Las Medallas de la AEPE: Juan Cristóbal

Por Mª Dolores Barreda Pérez

Después de ver cómo y cuándo nació la Medalla de la Asociación de Pintores y Escultores, vamos a seguir conociendo más acerca de los galardones en los que se otorga actualmente, con sus correspondientes denominaciones.

Medalla de Pintura Juan Cristóbal

del Salón de Arte Realista

En el año 2015, la Junta Directiva de la Asociación Española de Pintores y Escultores creó el Salón de Arte Realista, en contraposición del Salón de Arte Abstracto, que se ha convertido ya en una de las más esperadas convocatorias de la centenaria entidad, nacido para hacer de este arte una continua experiencia creadora que aporta todo tipo de conocimientos y la belleza de otra realidad, que sólo está en las manos de los artistas.

En 2017 y gracias a la propuesta que realizara el Presidente de la AEPE, José Gabriel Astudillo, bajo el título de “La plenitud de los nombres”, se acordaba la reorganización de los premios y galardones que otorgaba la institución en los distintos certámenes y concursos habituales. En el caso del Salón de Arte Realista, y como en el resto de las ocasiones con el ánimo de honrar la memoria de los fundadores de la AEPE, se instituyeron los premios: Medalla de Pintura José Villegas Cordero y Medalla de Escultura Juan Cristóbal.

 

JUAN CRISTOBAL GONZALEZ QUESADA

 

GONZALEZ DE QUESADA, Juan Cristobal      E    1928 24.may.1898           OHANES(Almeria)      GRANADA/MADRID            19.set.1961

 

Juan Cristóbal González Quesada, conocido como Juan Cristóbal, nació el 25 de mayo de 1896 en Ohanes, Almería. Cuando contaba con 10 años, su padre emigra a Argentina y el resto de la familia se traslada a vivir a casa de una tía en Granada.

En 1908 comienza a trabajar de botones en el Centro Artístico y Literario de Granada, y un año después, ingresa en el estudio del escultor Nicolás Prados Benítez y en la Escuela de Artes y Oficios de Granada.

Al año siguiente, obtiene la Primera Medalla de la Exposición de Escultores Noveles, organizada por la Sociedad Filarmónica de Granada.

Juan Cristóbal en su juventud

 

En 1913, en el Centro Artístico de Granada, realizó su primera exposición, siendo descubierto por el escultor francés Daniel Backe y por Natalio Rivas, que le ofrece su protección, creándose desde ese momento una relación casi paterno-filial durante el resto de sus vidas.

Consigue una beca del Ayuntamiento, Diputación de Granada y Centro Artístico y Literario de Granada para estudiar en la Escuela de Bellas Artes en Madrid, a donde se traslada a vivir en 1914, ingresando en el estudio de Mariano Benlliure, uno de los Socios Fundadores de la Asociación de Pintores y Escultores, durante un breve tiempo.

Su primer estudio estaba situado en una buhardilla de la calle Atocha 151, que sirvió de refugio a jóvenes intelectuales granadinos como Ismael González de la Serna, Manuel Ángeles Ortiz y Miguel Pizarro.

Retratando a Natalio Rivas en Granada

 

Durante sus estudios, entabla amistad con artistas como Antonio Vila Arrufat, Timoteo Pérez Rubio, Ramón Acín, Paulino Vicente, los arquitectos Emilio Castro, Enrique Colás, Adolfo Blanco, y los escultores Moisés Huertas, Fructuoso Orduña, José Ortells y Julio Vicent, todos ellos Socios y Fundadores de la Asociación de Pintores y Escultores.

En 1917 expone por primera vez en el Ateneo de Madrid, junto a su amigo el pintor Ismael de la Serna, inaugura su primer Monumento en el Puente Internacional de Irún (Guipúzcoa) y recibe el encargo del Monumento a Ángel Ganivet del Ayuntamiento de Granada.

Durante esos años, participa en numerosas exposiciones nacionales y certámenes internacionales de todo tipo, obteniendo la Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1917.

