Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

 

El mundo de las citas

La suspicacia podría llevar a sospechar que es un marbete equívoco. No, nada que ver con el mundo rosa, ni el mercadeo erótico o el cotilleo de vulgares charlatanes. Refiero el mundo de la cita literaria, con el modernismo norteamericano al fondo, que tanto la practicó. Pareciera un asunto caprichoso, sólo libresco, ¡verán que no!

Cita es señalar un día, hora y lugar para un encuentro del tipo que sea. Ley o doctrina que se alega para probar a afirmar algo. En el ámbito académico, cita es inclusión de una idea ajena en un trabajo propio. Es lícito y se practica con ciertas exigencias, incluso legales, debería bastar la decencia intelectual. Es decir, si citamos una frase o idea de otro, hay que entrecomillar el texto, mencionar al autor y la fuente, o sea la obra donde se ubica esa sentencia.

A veces, puede hacerse de forma general y con elegancia como ejemplifica Borges en su poema “El Golem”:

                                        “Si (como afirma el griego en el Cratilo)

                                           El nombre es arquetipo de la cosa,

                                          En las letras de rosa está la rosa

                                          Y todo el Nilo en la palabra Nilo”

El griego es Platón y el Cratilo es el dialogo que escribe en el año 360 a. d. C. En el poema “Los dones”, repite cortesía: “Le fue dada la música invisible ….La erguida sangre del amor humano/ (la imagen es de un griego) le fue dada…”. Borges fue satírico, incisivo, sarcástico, nunca zafio ni descortés ni sandio ni azorero.

Ahora, con el corta y pega que facilita la tecnología digital, se ha pasado de la didáctica al gatuperio, de la elegancia a la mancebía, al abuso, cuando no al plagio. Algunos se escudan en la intertextualidad para imbricar largos párrafos ajenos y acabar escribiendo collages, que son de otro antes que de quién firma. No es baladí la tergiversación resultante del empleo de páginas con distinta orientación de la que esculpió su autor.

Ezra Pound

 

En el planeta del arte es un escándalo, los nuevos textos críticos se han convertido en un rosario de citas con los mismos nombres siempre, vengan o no a cuento: Benjamín, Derrida, Deleuze, Lacan, Foucault, Baudrillard, Barthes, Heidegger, Wittgenstein….¡Y si no los citas, adoleces de idoneidad, modernez, que no es lo mismo que modernismo.

El modernismo norteamericano surge entresiglos y reina en la primera mitad del XX. La gran nación emergente carecía de una tradición actualizada y algunos autores se comprometieron en crearla. Tenían a Whitman, Emerson, Emily Dickinson, pero eran el pasado. Entonces surgen los nombres de T.S. Eliot y Ezra Pound, que se marchan a Europa, en busca de esa tradición de la que carecían. Y en EE.UU. quedan: Wallace Stevens, Marianne Moore, William Carlos Williams, e. e. cummings, Mina Loy, inglesa.

El modernismo usamericano liberó la forma, se zafó de la rigidez de la rima y el metro; abogó por el versolibrismo, por el ritmo, por la cadencia, mas, perdió la estructura de la musicalidad. La música reposa sobre un entramado hecho de silencios y de sonidos, que no se ve, pero se percibe en la riqueza de sus registros, en cómo nos endulza el corazón y enciende el cerebro. La música no es una melopea monserguera, sino una sucesión de chispazos, que nos sacude el cuerpo, cuyas vibraciones rebelan los pálpitos de la sangre armonizando el ritmo de la vivencia y poniendo alas a la imaginación.

Conocemos el uso que de la cita hicieron Eliot, el venerado, y en modo casi peligroso Ezra Pound; peligroso, porque a veces corre el riesgo de mariposear, de no proponer presencia, con palabras en latín, chino, provenzal o toscano. Los especialistas caracterizan y critican a Marianne Moore por el uso de la cita -con Wallace Stevens, que también lo hizo, no se atreven-, sin valorar la claridad, la belleza y el aroma de permanencia de Miss Moore: “Amante de la distinción que/ no nace de la jactancia”-.

 

Marianne Moore

 

Excurso de los especialistas. Se define, se jerarquiza, se matiza en nombre de los especialistas. Un título que engloba a no se sabe quién ni cuántos, pero que tiene patente de corso para decidir y sentenciar. ¿Quiénes son los especialistas? ¿Críticos de una materia concreta, informadores sectoriales, profesores que viven de alargar la agonía de la reiteración de un asunto? En poesía no hay especialistas, hay personas que viven con ella, no de ella; hay amantes que sienten el fulgor del poema, zahoríes que saben dónde está el agua, aunque no se vea. ¿Especialistas? ¡Por favor, con nombre, apellido y lugar!

Ralph Waldo Emerson, el padre del trascendentalismo, pilar de la tradición americana, exclamaba: “Odio las citas. Dime lo que sabes”. Pero la cita no impide decir lo que sabemos, ni mejorarlo. La cita es un homenaje a su autor, la cortesía de resaltar una idea brillante. Una manera, no de aparentar erudición, ni de apabullar, sino de ofrecer una ventana por la que poder contemplar un paisaje maravilloso o importante, deslumbrante. Una cita no debe de ser una apropiación, sino un reconocimiento a quien la genera; un lujo para paladear o reconciliarse con la proceridad del espíritu.

 En la entrevista que le hizo Donald Hall a Marianne Moore, The París Review, invierno de 1961, preguntada por el abundante uso de las citas, responde Miss Moore: “Solo trataba de ser honesta y de no robar. Siempre he pensado que si algo se ha formulado de la mejor manera posible, ¿cómo vas a mejorarlo? Si yo quería decir algo y alguien lo había dicho ya impecablemente, yo me lo apropiaría, pero citando a su autor. Así de fácil. Si un autor te fascina, me parece que sería propio de una imaginación extraña y enfermiza no desear compartirlo. Alguien más podría leerlo, ¿no le parece?”.

 

W. Carlos Williams

 

Me parece. ¡Si quieres dar a conocer a un autor o un verso sin parangón que descubres en su poesía, ¡qué mejor que citarlo y difundirlo a los cuatro vientos! Es verdad que debemos dar nuestra opinión, no la ajena para encubrir la nuestra, pero una vez que la das, ¿dónde está el problema de festonearla con una hermosa idea que la potencie?

No citar por citar, no al pavoneo de ignorantes que creen ocultar sus carencias con plumas de otros. No a los trileros de la internet que sacan de contexto cualquier oración con la pretensión de lucirse. “Con las plumas de otro puedes adornarte, pero no puedes volar. Eso poca gente lo sabe, pero no lo ignoran los pájaros”, aforismo de Piedra para mi tiempo, 1919, del enorme poeta y filósofo rumano Lucian Blaga, 1895-1961.

Armando Villegas, el insigne y glorioso maestro peruano nacionalizado colombiano, hizo una pintura mágica con plumas de hechiceros y colores hechizados que nos deja en suspenso, conmocionados por la emoción poética de unas formas que se fundían en colores y unas cromías que eran música del misterio destilada en la alquitara humana, o arcangélica. ¿Por qué un pintor de tan alta categoría no está en nuestro ideario? Es algo que hay que preguntar a museos públicos, cono el Reina Sofía u otros, empeñados en rarezas y medianías porque sus mandamales lo creen exótico, excéntrico y rentable.

 

Maurice Maeterlinck

 

William Carlos Williams, tanto en In the American Grain como en Paterson usa citas, no ya cuantiosas, sino excesivas. La única disculpa, si es que la hay, es que estaba, cabe sus colegas, creando un lenguaje nuevo para un mundo nuevo, fijado en su realidad. No es el caso de nuestra actualidad que, de espaldas a la realidad, crea una ficción paralela y una retórica ocasional, que no puede perdurar porque no tiene fundamentos; prescinde de la emoción y se enfoca al oportunismo.

Los problemas que generan las citas están en la falta de lectura. Quien no lee una obra no debe citarla y menos reflejar algunas de sus partes sin tener idea del contexto general. Y eso en la era digital está al día, porque hay portales que reúnen frases de diferentes autores, sin mencionar la fuente, incluso erróneas o inventadas, que se utilizan sin contraste, sin pudor, sin decencia, sin clementica.

 

Lucian Blaga

 

La cita es elegancia; hacerla con precisión y rigor, exigencia de la decencia intelectual. ¿Dónde la decencia de quién se apropia de páginas de otros autores, aunque los nombre, para completar un texto propio? Algunos parafrasean ideas ajenas y para dar a entender que es suyo, se adornan del trabajo de otro, sin rubor. ¿Quién hace trabajo de campo ahora, como el que publica en esta Gaceta Mª Dolores Barreda, cada mes? ¿Quién va a los archivos, a las bibliotecas a buscar? Muy pocos, los hay, pero la mayoría, a la pantalla y lo que no aparece en la pantalla no existe para las nuevas generaciones.

¿Plagio? Cuando Maurice Maeterlinck publica La vida de las termitas, 1926, es acusado de plagio por el escritor sudafricano Eugène Marais, que había escrito Die Siel van der Mier, El alma de la hormiga. No llegó a esclarecerse nada, hay evidencias de páginas iguales. Plagiar es copiar una obra o parte de ella, una idea o una imagen, un delito contemplado en Derechos de Autor. ¿Cuándo se mira al espejo un plagiario, qué puede sentir? Acostumbrase a la mentira es la muerte de la decencia, el fin de la dignidad en las relaciones humanas. Los mentirosos compulsivos, al engañarse, no tienen sensación de la piltrafa que son. Pero, no les quepa duda, la basura siempre acaba en el estercolero.

