Teresa Madasú y Celestino

Por Mª Dolores Barreda Pérez

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LAS PRIMERAS ARTISTAS DE LA

ASOCIACION ESPAÑOLA DE PINTORES Y ESCULTORES

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Desde su fundación en 1910, y después de haber tratado en anteriores números a las Socias Fundadoras de la entidad, y las participantes en el primer Salón de Otoño, vamos a ir recuperando de la memoria colectiva, el nombre de las primeras socias que vinieron a formar parte de la Asociación de Pintores y Escultores.

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TERESA MADASÚ Y CELESTINO (o Teresa Madasú de Avellaneda)

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Teresa Madasú y Celestino o también conocida como Teresa Madasú de Avellaneda. Zaragoza, 1855 – Madrid, 11 de marzo de 1917.

Pintora, dibujante y litógrafa. Hija de Antonio Madasú y Tomás, funcionario que tras servir once años como militar en el ejército, estuvo trabajando hasta 1865 como oficial de la administración de hacienda en las poblaciones de Biescas, Ayerbe y Huesca, siendo destinado posteriormente a Linares, con el empleo de pagador de las minas del estado.

Teresa Madasú se crió en Linares, donde desde muy pronta edad dio muestras de excepcionales aptitudes para el dibujo, dedicándose a  la práctica de copias, como un retrato litográfico de Emilio Castelar y los grabados del periódico de modas Le Magasin des Demoiselles, trabajos que llamaron la atención  del ingeniero director de las minas de Linares, Luis Fernández Sedeño, que le encargó la ejecución de una serie de copias de fósiles que posteriormente publicaría, en siete láminas, la comisión del mapa geológico en la acreditada litografía del alemán  Gustavo Pfeiffer.

Al jubilarse su padre en 1871, la familia se desplazó a Madrid, pero al carecer de suficientes recursos, Teresa y sus tres hermanas tuvieron que trabajar como costureras. Su padre además padeció una grave enfermedad y su único hermano, alférez del ejército, falleció en Cuba.

Fue entonces cuando en 1872, el pintor y arqueólogo Paulino Savirón y Esteban, un antiguo amigo que su padre Antonio conoció en Aragón, intercedió para que Teresa trabajara como dibujante en la publicación El Museo Español de Antigüedades que editaba don José Gil Dorregaray.

Copia de “Melchor de Macanaz” obra de Teresa Madasú, Museo del Prado

 

En 1873 asistió a la recién creada cátedra de dibujo para señoritas del Conservatorio de las Artes que dirigía el pintor José Vallejo, que advirtió las dotes de dibujo de Teresa y se ofreció para orientarla en su carrera, haciéndola asistir a las cátedras de tarde y noche.

La recompensa no se hizo esperar, pues obtuvo el primer premio de oposición en el mencionado curso y también fue recompensada con una mención de cooperación en la Exposición Nacional de 1874 por sus nueve dibujos presentados, que el jurado de exámenes decidió conservar en el álbum del Ministerio de Fomento.

En 1873 empezó los estudios en la Escuela Especial de Pintura en Madrid, inscribiéndose en las categorías de Antiguo, Ropajes y Modelo antiguo, transcurriendo el resto del tiempo copiando objetos del Museo Arqueológico y realizando varios trabajos para publicaciones  como La Ilustración Católica (Dibujo de la escultura  El mendigo Lázaro de Alcoverro, 1878 ) que le proporcionó el profesor Vallejo.

Aprende a litografiar y empieza a copiar fósiles en láminas que son publicadas por la Comisión del mapa geológico.

Fue pensionada por el Ministerio de Fomento y premiada en varias exposiciones tanto por sus dibujos y acuarelas como por sus trabajos litográficos.

Figura registrada en el libro de copistas del Museo del Prado el 11 de junio de 1875 siendo garante el director.

En la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1876 presentó una acuarela, copia de un retablo indio consagrado a la diosa Durga.

Por estas fechas se casa con el funcionario de hacienda Joaquín Avellaneda y Rico, y en 1880 finaliza sus estudios en la Academia.

En 1881, el periódico El globo le encarga que dibuje la urna donde descansaban los restos de Calderón, con motivo de las fiestas del centenario, publicando el grabado en su portada el 27 de mayo de 1881.

En 1881 seguía trabajando con dibujos de fósiles para El mapa geológico de España.

En 1888 la nombraron responsable de dar las clases de la recién creada asignatura de “Clase de dibujo con aplicación a las artes y a la industria” en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer.

En 1890 tomo parte en la Exposición Nacional con el Retrato de doña R.A.

En 1897 era profesora de pintura en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer.

Falleció el 11 de marzo de 1917. Su marido, Joaquín Avellaneda se volvería a casar en 1918 con Dolores Millán.