En su estudio de la Calle Londres de Madrid

 

El Ministerio de Instrucción Pública le concede una bolsa de viaje junto a Nicanor Piñole, Ricardo Urgell, Jesús Corredoira y Leandro Oroz.

A partir de 1918 recibe numerosos encargos y proyectos que le proporcionan una estabilidad económica.

Imagen aparecida en La Esfera

 

En 1919 traslada su estudio a la calle Don Ramón de la Cruz, 56 y en 1931 a la calle Londres, 44 de Madrid, que realizara el arquitecto Emiliano Castro.

Curiosamente hoy, en este número de la Gaceta de Bellas Artes correspondiente al mes de junio de 2020, se entrelazan las historias de Juan Cristóbal y de Mª Teresa Jiménez de Blas, la artista socia de la AEPE cuya biografía descubrimos también en este ejemplar, por ser vecinos del Madrid Moderno.

Juan Cristóbal en una fotografía de 1934, en su estudio

 

En 1920 contrae matrimonio con Juana Granel, del que nacerán seis hijos: Luisa, Rafaela, Micaela, Manuela, Teresa Cristobalina y Juan Cristóbal.

Tras una intensa actividad realizando esculturas y monumentos por toda la geografía nacional, obtiene la Primera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes.

La gitana Elvira

 

En 1923 comienza a ser jurado en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, bienales y concursos, junto a otros miembros de la Asociación de Pintores y Escultores como Mariano Benlliure, Victorio Macho, Juan Adsuara, Fructuoso Orduña, Moisés Huertas, Julio Vicente, José Ortells…

En 1926 inauguró en Salamanca el Monumento a Gabriel y Galán, realizando para el Círculo de Bellas Artes de Madrid el Alto Relieve La Música.

Trabajando en el busto de Goya para San Antonio de La Florida, de Madrid

 

Muy activo en la vida cultural y artística de España, participó en innumerables homenajes a pintores y escultores de su época, actos solidarios, e incontables iniciativas relacionadas con el mundo de las bellas artes.

En 1928 es invitado por el Gobierno de la Unión Soviética a visitar el país junto a Ramón Pérez de Ayala, Gregorio Marañon, Hernández Catá, Clemente de Diego, Anselmo Miguel Nieto.

Monumento a Zuloaga, Madrid

 

En estos años se reunían en su estudio de Don Ramón de la Cruz, asiduamente, un amplio círculo de amistades entre otros Ignacio Zuloaga, Julio Camba, Julio Romero de Torres, Rafael Penagos, Enrique de Mesa, Anselmo Miguel Nieto, Emiliano Barral, Lorenzo Domínguez, Ramón Pérez de Ayala, Casto Fernández – Shaw, Emiliano Castro…

Monumento a Ángel Ganivet

En 1930, con motivo de una excursión a Los Toros de Guisando y Cadalso de los Vidrios, de homenaje a Ramón Pérez de Ayala por haber sido nombrado académico de la Lengua, Juan Cristóbal descubre el Palacio de los Duques de Frías, adquiriendo, posteriormente, a Rafael Carlevaris la primera parcela del monumento, iniciando desde ese momento su restauración y conservación.

Victoria, portada de la Gaceta de Bellas Artes de julio de 1924

 

En esos años, es nombrado Vocal del Patronato del Museo de Arte Moderno.  
Cofundador en 1933 de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética, fue recibido en distintas ocasiones por el Presidente del Gobierno, Manuel Azaña, con quien mantuvo estrecha amistad.

En 1934 la Real Academia de Bellas Artes le concede una beca para estudiar en Roma, costeada por el Legado del Conde de Cartagena, si bien se verá obligado a renunciar por motivos personales.

Cabeza (mármol)

 

Llevó a cabo la restauración de la estatua de Felipe III (Plaza Mayor de Madrid), de Juan de Bolonia (Giambolagna) y Pedro de Taca, regalo del gran Duque de Florencia Cosme de Medicis a Felipe III, tras el atentado sufrido el 14 de Abril de 1931, teniendo que reconstruir la cabeza del caballo, la grupa y la figura de Felipe III, siendo reinstalada la estatua el 23 de Agosto de 1934 en La Plaza Mayor.