 

Armando Villegas

 

Es muy habitual leer: ¡Como dijo Platón! ¿Dónde lo dijo, cuándo lo escribió, en qué página de qué libro de qué edición? La cita es lícita, aconsejable, útil, pero seamos dignos, decentes, didascálicos, oportunos, inteligentes, nobles. ¡Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios!, Mat. 22,21.

 

                                                                                                                    Tomás Paredes

                                                                                               Presidente H. de AICA Spain

Lorna Benavides inauguró su exposición «Prismas» en la Sala Lorenzo Vaquero

VII Premio Ciudad de Getafe del 89 Salón de Otoño

 

El 17 de octubre de 2023, en la Sala Lorenzo Vaquero de Getafe, tuvo lugar el acto de inauguración de la exposición titulada “Prismas”, de la escultora Lorna Benavides, ganadora del VII Premio Ciudad de Getafe del Excmo. Ayuntamiento de Getafe, en la pasada edición del 89 Salón de Otoño celebrado en Madrid en el mes de noviembre de 2022.

Al acto de inauguración asistió el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo López, así como el Concejal de Cultura de Getafe, Luis José Domínguez Iglesias y los servicios culturales de Getafe, además de artistas, socios y amigos, deseosos de contemplar las últimas creaciones de la laureada escultora.

El título de la muestra es «PRISMAS», y hace alusión tanto a los volúmenes geométricos de diferentes caras y ángulos, como sobre todo a los puntos de vista particulares, a las visiones subjetivas del habitante de las ciudades, sobre todo después de la experiencia global que significó el confinamiento debido a la pandemia del covid 19.

Es una exposición predominantemente de escultura pero también va acompañada de obra de pared relativa al título y hecha expresamente para la exposición. El VII Premio Ciudad de Getafe del 89 Salón de Otoño concedió por primera vez el galardón a una escultura, «Rusalka», de mármol rosa de Portugal, que también se exhibe en la muestra.

 

En el acto de inauguración, Tomás Paredes, Lorna Benavides, José Gabriel Astudillo y el Concejal de Cultura de Getafe, Luis José Domínguez, entre otros

 

Las Ministras Consejeras de la Embajada de Costa Rica en España, Guisella Sánchez y Carolina Fernández

 

El 26 de octubre se inaugura el 90 Salón de Otoño

En una gran gala de entrega de premios

La Casa de Vacas del madrileño Parque del Buen Retiro acogerá el día 26 de octubre la gran gala de fallo del jurado, entrega de premios e inauguración de la exposición de las obras premiadas y seleccionadas en el 90 Salón de Otoño que organiza la Asociación Española de Pintores y Escultores, el certamen más antiguo y prestigioso de los que se organizan en España.

La muestra incluye un total de 74 obras, 58 pinturas y 16 esculturas, de entre más de 250 presentadas.

La gala contará con la asistencia del Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, el Vicepresidente de la entidad, Juan Manuel López-Reina, la Secretaria General, Mª Dolores Barreda Pérez,  así como del resto de miembros de la Junta Directiva, Alicia Sánchez Carmona, Antonio Téllez de Peralta, Paloma Casado, Carmen Bonilla Carrasco, Fernando de Marta, Manuel Díaz Meré y Jesús Alcolea.

Además, asistirán los miembros del Jurado de esta edición Eduardo Naranjo, Paula Varona, Ricardo Sanz, Soledad Fernández, José Luis Fernández, Tomás Paredes, Mª Dolores Chamero, y Wifredo Rincón, así como de los responsables de las distintas entidades colaboradoras del 90 Salón de Otoño, José Luis Manzanares, Gerente de Tritoma, José Luis Domínguez, Concejal de Cultura y Deportes del Ayuntamiento de Getafe, Miguel Ángel y Marisa Codina, de la Fundición Codina, Alan Hernández, Director General de Inmobiliarias Encuentro, Santiago de Santiago, Manuel Alpañés, Presidente de la Agrupación Española de Acuarelistas, así como Ignacio Egea, Presidente de la Fundación Down Madrid y Elena Escalona.

 

 

Los artistas seleccionados para participar en esta exposición del 90 Salón de Otoño de la AEPE, son:

 

Luis Andrés Acevedo Manso
Héctor Acevedo (Héctor Acevedo Acevedo Rojas)
Adelacreative (Adela Trifán)
Javier Alemany (Javier Alemany de la Peña)
Leila Alonso García (Leyla Alonso García)
Isabel Alosete (Isabel Moreno González – Alosete)
Carlos Andino (Carlos Andino Cerrato)
Arellano (Francisco José Franco Ramírez de Arellano)
Arantzazu Arregi (Arantzazu Arregi Uriarte)
Conchi Artero (Concepción Artero García)
Fernando Asián (Fernando Asián del Barco)
Carmen Bonilla (Carmen Bonilla Carrasco)
Sebastián Calderón (Sebastián Calderón Honrubia)
Carmela del Casar Ximénez
Valeriano Cortázar (Valeriano Cortázar Pérez)
Leovigildo Cristóbal Valverde (Leovigildo Jorge Cristóbal Valverde)
Curiaqui (Rafael Pedro Fernández Prieto)
Rosa Díaz (Rosa Díaz Fernández)
Carmen Durán (Carmen Durán Sanz)
Fatimadi (Fátima Díaz-Ropero Olmedo)
Magdalena España (Magdalena España Luque)
Mar Esteban (Mª. Mar Esteban Villar)
Manuel Fournier (Manuel Fournier Martínez)
Argentina G. Tamames (Argentina González Tamames)
Fernando García de Juan (Fernando García de Juan)
Federico García Zamarbide
Sol González (Sonsoles González Martín)
Agustín González Salvador
Lydia Gordillo (Lydia Gordillo Pereira)
José Llorens (José Ignacio Gutiérrez Llorens)
Ana Gutiérrez (Ana Gutiérrez Mengual)
Vicente Hernàiz (Vicente Hernàiz Pascual)
Sofía Cristina Jiménez (Sofía Cristina Jiménez Sánchez)
Karfer Eguía (Karlos Fernández Eguía)
Javier Langa Canseco (Francisco Javier Langa Canseco)
Cati Lanza (Catalina Lanza López)
Juan Layos Pantoja
Alfonso Leal Muñoz
Pablo Linares Amor
Juan Ramón Luque Ávalos
Nacho Mallagray (Ignacio Mallagray Martínez)
José Manuel Martínez Pérez
José Antonio Martínez Soler
Adolfo Manuel Merino Mareque
Naná Messás (Carmen García Mesás)
Cándido Monge (Cándido Monge Pérez)
David Montes Alonso
Mr. Jath (José Antonio Tejedor Herranz)
Julio Murciego (Julio César Murciego Cabrero)
Fiona Olimpia (Laura Fiona Cunilles Mula)
Manuel Olivas (Manuel Olivas Gálvez)
Mona Omrami
Javier Ortas (Javier Ortas González)
Francisco Ortega Guzmán (FOG) (Francisco Ortega Guzmán)
Juan Manuel Paisano (Juan Manuel Paisano Tena)
Eva Prada García
Galiana (Juan Pérez Galiana)
Enrique Ragel García-Vao
Ricardo Renedo (Ricardo Renedo Herranz)
Pablo Reviriego (Pablo Reviriego Moreno)
ROZAS – Timoteo Díez Rozas (Timoteo Díez Rozas)
De la Serna (Mª Victoria de la Serna Bosel)
José Valladares Moreno
Pilar Vich (Pilar Vich Pérez)
José Luis Yañez (José Luis García Yañez)
Jorge Yunta (Jorge Rodríguez Fernández)
Ron Zohar

 

90 Salón de Otoño

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

Inauguración y entrega de premios: 26 de octubre, 19 h.

26 de octubre – 26 de noviembre de 2023

Casa de Vacas

Parque del Buen Retiro de Madrid

Pº de Colombia, 1. 28009 Madrid

De lunes a domingo, de 10 a 21 h.

Metro: Retiro (Línea 2)

Bus: 2, 20, 28

BICIMAD: Estación 102 (C/ Alcalá, 95) y Estación 60 (Plza. Independencia, 6)

El mejor de los jurados para una gran celebración

La del 90 Salón de Otoño 

de la Asociación Española de Pintores y Escultores

 

El día 27 de septiembre de 2023 tuvo lugar la reunión del Jurado de selección y calificación del Salón de Otoño que este año llega a su edición número 90, siendo así el certamen más antiguo y prestigioso de los que se convocan en España.

Organizado por la Asociación Española de Pintores y Escultores, el primer Salón de Otoño nació en 1920 como un acto de rebeldía frente a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, dando cabida a todas las tendencias, todos los estilos y todas las vanguardias.

103 años después, el Salón de Otoño cumple su edición casi 40.000 artistas, desde Picasso a Sorolla, de Gutiérrez Solana a Dis Berlin, de Alberti a Antonio López… y se han otorgado alrededor de 2.400 premios.

El jurado del 90 Salón de Otoño ha estado formado por José Gabriel Astudillo López, Presidente de la AEPE, Mª Dolores Barreda Pérez, Secretaria General de la AEPE, actuando como Presidente y Secretaria del mismo, ambos con voz y sin voto, y ha tenido como vocales a los artistas Eduardo Naranjo, Paula Varona, Ricardo Sanz, Soledad Fernández, José Luis Fernández, Tomás Paredes, Presidente de Honor de la Asociación Española de Críticos de Arte, Mª Dolores Chamero, Directora del Centro Cultural Casa de Vacas y Wifredo Rincón, Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid.

 

Tal y como comenta José Gabriel Astudillo, “No puedo dejar de agradecer a los miembros del Jurado, directamente implicados en este proyecto común que es la Asociación Española de Pintores y Escultores, la encomiable labor que han realizado. Son ellos quienes entienden y comparten la sensibilidad del creador y quienes desde la serenidad y la reflexión, han sido capaces de vislumbrar lo mejor de cada artista”.