El en Museo del Prado de Madrid se encuentra una de sus obras, una copia titulada “Melchor de Macanaz”, un óleo sobre lienzo realizado en 1877.

El imparcial. 8/6/1874

Al examinar los dibujos de fósiles que se están preparando para las láminas que han de acompasar á algunas Memorias geológicas, nos Sorprendió la perfección y exactitud con que están copiados del natural; y como en España este género de dibujo es tan nuevo que casi es desconocido, preguntamos con cierto interés quién era el afortunado artista que aquellos trabajos hacía y nuestra sorpresa fue mayor cuando nos contestaron que la señorita doña Teresa Madasú. Es tan extraño que una señorita se dedique en nuestro país a dibujar fósiles, que excitada nuestra curiosidad, tratamos de indagar las causas de un hecho tan singular, y he aquí lo que hemos averiguado en breves palabras que compendian la vida de un genio artístico y de una virtuosa hija de familia.

En 1869 residía en Linares, donde su padre D. Antonio Madasú era oficial pagador de las minas del Estado, y allí empezó a manifestar su afición y aptitud para el dibujo, copiando el caballo de oros de una baraja, que fue el caballo de batalla que decidió de su porvenir.

Vista la copia por los ingenieros destinados a aquel establecimiento minero, la animaron con sus justas alabanzas, y estimulada por ellas acometió la empresa, ardua para quién no poseía la más ligera noción de dibujo, de copiar una cabeza de los modelos que publica el periódico de modas Le Magasin des Demoiselles, imitando el claro-oscuro con puntos de lápiz más o menos gruesos, trabajo improbo que la fatigó al extremo de tener que abandonarlo, pero cuya perfección era tal, que hizo dudar quién seria el autor.

Esto picó su amor propio, y acto continuo se puso a copiar un retrato litografiado do D. Emilio Castelar, que disipó todo género de duda. Estas primeras tentativas no tuvieron consecuencias por el momento. En 1871 el Sr. Madasú quedó cesantil, viniendo a Madrid, donde doña Teresa y sus tres hermanas se dedicaron á la costura, el padre pasó una penosa enfermedad, y su hermano, alférez del ejército, falleció en Cuba, estando la familia reducida ala más triste situación. No por esto desmayó la señorita Madasú en el firme propósito que había formado de trocar la aguja por el lápiz; antes se animó más en él, consiguiendo en 1873 por mediación de un antiguo amigo de la familia, D. Paulino Saviron, obtener trabajo para Ia obra que sobre antigüedades artísticas publica el señor Dorregáray. Sus deseos se realizaron con el establecimiento en el Conservatorio de artes (Cátedra pública de dibujo para señoritas, bajo la dirección del señor don José Vallejo, cuyo distinguido profesor comprendió desde luego que si esta alumna carecía por completo de instrucción, tenia sobrada aptitud y voluntad para aprender, y la hizo asistir a las cátedras de tarde y de noche. La discípula correspondió al interés del maestro, concluyendo 22 dibujitos desde el 13 de enero hasta principio de mayo de 1873, ganando el primer premio por oposición y obteniendo otro premio en la última Exposición Nacional del Paseo del Cisne, por los nueve dibujos presentados, que el jurado de exámenes del Conservatorio juzgó dignos de reservar para el álbum del ministerio de Fomento. Estos primeros triunfos estimularon más y más su afán insaciable de aprender, consiguiendo después de varias gestiones ser matriculada en los estudios superiores de pintura, concurriendo por mañana y noche, durante el curso que acaba de terminar a las clases públicas de antiguo, ropajes y modelado antiguo, y empleando el resto del día en copiar objetos del Museo arqueológico, en los trabajos que la proporcionó su primer profesor Sr. Vallejo para las obras ilustradas que publica el Sr. Borrell y en otros que le encomiendan varios editores. Un día oyó explicar a un compañero de su hermano la manera de trasladar los dibujos a la piedra en el deposito de planos del ministerio de la Guerra, y sin más antecedentes se aventuró a hacer un ensayo con un retrato de María Antonieta, que se estampó en Ia litografía del Sr. Zaragozano. El éxito fue completo, y entonces fue cuando el ingeniero de minas D. Luis Periandez Sedeño, que era director de las minas de Linares en la época en que la señorita Madasú hacia sus primeras pruebas, la excitó a copiar fósiles, trabajo difícil, porque sus contornos no están siempre bien determinados, y delicada porque de un detalle, al parecer insignificante, depende el carácter distintivo de una especie o de una variedad, y que sin embargo, lo desempeña hoy con tanta perfección como en el extranjero…. EUGENIO MAFFEI.

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