Pasó la guerra civil en Madrid.

Princesita de ojos azules, obra presentada al I Salón de Otoño

 

En 1940 cede un tercio del Molino Burleta a Ignacio Zuloaga y otro a José Minguijon, con la intención de crear un Museo Cervantino.

Destacan la exposición organizada en 1958 en la Biblioteca Nacional de Madrid, la de 1972 del Círculo de Bellas Artes, institución para la que había creado en los años 30 la imagen de la Sibila Casandra, o la celebrada en el Palacio de Carlos V de Granada. En los últimos años de su vida, instaló su estudio en Ávila, donde vivió y trabajó hasta morir en la cercana población madrileña de Cadalso de los Vidrios el 19 de septiembre de 1961.

El artista junto al monumento a El Cid, de Burgos

 

Juan Cristóbal trabajaba piedra, bronce y madera. En su estilo confluyen el helenismo y el quattrocento italiano más clásicos con las corrientes contemporáneas, combinando asimismo en su lenguaje el simbolismo y el realismo.

Se especializó en arte urbano e imágenes monumentales. Son obra suya, entre otras muchas, el majestuoso Cid Campeador a caballo de Burgos, el monumento a Julio Romero de Torres de Córdoba o las estatuas de Manuel de Falla y Ángel Ganivet de Granada. También retrató a Indalecio Prieto o Ramón Pérez de Ayala.

En 2001 el Ayuntamiento de Cadalso de los Vidrios nombró a Juan Cristóbal “Hijo Adoptivo de la Villa” a título póstumo.

Desnudo

 

En el 2002 la Real Academia de Bellas Artes Nuestra Señora de las Angustias de Granada, creó la Medalla de Bellas Artes, Escultura, “Juan Cristóbal”.

En 2019, el Ayuntamiento de Madrid, colocó una placa en memoria del escultor en el número 87 de la madrileña calle de José Ortega y Gasset, lugar donde más tiempo vivió Juan Cristobal en la capital.

Al acto, asistieron familiares del escultor, amigos de la familia y representantes de grupos políticos del Ayuntamiento y el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, invitado especialmente por la familia.

Retrato del pintor Pérez Rubio

 

Por su estudio han pasado alumnos que han terminado siendo grandes artistas, como como el escultor Emiliano Barral, a quien conoció haciendo el servicio militar, el pintor y escultor .

Tras la guerra y hasta su muerte, siguió siendo el de siempre, pero haciendo cierta revisión de los criterios plásticos y de representación contra los que él y su generación se habían definido en su juventud: naturalismo, abocetamiento, cierto carácter narrativo y hasta cierta retórica decimonónica.

Retrato de Goya

 

Pero lo que más siguió haciendo fueron bustos y cabezas, casi todos retratos, reflejo del ancho mundo de sus amistades, que, como antes de la guerra, incluía a muchos de los principales protagonistas de la vida cultural y social de Madrid.

Hombre apasionado, vital en extremo, que vivió intensamente la amistad y el amor, a su muerte dejó un generalizado sentimiento de humanidad y simpatía, así como el recuerdo de un tiempo que, en la España de entonces, empezaba a parecer muy lejano.

Retrato de José María Pemán

 

Juan Cristóbal y la AEPE

* Participo en el I Salón de Otoño de 1920, inscrito como Cristóbal, D. Juan; natural de Granada; reside en Madrid, calle de Don Ramón de la Cruz, número 56. Al mismo, presentó las obras:

889.- “Princesita de los ojos azules” (bronce)

890.- “El hombre sin ojos” (piedra).

* Al VI Salón de Otoño de 1925, en el que figuró inscrito de la misma manera,  presentó el mármol

420.- “Un Ángel”.