Y es que todos los miembros de este Jurado forman parte de una entidad que ha cumplido ya 113 años y que ha querido recuperar los orígenes y el espíritu de los primeros Salones de Otoño, en el que eran los artistas quienes dirimían sobre las obras de otros artistas.

Ha sido un enorme esfuerzo el realizado, con una elevada participación de obras de gran calidad, que darán fruto en la exposición que se inaugurará el próximo día 26 de octubre de 2023, en la Casa de Vacas del madrileño Parque del Buen Retiro, cuando tenga lugar además la gala de entrega de premios de una edición que podrá verse hasta el 26 de noviembre.

En esta edición especial del 90 Salón de Otoño, se va a realizar además un Ciclo de Conferencias que tendrán lugar en el Salón de Actos de la Casa de Vacas, durante los viernes que dure la exposición, y que tratará sobre los antecedentes, pasado, presente y futuro de un certamen por el que han pasado la inmensa mayoría de artistas del siglo XX y XXI.

Además, la Asociación Española de Pintores y Escultores ha puesto en marcha un libro conmemorativo del 90 Salón de Otoño titulado “Códex 90”, en el que han podido participar todos los artistas que así lo han decidido, con una obra original que compondrá un gran libro con el que podrán dejar testimonio de una edición tan especial.

Puedes seguir toda la información en esta misma web, pestaña «Certámenes», subpestaña «Salón de Otoño», así como unas impresiones de cada uno de los miembros del Jurado.

Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

 

La impasible mirada del estoico

                                                                                     

Vivimos tiempos de conductas innobles, de arbitrariedad, de indecencia; de fragmentación, de adulación de derechos y olvido tórpido de obligaciones. Urge pensar, aplicar la impasible mirada del estoico, dedicando a los hechos análisis desapasionado y objetivo, impersonal. Como dice René Char: “No nos está permitido enloquecer en una época demente, aunque nos pueda quemar vivos un fuego cuyo igual somos”.

Los sistemas filosóficos que no son formas de vida son materia de manual, teorías que se transmiten como objetos de pensamiento, sin ser conocimiento. El estoicismo afirma la esencial universalidad y la unidad del hombre. Nace en la época helenística y permanece hasta la actualidad, porque no elabora doctrinas, sino que ahorma un estilo de vida. Más que idearios requiere conductas, nobleza, limpidez, transparencia.

Nobleza, condición de noble, nada que ver con castas interesadas en vestigios o fortunas hereditarias. La nobleza es una forma de inteligencia y de belleza. Noble es quien de forma natural exhibe conducta generosa, tolerante, empática, limpia, iluminada por la inocencia genuina del ser. Tengo el privilegio de conocer y tener cerca personas nobles; no hablo de oídas, sino de actitudes que justifican la mejor condición del ser humano. Nadie es más rico, más afortunado que aquel que es noble, pero la nobleza se conquista.

La mentalidad helenística es racionalista, pragmática, empírica. El siglo III a. d.C. es el del apogeo helenístico, cuando prosperaron las ciencias positivas. Época augural para la física, la matemática, la química, la astronomía, la medicina. Tiempo de Arquímedes, Eratóstenes, Erasístrato, Euclides. Evoluciona el pensamiento, el arte se hace realista, se impone la koiné, la política se hace práctica: el sistema de Ptolomeo II es el ejemplo.

En ese lapso glorioso emerge el estoicismo, el mayor agente activo revolucionario de los siglos III a.d. C. al II d. C. en el Mediterráneo. Aunque oficialmente el estoicismo acaba con la clausura de la Escuela de Atenas por el emperador Justiniano, año 529.

Tras centurias de confusión, de guadianismo, resurge y se sincretiza con el cristianismo, s. XVI: el humanista belga, Justo Lipsio/Joost Lips, publicó en 1584 De Constantia, la obra que lo fundamenta. El estoicismo ha sobrevivido hasta nuestros días, ¿acaso Borges no es un estoico? El jovencísimo nadador rumano, David Popovici, asegura que su fuerza para vencer y romper todas las marcas se la da el estoicismo, citando máximas de Marco Aurelio y Epícteto.

Zenón de Citio llega a Atenas el 311 a.d.C. y después de merodear varias escuelas, se decide por crear una que se denominó estoicismo, que toma su nombre de la Stoa Pecile, o puerta del lugar donde el maestro exponía sus enseñanzas a seguidores. Al principio se llamó también zenoismo. Zenón propone la primera Utopía de un estado universal en el que los ciudadanos estarán regidos por el amor, como única ley. Y también la igualdad de los hombres y su respeto mutuo.

Para su estudio, se periodizan tres etapas: el estoicismo antiguo, integrado por su fundador y sucesores Cleantes y Crisipo de Solos. El medio, con Diógenes de Babilonia y Antípater de Tarso, que difunde la filosofía por el Mediterráneo, contando con las figuras de Panecio de Rodas y Posidonio de Apamea, los Catón y Escipión el Africano.

Todos saben que, Posidonio de Apamea, Siria, 135-51 a. d .C, fue el gran polímata de su tiempo: político, historiador, astrónomo, geógrafo, filósofo y viajero, incluso estuvo en Gades y midió las mareas y su relación con los flujos, lunares. Figura más universal de la ciencia, después de Aristóteles. De familia acomodada siria, estudió en Atenas y se convirtió en un paladín de lo estoico y de la cultura universal.

Y tercera fase, el estoicismo nuevo o romano, la introducción del sistema en el mundo romano, con las figuras señeras de Séneca, Epícteto y Marco Aurelio, siglo II. Senequismo no es sinónimo de estoicismo, pero ya veremos que coinciden en puntos sustanciales. Y que Séneca bebe en Posidonio de Apamea.

Marco Aurelio, 121-180, fue uno de los grandes emperadores, su honestidad y sus principios estoicos condicionaron su forma de gobernar con éxito. Adriano le llamaba, aun joven, verisimus, el honesto. Marco Aurelio escribió unas Meditaciones, que se han convertido en una almaciga de citas. Persiguió a los cristianos, pero fue noble, digno y respetuoso de la justicia. Valen más sus acciones que su benevolencia.

El estoicismo apunta dos ideas generales: la universalidad y la unidad del hombre. Las grandes virtudes que adornan a los estoicos son: el conocimiento, templanza, justicia y la fuerza para mantener la claridad y la integridad. Sin conocimiento no hay elección, criterio; sin templanza no hay tolerancia; sin justicia no hay libertad, ni igualdad; sin integridad, sin ética, ninguna conducta tiene orientación.

 No estoy hablando de un sistema de autoayuda, tan manoseados y tópicos ahora, sino de un estilo de vida, de unas normas de conducta, de un comportamiento, fundamentado en la ejemplaridad, no en la propaganda. Nuestro desarraigo intelectual y espiritual nos ha hecho intolerantes, macarras, insolidarios. Y todo eso tiene mucho que ver con el resurgimiento de los nacionalismos excluyentes, torpes y salvajes, ignaros, alimentados por fanáticos, frenéticos y fantásticos, con muy poco en la cabeza y nada en el corazón.

Polibio de Megalópolis hace la recepción de las ideas estoicas en la historiografía antigua. La historia con Heródoto se proponía narrar; con Tucídides, enjuiciar; con Teopompo, declamar. ¿Qué ofrece el estoicismo a la historiografía? Comprender, demostrar y comprobar, o sea investigar. Será Polibio el que imponga “la noble objetividad”, la impasible mirada, el examen desapasionado e impersonal de los hechos.

Posidonio de Apamea, 135-51 a. d. C., facilitará el paso del helenismo a la época grecorromana. Las Historias de Posidonio contienen tres ideas: la ambición universalista, la igualdad de los pueblos y la voluntad de la razón cósmica, que es la idea providencialista en el porvenir. En él se inspirará Séneca, quien a su vez influirá en Floro, cantor de la paz romana. El poeta Lucano será otro estoico.

Arriano, de formación estoica, es autor de Anábasis de Alejandro, uno de los libros más hermosos de la antigüedad, allí podemos leer: “Aunque censuro en el discurso de esta narración algunos de sus hechos, confieso sin rebozo que soy admirador entusiasta de Alejandro”. Esta aseveración se ha repetido después y se ha adjudicado a distintos personajes de la historia sin citar a su autor. Los estoicos no fueron nunca proclives a Alejandro, pero Arriano le admiró profundamente y lo dice sin tapujos.

Algunas ideas que hoy nos resultan asimiladas y comunes, como la existencia de una historia universal, el hecho de que el género humano es sujeto colectivo de la historia o que los hechos trascienden la esfera de un pueblo, son ideas que expresa e impone Polibio y que afinan sus sucesores.

El discurrir de los césares, con sus adulteraciones, produjo una cierta decadencia, que se salva con la llegada al poder de Trajano. Hay unas páginas extraordinarias, Semblanza de Trajano, de don Santiago Montero Díaz, que hablan del gran emperador español y de su influencia de Séneca y del estoicismo. Esas páginas me sirven de guía para esta nota.

Para Montero Díaz: “Lo heroico se realiza según tres categorías. La épica, en las culturas que nacen: el héroe domina el destino. La histórica, en las culturas que culminan: el héroe es la expresión del destino. La trágica, en las culturas que se hunden: el héroe es vencido por el destino. En la primera y la última hay conflicto. En la segunda, no. A ella pertenece Trajano”. ¡Deduzca el lector dónde nuestro momento!

Después de su campaña germánica, es nombrado emperador y hace su entrada en Roma a pie- lo que nunca había sucedido-, con manifiesta sencillez y exclama: “Quiero tratar a los demás como yo quisiera ser tratado si no fuera emperador”.  Tácito alaba a Ulpio Trajano asegurando: “en su tiempo cada cual podía pensar lo que quería y decir lo que pensaba”.  Suena a música liberal, “brisas liberales” las llama Montero Díaz.

