicas que quizás sean más económicas, pero menos fiables. Una pieza de Codina es signo de calidad y garantía de encontrarnos ante una pieza única.

¿Qué supone para vosotros que las obras salidas de Codina estén repartidas a lo largo y ancho de todo el mundo?

M. y M.A. C.: Un orgullo tremendo que siempre emocionó a nuestros antepasados y que hoy en día nos sigue emocionando y haciendo vibrar como antaño. Ese es el motor que nos impulsa para seguir en este oficio, a pesar de los momentos tan ingratos que sufrimos muchas veces.

¿Cuál es la pieza clave que guarda la Fundición Codina?

M. y M.A. C.: Si sólo se puede elegir una, quizás la más entrañable, por la historia que encierra y el tortuoso camino recorrido, sea el grupo de “Séneca y Nerón”, una obra de Eduardo Barrón del año 1907, que sobrevivió a la Guerra Civil escondida, y que ha permanecido con nosotros en todos los talleres donde hemos estado.

¿Cuál es la obra que más ha impresionado, a lo largo de vuestra historia, a la opinión pública?

M. y M.A. C.: Eso es algo un poco difícil de determinar teniendo en cuenta que el trabajo de la fundición siempre queda en segundo plano. Normalmente es el escultor el que, por supuesto, se lleva la gloria. Como emblemáticas en sí, sí podríamos mencionar la estatua de Colón en la ciudad de Barcelona y las inmensas Cuadrigas de la Calle Alcalá de Madrid, totalmente cubiertas de pan de oro a pesar del tamaño, por la enorme dificultad de medios que existía en la época en la que se hicieron. Sí, puede que sean los trabajos más complicados que hemos realizado nunca.

Los más grandes a lo largo de tres siglos, han pasado por Codina, la exposición que ahora se inaugura es una importantísimo acontecimiento cultural y supone la oportunidad única de ver reunidos a los más grandes escultores de los últimos tres siglos en una muestra que se perfila como una de las antológicas más visitadas de este otoño madrileño.

Marisa y Miguel Angel Codina

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