Protagoniza la portada de la Gaceta de Bellas Artes de la Asociación de Pintores y Escultores del 1 de julio de 1924, en donde Pedro G. Camio firmaba un artículo bajo el epígrafe de “Artistas contemporáneos”

En la Gaceta de Bellas Artes de junio de 1930, Bernardino de Pantorba firma un artículo en el que reconoce a Juan Cristóbal como “un escultor de su tiempo… que conoce la curva que trazan en la historia los diversos estilos escultóricos, y en vez de fijarse en uno de ellos, para seguirlo ciegamente, procura la alianza de todos, hasta lograr una síntesis equilibrada. Sus obras tienen, como casi todas las buenas obras de nuestro siglo, un acento nuevo al par que viejo”…

Juan Cristóbal fue Vocal de la Junta Directiva de la AEPE en 1929. Fue nombrado como Jurado para la Exposición Nacional de 1930 y actuó de Jurado en el IX Salón de Otoño. Siempre que se solicitó su ayuda y colaboración para la entidad, cumplió su cometido.

Juan Cristóbal

Retrato de Julio Romero de Torres

 

El Museo Juan Cristóbal en Cadalso de los Vidrios

El recientemente restaurado Palacio de Villena alberga las obras más representativas de Juan Cristóbal que posee la familia del artista

 

 

 

Webgrafía y bibliografía

https://juancristobalescultor.es/biografia-1896-1920/

http://ceres.mcu.es/pages/ResultSearch?Museo=MNEV&txtSimpleSearch=P%EDo%20del%20R%EDo%20Hortega&simpleSearch=0&hipertextSearch=1&search=simple&MuseumsSearch=MNEV%7C&MuseumsRolSearch=15&listaMuseos=[Museo%20Nacional%20de%20Escultura]

http://dbe.rah.es/biografias/13443/juan-gonzalez-quesada

«Juan Cristóbal», Chueca Goitia, F., 1965, Madrid

«Diccionario de pintores y escultores españoles del siglo XX», Editorial Forum Artis. Texto de Manuel Ruiz Ruiz

«La escultura española contemporánea 1800-1978». José María Medina. Editorial Edarcón, 1978,Madrid

«Arte español siglo XX. Colección Ars Hispanae». Juan Antonio Gaya Nuño, Editorial Plus Ultra, 1978, Madrid

«La escultura española contemporánea». Juan Antonio Gaya Nuño, Editorial Guadarrama, 1957, Madrid

«Historia de las Exposiciones de Bellas Artes celebradas en España». Bernardino de Pantorbo, Editorial Roma, 1985, Madrid

«Vida y obra de Ignacio Zuloaga». Enrique Lafuente Ferrari. Revista de Occidente 1972, Madrid

«Cuadernos Ignacio Zuloaga», Casa Museo Ignacio Zuloaga, Zumaya, Guipúzcoa, AAVV

Archivo Histórico “Bernardino de Pantorba” de la Asociación Española de Pintores y Escultores

www.gacetadebellasartes.es

www.salondeotoño.es

 

Francisco González Macías

Autor de la escultura “Retrato de José Prados López”

Por Mª Dolores Barreda Pérez

 

GONZALEZ MACIAS, Francisco    P.E          1952    1901         BEJAR(Sa)  MADRID/SALAMANCA

 

Escultor e imaginero, socio de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Nació en Béjar, Salamanca, el 19 de diciembre de 1901.

De sus padres heredó el pequeño Francisco su sensibilidad artística. Su padre –Emilio González Gosálvez–, tejedor de pañería fina, pensionado por el Gobierno con una beca para ampliar estudios en París, y su madre –Josefa Macías–, que había asistido en su juventud a la clase de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios, estaba considerada como una de las mejores modistas de Béjar.

Siendo Francisco muy niño, comenzó a sentir vocación por el dibujo y la escultura y a los 9 años inicia su aprendizaje en la Escuela de Artes y Oficios de Béjar, con Ángel Nevado.

Trabajando como ebanista, su vocación le llevan a tallar esculturas que expone en los escaparates de Béjar y que son muy bien recibidos por el público y autoridades.

En 1924 contrajo matrimonio con Florencia Hernández Calvo.

 

La Diputación Provincial le otorgar una modesta pensión con la que marcha a Madrid, en donde frecuenta el estudio de Victorio Macho, asiste a la Escuela de Artes y Oficios y tiene a José Capuz como profesor en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando.