Trajano, el general de la Bética es un romano de rancio abolengo. Nace el año 53, es pretor, gobernador de la Tarraconense y de Germania. Adoptado por Nerva, será emperador a los cuarenta y cinco años. Trajano “coloniza para la eternidad”, conquista a partos y dacios, a los germánicos y gobernará guiado por el cálculo y la prudencia.

Según Eutropio, cuajó de arte Roma, España, África, Italia, Oriente, reconstruyendo la destruida Antioquía. Hizo edificios, puentes, calzadas, acueductos, fortalezas. Para él “el bienestar de su patria radica en la agricultura como base vital y en la guerra como destino colectivo”. Y a eso se dedica con mano de seda y autoridad de bronce.

El estoicismo, con su punto de acendrada rebeldía, incita a la crítica del estatus imperial, corroe las bases del estado, socaba las viejas jerarquías, porque contiene un sentido tan fuerte de autoridad como de nobleza. Firme con el poderoso y tolerante con el vulnerable. Trajano tan imperial y respetuosos de las jerarquías, jamás pasa los límites. No es un estoico puro, pero es generoso, leal al decoro del estado, senequista ejemplar, duro, vive con modestia, como su hermana y su mujer, inusual en un emperador.

Para Montero Díaz: “Trajano es, pues, un traductor de su propia grandeza a fórmulas escuetas, exactas, infalibles […] intérprete fiel del destino irrevocable y único de su tiempo”. Sobrio, austero, castrense, tenaz, fiel.  ¡Igual que los gobernantes actuales!

                                                                                                                    Tomás Paredes

                                                                                               Presidente H. de AICA Spain   

 

Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

 

Las palabras

 

 

“Las palabras son para mí cuerpos tocables, sirenas visibles, sensualidades incorporadas” asegura Pessoa, Libro del desasosiego. Las palabras son hurmiento expreso de lo que sentimos, concreción de lo que pensamos y deben ser emblema de nuestra elegancia. Concretan idoneidad, precisión, rigor, transparencia. Si no es así, estamos haciendo mal uso de ellas, mostrando nuestra ignorancia, acreditando estulticia. (Deber + inf.= obligación; deber de + inf.= posibilidad o suposición).

El nivel cultural de nuestra sociedad es calamitoso. Y más grave respecto de las personas o profesionales que viven de ahormar, gestionar o difundir cultura. Se editan muchos libros, ¿se lee tanto? Desde hace algún tiempo, las ruedas de prensa se colman de aplaudidores ¡Desconcertante!

En el MNCARS, después de cinco años de preparación, se presenta un galimatías difícil de asimilar: ¡Maquinaciones! -¿es normal que dure sólo dos meses?-Saludó el nuevo director y terminó con aplausos, sin justificación alguna. Habló Teresa Velázquez y lo mismo. Pero, ¿quién aplaude? ¿El periodista al que convocan? No; aplaude una claque -¿becarios, empleados?-, que estos funcionarios utilizan sin arrobo. Ha sucedido igual en la presentación de la expo temporal en la Galería de las Colecciones Reales.

Entras en una galería de arte y te entregan una hoja de sala diciéndote lo que debes entender. Te envían una publicación con un resumen de lo que debes decir. Para los medios la cultura es una maría ¡Vamos bien! Cualquier político, aunque sólo sea para saludar, tiene que sacar unas cuartillas que le han escrito y leer. ¿Puede empeorar?, Si, claro, lo que es susceptible de degradarse, acaba degradándose.

¡El colmo, Yolanda Díaz, cuyas charletas gesticulantes provocan alipori! ¿No le da vergüenza a esta señora mostrar su analfabetismo con tanto descaro y obcecación? No conoce las palabras, dice lo contrario de lo que pretende, pero sonríe. Rosa Belmonte, con solercia y sorna, le hacía un retrato, poco ha, que asumiría complacido Groucho Marx. ¿A qué Marx ha leído la Sra. Díaz si es que ha leído algo?

Alaíde Foppa

 

Si Alejandra Pizarnik aseguraba que su gran amor había sido “su amor por los espejos”; mi idilio ha sido con las palabras. Desde la adolescencia he leído con diccionario al lado. Lo sigo haciendo. Palabra que ignoro, a buscarla, no debe darse nada por asimilado si no comprendemos lo que leemos. Existen unas 94.000 palabras en nuestra lengua, referencia DILE. Nadie las conoce todas, pero hay que esforzarse en saber qué leemos y qué comunicamos. Nuestro Juan Luis Vives sabía que “No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras”.

Todos coincidimos en qué es una palabra: un sonido autónomo que identifica un objeto, natural o artificial; que nombra una acción, real o abstracta; una sensación; y se representa mediante signos. Luego vienen los filólogos y marcan territorio; para ellos es una “unidad de significado”; segmento del discurso unificado; unión de lexema y morfema; unidad léxica conformada por un sonido o más, con significado fijo y una categoría gramatical; todavía, unidad lingüística significante, que se representa en letras. Entre los sinónimos: voz, término, vocablo, expresión, palabro… Esta última, no me place, denota tosquedad y se confunde con palabrota.

Su etimología parte de parabolé griego- comparación alegoría-, para pasar al   latín –paraula, parabola– al castellano medieval- parabla– y a hoy. Cambio exiguo en veintitantos siglos. El lenguaje común va moldeando, con el uso, las palabras, creando otras o alterando su contenido. Nadie como los poetas para su invención. Azorín no inventa, precisa, restaura, sajela, revive. Valle es una almáciga de voces. Para Cesare Pavese “le parole sono il nostro mestiere”. Son más que artesanía, más que oficio.

Toda lengua tiene palabras genuinas, singulares, maravillosas. En sueco, gokötta, identifica la acción de levantarse al amanecer para oír el trino de los pájaros. Cuando no tenemos palabra para identificar algo y, en otra lengua existe la idónea, lo pulcro es adoptarla, como homenaje y reconocimiento. Lo grosero, lo inadmisible es aceptar una palabra de otra lengua, cuando existe en la nuestra para lo que nombramos No hay palabras hideputa, todas tienen padre, origen reconocido: lo decía Viola de los artistas.

Eunice Odio

 

Algunos escritores, aficionados o furtivos distinguen entre palabras hermosas, feas, poéticas, detestables…Es un hecho cultural, legítimo, pero confuso. Objetivamente, no hay buenas y malas palabras, pero en ámbito subjetivo sí. Le oí, en ocasiones adunia, a José Hierro renegar de la palabra entrañable, a mí tampoco me gusta, aunque se utiliza con un noble sentido de intimidad.

Hay palabras preciosas en español: justicia, alhucema, ángel, duende, como encanto inefable; meguez, serendipia, inocencia, xecudo, limpio, flébil, ternura, ñamería, muy usada en Panamá, vale por privación de juico, locura. Poetas hay que no hacen distingos, defienden que cualquier palabra puede ser válida para la poesía, es el caso de Francis Ponge. Otros, por contra, marginan ciertas voces y muchos tienen una calántica de términos que utilizan con insistencia en sus poéticas.

No hay palabras feas, ni malas; sí, desubicadas, pronunciadas a destiempo. En referencia al sexo se percibe con nitidez: hay un lenguaje científico, culto; otro, educado; aún, erótico; y todavía, uno grosero. Su empleo depende de las circunstancias, si te equivocas en su uso, lo culto puede resultar cursi, lo erótico ridículo y lo inadecuado soez.

Hay palabras hechiceras, que echan a volar sus reflejos, como un farolillo iluminado zarandeado por la brisa, por su musicalidad, por su estructura, por su claro colorido:  primor, colaudar, melarquía, lisura, lígrimo, reluctancia, procrastinar, imbele, segismundear, albanega, zahareño, entrelubricán, adehala, enlabiar, azorero, perlesía, ambrosía… deslumbrantes con independencia de su significado.

Tapa 1ª edición, Eunice Odio, En defensa del castellano

Libro de Sonetos de Edward Degas

 

Es fundamental hablar, escribir, con propiedad, sin ambigüedad para entendernos; aspirar a la belleza para elevarnos. No menos importa conocer el significado de las palabras. De lo contrario, sólo mantendremos diálogos para besugos, astracanadas inútiles, tipycoladas hilarantes. Preferible conocer pocas palabras bien que muchas mal.

Se cumple, 8.VI.23, el sesquicentenario del nacimiento de Azorín. El autor de La ruta de Don Quijote esculpió un monumento, aere perennius, a la palabra. ¡Qué inmenso poeta sin haber escrito un verso! Algunos, que le han leído con prisa, dicen que gustaba de las palabras raras. ¡Qué ceguera! Buscaba hasta encontrar la palabra idónea, la ajustada, la cabal, la originaria. Como su amigo y admirado Juan Ramón Jiménez: ¡Intelijencia, dame el nombre exacto de las cosas!

Ortega y Gasset le llamó: ¡Poeta de la costumbre! Hay cientos de razones para leer a Azorín, hoy cuando yo lo leo, sobre todo, por su amor a las palabras, por los horizontes que nos proporciona, por la limpidez, por deleitar enseñando, por su rigor expresivo. No busquen argumentos espectaculares, pero si aman la luz profunda de la sencillez, ahí están Al margen de los clásicos, Doña Inés, Pueblo…

 

Azorín posando ante el retrato que le hizo Ignacio Zuloaga

 

Lo cuenta Paul Valery, el manuductor de la poesía pura. Degas, el célebre pintor de las bailarinas, Edgar Degas, era un fiel y ducho poeta. Le costaba escribir, si encontraba dificultades, recurría a la opinión de sus amigos, entre ellos Mallarmé (1842-1898). Una tarde le comentó a Stephane Mallarmé: “No me explico por qué no consigo terminar mi poemita, cuando estoy lleno de ideas”. A lo que contestó Mallarmé: “Pero, Degas, los poemas no se hacen con ideas, se hacen con palabras”. Una sentencia que ha propiciado miles de páginas y exégesis.