Fascinado por los clásicos, admirador de Victorio Macho y Juan Cristóbal, en él dejan huella otros artistas como Clará, Planes, José Capuz, Ivan Mestrovic y Antoine Bourdelle.

En 1930 se presentó por primera vez a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de Madrid e ingresa como ayudante del escultor Juan Cristóbal, en donde se ocupa de reproducir en piedra las obras modeladas en barro por el escultor almeriense. Además, comienza a realizar trabajos escultóricos originales en la Casa “Santa Bárbara y Vila”, dedicada a la industria decorativa.

En enero de 1933 celebró su primera exposición en la Casa Charra de Madrid. Los críticos no dejaban de reconocer sus cualidades, llamando la atención su proyecto de mausoleo funerario en madera de caoba, obra de clara inspiración Art Déco.

El 4 de noviembre de 1933 se inauguró su segunda muestra en el Círculo de Bellas Artes, que le dio a conocer definitivamente en el panorama artístico madrileño y supuso la consolidación del artista como “uno de los positivos valores jóvenes del arte nacional”.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1934 obtuvo una Tercera Medalla.

En enero de 1935 expuso en la prestigiosa Sociedad de Amigos del Arte, en el Palacio de la Biblioteca Nacional y la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas le concede una beca para ir a París y completar su formación.

En febrero de 1936 participa en la Exposición de Arte Ibérico al lado de otros escultores españoles de prestigio como Capuz, Clará, Adsuara, Casanova, Rebull, Apeles Fenosa, Granyer, Llauradó, Pérez Mateo, Viladomat y Eva Aggerholm, y en el Salón de los Artistas Independientes, en Toulouse, y en la exposición “L’Art Espagnol Contemporaine”.

El 23 de julio de 1936 aún en Madrid, en su estudio de la barriada de la Prosperidad, parte a París, en donde permanece durante la contienda hasta que el inicio de la Segunda Guerra Mundial lo anima a abandonar la capital francesa y regresar a España.

De vuelta en su estudio de Madrid, acuciado por la maltrecha economía, inició su actividad de imaginero.

En 1941 ganó una pensión de la Fundación Conde de Cartagena que le concedió la Academia de Bellas Artes de San Fernando, beca que él mismo pidió que fuese para Salamanca donde pensaba dedicarse a estudiar el arte del Renacimiento, con el fin de adentrarse en la escultura en madera policromada y poder así trabajar obras de imaginería religiosa. Poco después obtuvo por oposición el título oficial de profesor de Dibujo expedido por la Escuela Central de Bellas Artes de San Fernando, dedicación a la enseñanza que también constituía por esos duros años de la posguerra otra de sus aspiraciones.

Trasladado a Salamanca, en su estudio trabajaban también su sobrino Agustín, con otros operarios que sacaban de puntos los vaciados de escayola del maestro. Juanita, su hija mayor, que siempre merodeaba por el estudio, le servía en algunas ocasiones como modelo, como sus otras hijas, Asunción (“Chon”), Pepita y Flori.

Su principal ocupación se centra en la imaginería, que le llevará a desarrollar un intenso trabajo por muchas localidades españolas, si bien continúa también por entonces cultivando el retrato.

A comienzos de los años 50 el escultor decidió regresar definitivamente a su domicilio de Madrid y a su taller de la Carretera de Aragón, entregándose a la labor del retrato y a la ejecución de esculturas decorativas.

Numerosos trabajos le hicieron marchar durante dos años a Bilbao, manteniendo su estudio de Madrid, y a Gijón, donde recibe muchos encargos y en la que deja huella su notable virtuosismo en su casi decena de obras públicas y abundante obra privada. Afincado en Gijón, el Ayuntamiento le compra distintas obras que deposita en el Parque de Isabel la Católica. También para la villa, y dando prueba de su polifacético trabajo, realiza una maqueta de Gijón, hoy en el Museo Casa Natal de Jovellanos.