Las palabras son mariposas iridiscentes que revolotean ante nosotros. Nos cabe la obligación y la satisfacción de distinguirlas, de ubicarlas, de abarloarlas, de provocar la chispa uniéndolas y alternándolas. Es preciso leer con acuidad para conocer palabras y aprender su empleo correcto. Algún escritor afirma que es un don. No, no nos viene dado por el ala de un ángel, ni por los dioses. Hay que saber leer, comprender su contenido, su significado, su raíz.

Paul Valéry. Técnica mixta sobre papel. Albano 2020

 

Jean Paul Sartre (1905-1980), filósofo marxista y gran escritor, existencialista, ya cincuentón, publicó Les mots, 1963, libro sugerente, esplendente, inteligible, diáfano. Una suerte de memorias de iniciación, dónde narra sus comienzos, rodeado de libros, que le marcarían de por vida. Ahí vemos como las palabras fortalecen y dignifican una ambición expresiva, una vida dedicada a la acción del pensamiento.

El poeta chileno Nicanor Parra, proteico, huraño y prestidigitador, pregonaba: “El poeta no cumple su palabra si no cambia el nombre de las cosas”. Es decir, una de las misiones fundamentales del poeta es nombrar, decir como nadie antes había dicho, con meguez e idoneidad. Conocí a Parra, hablaba poco, se fijaba mucho y elevó la sátira a una altura que no había tenido desde el tiempo de Juvenal. O de Quevedo.

El 6 de noviembre de 1970, en Excelsior, México, Salvador Elizondo lanzó un brindis al sol, una ocurrencia provocadora sobre la incapacidad del español, para expresar ideas abstractas, lo que había impedido “una más limpia traducción” a José Gaos de la obra cumbre de Heidegger. Sólo Eunice Odio, la poeta de esmeralda y ascuas, la pantera del tránsito del fuego impló, contestando al exabrupto con un panfleto categórico, En defensa del castellano, edición de Alejandro Finisterre, 1972.

Ahora, Los tres editores, con rubro otro, La lucha por la lengua, y prólogo prescindible de Constantino Bértolo, lo reedita. Es una ocasión ideal para acercarse a la vida y obra de Eunice Odio- no, no es un pseudónimo-. “Asesinada por el agua”, como escribe Díaz-Casanueva, tuvo un vivir trágico, duro, azaroso, árido, ríspido, hasta morir abandonada del destino y del hombre, putrefacta.

Eunice Odio (Cosa Rica 1919-México 1974) debería estar en un altar para los 600 millones de hispanohablantes. La poeta de los magnéticos ojos verdes cantó como manucodiata, exótica; pensó, sufrió y nos legó un sentimiento de esplendor y valentía. Fue costarricense, guatemalteca, mexicana y el límpido jazmín con aroma más profundo del español. Es una referencia para las dos orillas del idioma. O busquen denodadamente  Las palabras y el tiempo de Alaíde Foppa, ¡se estarán premiando!

América española es nuestro granero del idioma. Sé que el lector lo sabe, pero insisto. Nuestra relación consiguió una mezcla humana que ningún otro conquistador logró. Las palabras lo delatan: la mezcla de español e indio da un mestizo; negro y español: mulato; mestizo e indígena: cuarterón; mulato y español: morisco; morisco y español: albino; mestizo e indígena: cholo; negra e indio o al revés: zambo; indígena y chino: zambaigo; chino y genízaro: albarazado…

La mer, la mer. Técnica mixta sobre papel. Albano 2020

 

Desde que los poetas latinoamericanos han dejado de mirar a España, para embobarse con EE.UU., su poesía ha perdido y ellos también. Por una simple cuestión de lenguaje. Lo que dice Eunice Odio de Góngora, hoy no lo pueden decir los poetas suramaricanos porque no leen a los faros líricos del español. ¿Si Vallejo hubiere mirado a los poetas usamericanos habría podido escribir Trilce? Y Enrique Molina, ¿dónde miraba cuando escribió Las cosas y el delirio?

Todas las palabras son limpias, no las empecinemos, no las manoseemos con inventos ideológicos y sordideces. Y a los escritores, ¡no oscurezcan, hay magia más allá de las tinieblas! Para Paul Celan: “Cada palabra, incluso la aparentemente más ínfima, busca relaciones, tiende al lenguaje”. Claro, una palabra es la llave, el resto son la ventana que abre esa llave, para ofrecernos unas vistas impresionantes. Abundando, Virginia Woolf asegura que “las palabras se pertenecen unas a otras”, se buscan, se quieren o se repelen, para hacer lenguaje y entendernos. ¡Es lo que hace falta, por encima de todo, entendernos!

La french theory y sus descomposiciones han estructurado un buen pandemónium -¡vean Maquinaciones en el “Reina Sofía”- No trato de demonizar nada, sino de huir de la ambigüedad y del mariyolismo, alentando la claridad. Dejemos los trabalenguas, que caricaturizaban Tip y Coll, las peroratas de Antonio Ozores  y disfrutemos entendiendo lo que oímos y leemos ¡Perdamos el miedo a manifestar nuestra impresión, cuando no entendamos qué se nos dice, porque quién habla lo hace a tontas y a locas o por boca de ganso! J.M. López Reina sabe que la belleza es una aspiración, ¿por qué renunciar a ella con la palabra, la imagen, el sonido, el movimiento o la bondad?

 

                                                                                                                Tomás Paredes

                                                                                              Presidente de H. AICA/Spain

Gran éxito en la presentación del libro de Mª Dolores Barreda Pérez “El círculo Benlliure”

Presentado por Javier Sierra, Tomás Paredes,

José Gabriel Astudillo y Alejandro Aguilar Soria

 

La sede institucional de la Asociación Española de Pintores y Escultores, donde tuvo lugar la presentación del libro «EL CIRCULO BENLLIURE. Entresiglos: Diccionario biográfico de 76 artistas coetáneas de Benlliure», publicado por el Ayuntamiento de Crevillente, junto con el Museo Mariano Benlliure y la Federación de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de Crevillente, estaba llena minutos antes de la hora señalada para el inicio del acto.

La presentación, que supuso un enorme éxito para la centenaria entidad y para la autora, contó con la presencia del Socio de Honor de la AEPE, escritor y Premio Planeta, Javier Sierra, del Presidente de Honor de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA), Tomás Paredes, y del Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, quienes prorrogan el libro, junto al Alcalde de Crevillente y al Presidente de la Federación de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de Crevillente, mientras que la portada del mismo es una obra original creada expresamente para el libro, de Alejandro Aguilar Soria, artista multidisciplinar y Socio de Honor de la AEPE.

 

El Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo fue dando la palabra a los integrantes de la mesa, interviniendo en primer lugar Tomás Paredes, quien “elogió la metodología que adopta el libro, tan alejada de las actuales líneas investigadoras actuales en las que sólo prima la publicación urgente de errores repetidos, y puedo dar fe de los desvelos de Mª Dolores por aportar alma y vida a unos trabajos tan laboriosos como los que ha realizado.

Incluso propongo un nuevo título para la obra: Resurrección, que no haría sino alentar y reflejar lo que realmente hace el libro, que es resucitar la vida y obra de artistas perdidas y olvidadas con una corrección exquisita.

Felicito también a la autora, a la que emplazo a seguir con investigaciones tan provechosas para el mundo del arte como la que contiene el libro.

Mª Dolores es una valiosa trabajadora del mundo del arte, de la investigación, a la que sigo en sus escritos cada mes como Directora de la Gaceta de Bellas Artes, y que igual que este trabajo que presentamos, tiene otros muchos muy valiosos, como el que en la actualidad está haciendo con los directores de la Gaceta de Bellas Artes, personas muy importantes hoy olvidadas, que demuestran la importancia de esta institución en la vida artística de España.

Mis deseos para ella es que coja carrerilla, que continúe su labor de investigación y publique todo porque no hace más que resucitar la memoria del arte de España”.

 

Tras el decano de los Críticos de Arte, el Presidente cedió la palabra a Javier Sierra, que ahondando en la recuperación de vidas que contiene el libro, apostó por la visión femenina del arte, tan olvidada y que parece comenzar a vivir una transformación en la revisión de la historia en la que la mujer es la protagonista.

Este libro es una maravillosa aportación que rescata biografías de artistas con el mismo espíritu que en el renacimiento tuvo Giorgio Vasari, célebre por sus biografías de artistas italianos, que reunió en un libro las vidas de los pintores de su tiempo y que de no haber sido por él, muchas de las cosas que hoy sabemos de artistas del renacimiento, no habrían llegado hasta nosotros. Sin Vasari, nuestro mapa intelectual del renacimiento sería muy pobre.

Del mismo modo, en el siglo XXII o en el XXIII, cuando se examine cómo fue el periodo entresiglos del XIX al XX, para saber quiénes eran los pintores españoles, van a tener que acudir al libro de Lola, y ella va a ser la Vasari del siglo XX. Y eso es así porque es un libro que aporta, ya que ella no sólo se ha tomado la molestia de investigar en archivos y bibliotecas, sino que ha hablado con familiares y ha realizado un trabajo novedoso.

Además, el libro llega en un momento muy importante en la historia de la mujer, en el que se comienza a revisar la visión masculina del arte, dejando las ventanas abiertas para que se reconozca lo femenino, y eso mismo es lo que he querido reflejar en el prólogo del libro, que la mujer juega un papel importante en el desarrollo de las artes plásticas.

Y en medio de todo eso, llega Lola y reivindica la historia de 76 mujeres olvidadas en el mundo de la pintura en España, que transitaban alrededor de Benlliure y de los grandes maestros de aquel tiempo. Los críticos y analistas de museos y colecciones, tienen que revisar el papel de las pintoras y escultoras y su presencia en las mismas, y en eso el libro de Lola va a ayudar sobremanera a esa tarea y va a convertirse en una pieza clave en la historia del arte de España.

Le he dicho a Lola, y parece que ella no quiere creerme, que me gustaría mucho que una editorial grande pudiera hacerse con los derechos de la obra y pudiera hacerse una versión de librería, porque esta obra tiene una presencia obligada en universidades y bibliotecas de España.

Solo espero que detrás de estas 76, vengan muchas más”.

 

Antes de conceder la palabra a la autora, José Gabriel Astudillo quiso destacar que “son más de 35 años trabajando con Mª Dolores. Ella nos transmite su pasión por el trabajo, por recuperar hechos y vidas olvidados y que son importantes para la ciudad, para la AEPE, datos que nadie quiere tomarse la molestia de ver y revisar, pero que son importantes en la memoria colectiva de los artistas.

Eso es lo que hace que Mª Dolores sea distinta, y lo sea en el trabajo, en su forma de pensar. Y aunque aquí trabajamos por amor al arte y echamos muchas horas, creo que en realidad lo hacemos porque tenemos la necesidad de transmitir a las generaciones futuras lo que ella hace, con estas 76 mujeres, pero también con los directores de la Gaceta de Bellas Artes, con las Medallas de la AEPE, etc.

Por eso hoy estoy muy orgulloso y feliz de ver que un trabajo que ha durado seis años, al final tiene una recompensa, como es la publicación del libro.

Estoy muy agradecido a Mª Dolores, que para mí ha sido una compañera de viaje y de trabajo, una amiga importantísima en mi vida, porque ha hecho un trabajo cuyos frutos son desconocidos para todos. Tendría que recordar ahora que si Madrid tiene en la Puerta del Sol una escultura de Carlos III es gracias a ella y a su tesón por rescatar de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando una escultura de Juan Pascual de Mena, o la historia del Parque del Retiro que escribió antes de su recuperación como Parque histórico y tantas y tantas iniciativas y muchas otras cosas que se han hecho en la ciudad de Madrid y que se las debemos a ella, y a lo mejor debería yo escribir un libro de lo que le debemos.

Es un trabajo bien hecho por alguien que ama a la Asociación Española de Pintores y Escultores, no en vano la hemos distinguido como Secretaria Perpetua de nuestra entidad, y ama todo lo que es arte y cultura.

Muchas gracias de parte de todos, porque nos sentimos muy orgullosos de ti y de tu trabajo”.

 

Tomó entonces la palabra Mª Dolores Barreda Pérez, quien se mostró muy emocionada y olvidando el escrito que había preparado, improvisó con gran dificultad, su “agradecimiento a mis hermanos, sobrinos, a mi familia que hoy me acompañan aquí; a Tomás Paredes, el aguijón que cada mes me inspira a continuar este trabajo… a Javier Sierra, que antes que amigo mío, lo era de mi padre, con todo lo que eso supone para mí ahora, mi padre, que también está aquí hoy con nosotros… y a José Gabriel, más que un amigo, también familia, que has visto crecer a mis sobrinos y has compartido nuestras penas y alegrías… y a Alejandro Aguilar Soria, que con tanto cariño me ha hecho un maravilloso dibujo que sirve de portada al libro… a José Antonio Maciá, responsable de la edición…

Estoy emocionada por ver tantas caras amigas y a personas que han venido desde fuera de Madrid, de Salamanca, Alicante, Valladolid, Asturias… a los familiares de las artistas presentes en el libro, a compañeras de trabajo, amigos, por ver vuestro cariño…

Estoy muy emocionada por todo lo que han dicho de mí, que casi ni puedo creerlo y lo escucho como si estuvieran hablando de otra persona, y os lo agradezco en el alma…

Yo tenía preparado un discurso estupendo, larguísimo… pero estoy sufriendo por ver a tanta gente de pie, por el calor que estamos pasando… no me gustaría que este acto fuera muy largo, no quiero aburriros ni hacerme pesada…

Han sido seis años de trabajo y de lucha, pero muy gratificante… he intentado hacer un trabajo serio y responsable, no arrastrar certificaciones académicas no logradas, ni errores ni premios, no por desmerecerlas, sino por comprobar realmente los datos… las futuras biografías y estudios no pueden seguir arrastrándolos… y no por eso dejan de ser mejores o peores artistas, de hecho, muchos artistas nunca han tenido un premio y triunfan a todos los niveles… aquí tenemos algunos ejemplos, como Paula Varona o Ricardo Sanz, que nos acompañan hoy…

No puedo seguir por la emoción, solo puedo agradeceros vuestra presencia hoy aquí, y si me lo permitís, todo esto se lo dedico… a mis padres”.

 

El acto dio paso a una copa de vino español en la que todos departieron y disfrutaron.

Asistieron al acto, los miembros de la Junta directiva de la AEPE, Juan Manuel López-Reina, Alicia Sánchez Carmona, Antonio Téllez de Peralta, Paloma Casado López, Carmen Bonilla Carrasco, Fernando de Marta y Sebastián, Jesús Alcolea Ríos, el Presidente de la Asociación Española de Críticos de Arte, Miguel Ángel Chaves Martín, Pablo de Unamuno, Mª Dolores Pérez Cid, Mapi Gutiérrez, Olga Bravo, Pilar Ayuso, Dolores Expósito, Marisa Cerezo, Patricia Gil, Elena Terán, Sonia Pradilla e Inaki, Soledad Cánovas del Castillo, José Luis Manzanares, Paula Varona, Ricardo San, Emilia de Dios Montoro, Soledad Fernández, Carmen Hongueras, Pedro Sanz, Manolo Romero, Marisa Guzmán, Susana Mazzarino, Lola Santos Moreno, Alan Hernández, Blanca Mac-Mahon, Rosa Maroto, Concha Gil García, David John Butler, Toya y Román, Pedro Quesada, Tomás Pérez Martínez y Victoria, César Barreda Pérez, Carmen Barreda Pérez, Pilar Maqueda Rodríguez, César Barreda y Beatriz, Javier Barreda, Alberto Barreda, Alejandra Pardo y David, Luis Javier Gayá…

 

 

 

 

 

 

 

 

José Luis Galicia recibe la Medalla de Honor de la AEPE

«Emocionado y agradecido por el reconocimiento de mis compañeros artistas»,

ha dicho Galicia al recoger su Medalla

 

 

En el día de ayer, 1 de junio de 2023, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo López, hacía entrega de la Medallas de Honor de la AEPE en un acto solemne pero sencillo, que se celebró en la sede social de la institución. Era además, el cumpleaños del artista.

Una hora antes, el homenajeado, acompañado de su esposa Maruja y de su hija pequeña, hacía acto de presencia en la sede social de la Calle Infantas de Madrid, siendo recibidos por la Junta Directiva, Juan Manuel López Reina, Alicia Sánchez Carmona, Antonio Téllez de Peralta, Paloma Casado, Carmen Bonilla Carrasco, Fernando de Marta y Jesús Alcolea, además de los socios y amigos que no quisieron perderse el acto.

Interesado por la entidad, de la que su padre fue socio, visitó las instalaciones y charló animadamente con los presentes, recordando anécdotas y artistas socios también que fueron sus profesores y de quienes aprendió “mucho y muy bueno”.

El acto comenzó un poco más tarde de la hora prevista, por la constante entrada de asistentes, dando paso el Presidente a una breve reseña biográfica que realizó la Secretaria General de la AEPE, Mª Dolores Barreda Pérez, que más allá de los datos y cifras, resaltó su aspecto humano y personal en una semblanza que reproducimos íntegramente:

Cuando uno consulta en Internet e introduce el nombre de José Luis Galicia, NO aparece  una entrada en la Wikipedia. Hoy en día, si no estás en la Wikipedia, no existes… pero he aquí el milagro, está vivo!!! Existe y es, y tal y como le describen otras muchas entradas, hablamos de un pintor, escultor, grabador, poeta, decorador, director artístico y constructor de decorados cinematográficos.

Y sí, está aquí mismo y muchos ahí fuera, donde el arte y la cultura son modas y postureos, ni siquiera lo conocen, pero José Luis Galicia es en toda la extensión de la palabra, un ARTISTA, escrito en letras mayúsculas.

Nació en la calle Martín de los Heros, 67, del madrileño barrio de Argüelles, un día 1 de junio de hace ya… unos años. Es decir, hoy es su cumpleaños. Si os animáis, le cantamos todos el cumpleaños feliz….

Estoy segura de que José Luis sabe que su padre, Francisco Galicia Estévez, fue socio de esta casa. Intento imaginar el orgullo que sentiría, que siente Francisco desde el cielo, al ver hoy a su hijo aquí sentado recibiendo el mayor honor y reconocimiento de esta Asociación Española de Pintores y Escultores.

Ahora veo en sus ojos el inmenso orgullo que siente él al saber que honramos también la figura de su padre al recordarle como uno de nuestros ilustres socios.

Su abuelo, el pintor vallisoletano Leónides Galicia Ayala, escenógrafo en el Teatro Calderón de la Barca de Valladolid, no pudo ser miembro de esta casa, que aún no existía, pero su padre, fue alumno y compañero de muchos otros socios nuestros, como Cecilio Pla, Muñoz Degrain, Romero de Torres, Joaquín Sorolla, Rafael Botí y Vázquez Díaz, integrándose en el grupo de pintores españoles de la Escuela de París.