El 6 de octubre de 1982, a los ochenta años de edad, falleció el escultor en su domicilio de Madrid rodeado del cariño de sus hijas. Su último deseo fue que algunas de sus más características esculturas fuesen a parar a Béjar, lo que cumplieron sus hijas donando al Museo Municipal “Mateo Hernández” un importante conjunto de sus obras.

En el mes de octubre de 1984, se inauguró una completa muestra antológica de sus esculturas y dibujos en la Galería Varrón, en Salamanca, exposición que quiso ser, sobre todo, un recuerdo y un homenaje póstumo a la vida y la creación artística del inolvidable escultor bejarano.

Francisco González Macías y la AEPE

* En el XII Salón de Otoño de 1932, aparece inscrito como Francisco González Maciás, natural de Béjar (Salamanca). Reside en Madrid, Agustín Durán, 7, y presentó la obra en escayola “Desnudo de niña”.

* Al XV Salón de Otoño de 1935 concurrió con la escultura en escayola titulada “Niña dibujando”.

* Al XX Salón de Otoño de 1946 presentó las obras tituladas “Lechuza” (piedra) y ”Juani” (escayola).

* Al 24 Salón de Otoño de 1950 llevó las esculturas “Pío Baroja” (barro cocido) y “El Maestro Bretón” (escayola).

* Al 25 Salón de Otoño de 1952 concurrió con dos: obras “Niña” (piedra, con número de inscripción 11), y con otra “Niña” (piedra y número de inscripción 13).

* Al 26 Salón de Otoño de 1954 presentó la obra “Retrato de José Prados López” (“piedra de Escobedo”, nombre que recibe el excelente material calizo sacado en las canteras del Monte Collado, situado entre Camargo y Escobedo, en Cantabria).

* El 29 Salón de Otoño de 1957 fue especial para el escultor, puesto que como Invitado de Honor, dispuso de la Sala I, llamada “Sala de Francisco González Macías”, en la que expuso un total de 25 obras: “Pequeña madre” (piedra negra), “Niña dibujando” (piedra negra), “Niña del puchero” (piedra), “Niña en la arena” (piedra), “Niño travieso”, “Fraternidad” (mármol), “Clavileño” (barro cocido), “Florina escucha un cuento” (madera), “Interpretación de un dibujo infantil” (madera), otra “Interpretación de un dibujo infantil” (madera), “Dos hermanos” (madera), “Maternidad” (escayola), “Proménade” (escayola), “Juani” (escayola), “Chica del botijo” (escayola), “Retrato de don Tomás Bretón” (escayola), “Retrato de José Prados López” (piedra), “Retrato de don Francisco Enríquez y González Olivares” (barro cocido), “Pio Baroja” (barro cocido), “El pintor Abraido del Rey” (barro cocido), “Mr. Maurice Legendre” (barro cocido), “Lechuza” (piedra negra), “Gallo” (madera), “Cristo yacente” (escayola) y “Entrada en Jerusalem” (madera).

Capricho

 

Tomás Bretón

 

Pío Baroja

 

Desnudo de niña

          

Niña dibujando

Bibliografía

BRASAS EGIDO, José Carlos: Francisco González Macías. Vida y obra de un escultor bejarano. Centro de Estudios Bejaranos. 2010.

BLÁZQUEZ, Francisco Javier y MONZÓN, Luís: Semana Santa salmantina. Historia y guía ilustrada, Amarú Ediciones. Salamanca, 1992.

BRASAS EGIDO, José Carlos: El Arte Contemporaneo en Salamanca, en Salamanca, Ciudad Europea de la Cultura 2002, Caja Duero, Salamanca, 2001.

MORALES IZQUIERDO, Francisco: La ermita de la Vera Cruz de Salamanca. Arte y Arquitectura, Centro de Estudios Salmantinos. Salamanca, 2007.

Exposición Las Edades del Hombre. El contrapunto y su morada, Catálogo de la Exposición, Catedrales de Salamanca 1993-1994.

El Adelanto, 18-I-1933, 16-II-1933, 20-I-1933 , 31-V-1933, 21-IX-1933

PRADOS LÓPEZ, “Una visita al estudio del escultor González Macías”, La Gaceta Regional, 20- VIII-1954

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