Recordamos así también al pintor Juan Alcalde, a quien honramos en el año 2016 con esta misma medalla, el último de la Escuela de París que aquí nos dejó su testimonio.

Francisco Galicia y Luisa González Fanlo, sus padres, tuvieron tres hijos: Francisco, José Luis y Mari Luz.

Y llegados a este momento, tengo que puntualizar que José Luis es nieto, hijo, hermano, sobrino y primo de artistas, ya que como hemos visto, pintores eran su abuelo Leónides y su padre Francisco, siendo su hermana bailarina y actriz, su primo, el torero Carlos Arruza y su tío, el gran poeta León Felipe.

Su afición a los toros data de su niñez, porque su padre, que era muy aficionado, y su tío León Felipe solían llevarlo a los toros. Además, José Luis tenía su propio traje de luces cuando tenía cuatro años y se lo ponía para “torear” en el salón de la casa.

Al inicio de la Guerra Civil, la familia se traslada a París. Allí comienza con solo siete años a  hacer grabados en linóleo, grabados que entusiasman al cubano Wifredo Lam, quien le retratará.

Cuando la Segunda Guerra Mundial hace que París peligre, regresan a España.

A los 18 años hace su primer grabado al aguafuerte, y solo un año después, su primera litografía.

Así que con 20 años, lleva a cabo su primera exposición en el Museo de Arte Moderno de Madrid, con 85 obras de muy diversas técnicas.

Con una preparación excelente, artística e intelectual, fue experimentando con todas las técnicas artísticas posibles, interesándose también por la escultura,  iniciándose de la mano de otro de nuestros socios, al que esta casa honra con la Medalla de Escultura Ángel Ferrant en el Salón de Arte Abstracto.

En 1952 vuelve a París y allí conoce a Picasso, a quien le unirá desde entonces, una profunda y sincera amistad. No en vano lo consideró como el mejor grabador del mundo.

En 1954 edita “La Tauromaquia”, y cuentan las anécdotas que al enseñarle esas 40 litografías a su amigo Picasso, el malagueño se acordó que él había iniciado una y le dijo: “espera voy a buscar unos grabados que hice para una tauromaquia que pensaba hacer hace muchos años”… Picasso tardó más de una hora en encontrar los grabados, diciéndole que eran para la tauromaquia del editor Gili, de Barcelona…”ahora después de ver tu tauromaquia voy a hacer este antiguo proyecto realidad, y lo voy a hacer del mismo tamaño y empleando el mismo papel”.

Y ese, sería el germen gracias al cual tenemos la Tauromaquia de Pepe Hillo de Picasso, que publicó finalmente en Barcelona en 1959.

Pero volvamos a José Luis. Tras la Tauromaquia, publica El Monstruario, y es nombrado jurado y secretario del Tribunal de la Real Academia de San Fernando de Madrid, para el premio de grabado de la Academia de Bellas Artes de Roma, labor que comparte con otros socios nuestros como Vázquez Díaz, Eugenio Hermoso, Valentín de Zubiaurre,…

En 1960 recibe de Fernando Chueca Goitia un encargo especial: la pintura de todos los techos de la Catedral de Madrid, Nuestra Señora de la Almudena, un encargo que realizó en diversas etapas y que  supuso una  verdadera obra titánica, al decorar el techo y cúpula, con 288 frescos, incluyendo la bóveda, ábside, sotocoro y techo de la catedral.

Casado con María Jesús Lobato, con dos hijas, es hoy feliz y orgulloso abuelo.

En 1966 lleva a cabo una exposición de grandes lienzos de temas abstractos en el Museo de Arte Moderno de Madrid y una colección de obras basadas en pinturas de Zurbarán.

En 1968, en San Feliú de Guixols realiza una serie de esculturas de gran sobriedad.

Ese año, se dirige al gobierno español para que se interese por la recuperación del Guernica, y dada su amistad con Picasso, consigue que éste, modifique las cláusulas y declare que el único propietario del cuadro es el estado español y que cuando en España haya una democracia, se recupere el Guernica para ser expuesto en el Museo del Prado.

Tras una serie de trabajos en madera policromada, una serie de paisajes italianos y una serie de serigrafías en color, en 1981 el Ateneo de Madrid organiza una exposición antológica que ampliará en Barcelona siete años después.

En 2002 obtiene el XX Premio Penagos de Dibujo, ilustrando un año después el libro “Crónicas del Océano”, del poeta Octavio Uña.

En 2005 lleva a cabo una gran exposición en la Casa de Vacas del Parque del Retiro.

A partir de ese año, pintó un apostolado basado en el del Greco, además, una colección de óleos bocetados en Tánger, lleva a cabo una gran muestra de litografías y serigrafías en Madrid y en 2009 celebra una antológica en el Centro Cultural La Vaguada.

En 2013 publica una serie de serigrafías sobre Venecia, prorrogadas por otro amigo de esta casa, Luis Alberto de Cuenca, y desde entonces, hasta ahora, no ha dejado de trabajar ni de crear belleza.

Amante de la poesía, influenciado quizás por la pluma de su tío, el poeta Felipe Camino Galicia de la Rosa, conocido mundialmente como León Felipe, también ha publicado el libro “Poesías” o “Mi amigo Picasso”, en total, media docena de libros. Su canto a la libertad es una defensa de la vida como aventura, que es lo que él vivió. Es un poeta directo, apasionado con un lenguaje elaborado y a la vez directo y fuerte, que tiene mucho puño.

Como decorador, director artístico y constructor de decorados cinematográficos, ha intervenido en más de 170 largometrajes, incluyendo “El joven Picasso”, dirigida por Bardem, o en películas míticas como “Por un puñado de dólares”, de Sergio Leone, con Clint Eastwood, siendo además el responsable de la construcción y decoración del primer poblado del oeste estable en España, el de Hoyo del Manzanares.

De él han escrito críticos, artistas, poetas, periodistas, amigos, admiradores de su talento…

A modo de resumen, y en cifras, José Luis Galicia ha realizado más de 60 exposiciones en París, Cincinnati, Nueva York, Londres, Bogotá, Milwaukee…

Ha participado en más de 200 exposiciones colectivas como la Bienal de Venecia, Sao Paulo, Salón d’Automne de París… 28 obras suyas cuelgan en el Museo Nacional Reina Sofia… ha publicado cuatro Tauromaquias, media docena de libros, ha realizado más de un millar de litografías, grabados y serigrafías…

Cifras, cifras que podría seguir enumerando, pero que  no nos dicen nada del hombre, de este hombre al que aquí contempláis hoy.

De él, me gustaría añadir que es innovador, excéntrico, creativo, extravagante, imaginativo, talentoso, poeta apasionado, generoso, sensible, sencillo, humilde, encantador, tranquilo, con gran sentido del humor, amable, afable, culto, de alma clara y dulce decir, conversador ameno…

Quienes lo conocen y lo han tratado destacan ante todo una cualidad: José Luis es un hombre bueno. Así que parafraseando a Antonio Machado podríamos apuntar que:

…”más que un hombre al uso que sabe su doctrina,

Es, en el buen sentido de la palabra, bueno”.

Al igual que esta Asociación Española de Pintores y Escultores, José Luis Galicia es historia viva del arte y la cultura españolas. Los dos, se han entregado en cuerpo y alma al mundo del arte; los dos rebosan vitalidad y genio, inspiración y arte, mucho arte aún por sus venas para seguir pintando, dibujando, grabando, esculpiendo y sobre todo, escribiendo poesías tan maravillosas como esta con la que quiero cerrar su perfil biográfico y que dice así:

“Comprueba,

comprueba todo,

pues el pobre te puede hacer rico,

el hielo puede darte calor,

y una sencilla piedra,

o una nube,

amor”.

Muchas gracias”.

 

Tras esta introducción, el Presidente concedió la palabra a Tomás Paredes, Presidente de Honor de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, amigo y conocedor de la obra del homenajeado, quien destacó la importancia de su faceta poética y de su menos conocida como decorador y constructor de decorados, con toda la magnificencia que tiene el haber aportado a la ciudad de Madrid y a su Comunidad  obras tan señaladas como la decoración de la Catedral de la Almudena y los escenarios del oeste en Hoyo de Manzanares.

Resaltó además algunas de sus obras como “Mi amigo Picasso”, en donde reúne la correspondencia mantenida con su gran amigo malagueño, que recoge y desmiente afirmaciones acerca de la obra del genio andaluz, o las ilustraciones realizadas para el libro “Crónicas del Océano”, de Octavio Uña.

Se lamentó además del desconocimiento y la ingratitud del arte actual que olvida grandes artistas como Galicia, y felicitó a la Asociación Española de Pintores y Escultores por reconocer de manera tan honrosa a los auténticos y grandiosos creadores de arte.

 

Tras su intervención, el Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, y antes de hacerle entrega de la Medalla de Honor, tuvo también unas palabras de reconocimiento que reproducimos íntegramente:

En la hoguera cultísima de esta sala, ante socios y amigos de la institución, bajo el testimonio de quien nos preside y a la luz de las ideas que profesamos, afirmo que la cultura y el arte, que sólo ese saber del hombre sobre el hombre y ese hacer del hombre para el hombre, pueden salvar el mundo y aún salvarnos de la barbarie de la técnica y la tecnología e inteligencia artificial que nos acosa como generadores de arte y emociones.

La cultura y el arte, sólo ellos, repartidos en mil ciencias y saberes, nos pueden salvar. Por eso esta distinción es milagro, milagro de una entidad humilde cuya historia artística vuelve a salvar a España con su anual preceptiva, vuelve a salvar el honor de un premio que distingue a al artista.

Cuando hoy las distinciones se llenan de puñales e intereses políticos y villanos, la Asociación Española de Pintores y Escultores elige y discrimina, distingue y certifica, no reivindica piedras, milagros ni dineros, sino que abre caminos, escribiendo sus nombres y su gloria artística en las paredes de esta casa milagro del arte.

Es un aviso de lo que está pasando: la muerte de la pintura y la escultura, la de los libros, la herida en la idea, con grandes artistas burlados con pensamiento débil y ciencias sutiles, al servicio oneroso de tantos generales y dictadores.

La barbarie artística resultante derivada de la devastación de las humanidades, la degradación de las instituciones, entregadas a la imagen fácil que vende números y pasados, que alimenta la industria publicitaria de la falsa cultura y se aleja, cada día más, de los ideales creativos y del reconocimiento de los generadores de arte, nos sitúa en la cima del mundo, como guardianes del tesoro artístico inabarcable de los artistas españoles.

Por eso es oportuno que una entidad como la Asociación Española de Pintores y Escultores, nacida con espíritu noble, con mirada plural, distinga al artista bueno y entronice el ideal eterno de belleza y del arte, cultura en letras de oro que deberían tener presente desde el Ministerio de Cultura hasta Comunidades Autónomas y ciudades de toda España.

Ahora más que nunca, el arte y la creatividad son necesarias en nuestras vidas, en la sociedad, en el mundo, pese a que el mundo y la sociedad parezcan querer obviarlos y mirar hacia otro lado.

Los artistas somos generosos, hemos nacido con una capacidad especial única e irrepetible para expresar el arte. Por eso, tenemos la obligación de compartirlo, pese a la falta de reconocimiento que tanto daño nos está haciendo y que embrutece a una sociedad perdida en falsos valores y falsa cultura.

Dice un gran amigo de esta casa, el escritor Javier Sierra, que el arte se inventó en una cueva… y a través de los milenios y los siglos, los artistas hemos plasmado nuestra visión del mundo con perspectivas y sensibilidades tan distintas y dispares como individuos hay, pero dejando un inmenso legado para las generaciones futuras.

Y a pesar de los milenios y los siglos, los artistas seguimos luchando por el reconocimiento y el valor que merecemos, y son legiones los creadores que pese a su dedicación y talento, siguen siendo ignorados y despreciados por la sociedad.

Rendir tributo a los genios del arte es una obligación de la sociedad. El olvido es más dañino que la injusticia que supone, porque aunque la injusticia puede ser enmendada y reparada, el olvido es difícil de corregir.

De esta manera, la historia del arte no estará nunca completa si ignoramos las contribuciones de aquellos que olvidamos.

Olvidar a quienes nos han precedido es muy perjudicial para los artistas actuales, ya que al no tener puntos de vista distintos y reconocidos, nos limitaremos al éxito mediocre y la indiferencia, frenando la creatividad y la innovación artística.

Hoy honramos y distinguimos a José Luis Galicia, reconociendo su trabajo, valorando su dedicación y talento, que puede apreciarse en cada una de sus obras.

Queremos darle el lugar que merece y hacer de este reconocimiento un valor cultural, artístico y social que atesore toda la sociedad, como un rico presente que un genio creativo como el de José Luis nos regala.

Eso nos servirá además como fuente de inspiración para seguir los pasos de un hombre que ha dedicado su vida al arte, que ha demostrado un compromiso inquebrantable con el acto creador y con la sociedad a la que ilumina.

Esta Medalla de Honor tiene que servir para que sigas trabajando con más ahínco si cabe, inspirándonos y sirviéndonos de motivación al ver tu compromiso de promoción de los valores artísticos y culturales.

Es un honor para mí, en representación de los pintores y escultores de España, en representación de esta Asociación Española de Pintores y Escultores que ya es tu casa, y de la que desde este mismo momento tomas posesión, y expresarte nuestra más sincera admiración con este sencillo homenaje.

Como decía Mariano Benlliure cuando ocupaba el cargo de Director General de Bellas Artes, con este acto consagramos a un hijo ilustre y rendimos honor al arte por sí mismo.

Muchas gracias”.

 

 

 

Grandes y prolongados aplausos llenaron de calor la sala, mientras José Luis Galicia recogía, emocionado, la Medalla de Honor de la AEPE, dejándose querer, y como él mismo confesó, estando “muy a gusto en un acto entrañable que jamás podré olvidar”.

Tomó la palabra para expresar que “este acto de amor sólo puede ser correspondido con más amor y un profundo agradecimiento que me ha quedado grabado en mi corazón.

Todo lo que han dicho de mí, intento agradecerlo con más amor hacia ellos y a todos los que estáis aquí.

Yo creo que uno es artista porque nace así, y el arte es quizás la única cosa más maravillosa que puede existir en el mundo; el mundo como planeta, que es una creación de por sí y en la que todos los artistas intentamos crear algo, acertamos o no acertamos, pero lo que sí existe en nosotros es la voluntad de hacer algo que sea bueno y bello, porque el arte, siempre es bello.

Me encuentro muy emocionado y no tengo palabras para deciros todo lo que siento por todo lo que habéis dicho, que me ha parecido maravilloso, como maravilloso es vuestro corazón y sentimientos hacia mí, que quizás no merecía, con tantos elogios, pero que a partir de ahora llevo ya en el corazón y eso es lo que vale.

Esta Medalla que acabo de recibir es para mí un premio único porque demuestra lo generoso que son los artistas y sobre todo porque es un premio de todo corazón, y eso no tiene valor, no se puede comprar ni pagar con nada”.

Destacó también que valora sobre todo el hecho de que “es un reconocimiento que me otorgan mis compañeros, otros artistas que me entienden más que nadie, a quienes llevaré ya siempre conmigo”.

Tras firmar en el Libro de Honor de la AEPE, los aplausos se fundieron con el tradicional cántico del “cumpleaños feliz” que los presentes le brindaron cuando entraba una gran tarta con algunas velas que José Luis Galicia sopló más emocionado todavía, agradeciendo el detalle de haber hecho coincidir la entrega de la Medalla de Honor de la AEPE con el día en que celebra su 93 cumpleaños.

Tras una sesión de fotos con todos los asistentes, el homenajeado cortó la tarta que fue muy de su gusto.

 

Firmas con sello de lujo. Tomás Paredes

El sol azabache de la melancolía

La melancolía es una sensación que se convierte en estado emotivo; una tristeza vaga que nos contagia la realidad. Melancolía es familia de tristura, aflicción, pesadumbre, nostalgia, pesar, postración, añoranza, hipocondría, esplín, morriña, saudade…En un tiempo se asimiló a la locura, ha cambiado su apreciación. “Siempre vuelves de nuevo, melancolía, oh dulzura del alma solitaria”, escribe Georg Trakl.

 La mediocridad me produce melancolía, esta miseria intelectual hodierna dinamita la claridad y tiñe el horizonte de desasosiego. Pasa, pero deja un amargor que aúpa la reticencia. También la decepción genera melancolía. ¿Por qué? Porque estamos dominados por un voluntarismo atroz ajeno a la entidad vivaz de la vida, a la actitud noble del hombre. No hay que generalizar, pero estos son malos tiempos para la razón, para la perfección, para la lealtad, para la libertad, para sentir, para ser en puridad.

Escribir una novela de 548 páginas, con lenguaje espléndido, vocabulario feraz, contenido culto, elevado ritmo y denodada búsqueda de belleza es una transgresión, una provocación; una protesta contra la vulgaridad, la estulticia y la chabacanería. Eso es lo que ha hecho Carmen Pallarés -límpida poeta, escritora, ensayista, pintora, cantante de coro vocal y perito en soles de música clásica- escribir contra la precariedad.

 

Carmen Pallarés

 

El sol azabache de la melancolía, rubro de la novela, es un canto a la amistad, entre un hombre y una mujer, que se desarrolla, obsesivamente, en el marco de la actividad de una residencia para personas discapacitadas: un ambiente duro y exigente, salpimentado de sajelada sensibilidad. ¡Es llamativo el conocimiento de la autora en tantas opciones materiales y espirituales: medicina, gastronomía, bares, filosofía, poesía, música, canto, helenismo, artes!

¿Acaso no es una oda a la melancolía? ¿Cenicienta y dulce queja de un alma solitaria? Importa el qué, pero mucho más el cómo. Es un largo y generoso placer deslizar nuestro sentido por una escritura tan dúctil, tan idónea, tan precisa, tan mollar. Una palabra para cada sensación y cada impresión en su expresión exacta. ¡Cómo se puede escribir tan bien sin sonrojarse!

Aunque, las cualidades positivas jamás son excesivas: nunca se es demasiado bueno, demasiado culto, demasiado justo, demasiado humano, demasiado limpio, demasiado sano, demasiado llano. Las cualidades negativas, sin embargo, por mínimas que sean, siempre exceden la decencia, la prudencia, la dignidad, la hombría, la limpieza, la admiración. No debería darse la veneración de un canalla, pero se da, y con frecuencia.

Un pintor y poeta traba amistad con una novelista y tejen un monumento a la amistad, a la fidelidad, a la transparencia, a la temperancia, a la confianza a lo largo de una trama misteriosa. Para mi ha tenido cierta complejidad su lectura. Conozco a la autora y la identifico, o eso creo yo, con muchos sucesos de varios personajes, sobre todo Pavel Vidal, pintor-poeta, como ella. Es cine dentro del cine, es decir, se va explicando cómo se hace una novela al tiempo que se va construyendo la novela; una pretendida obra al alimón, pero sólo escriben unas manos. ¡Una galería de arquetipos raros o no!

 

No soy lector de novelas, lo soy de poesía. Me cuesta, pero un canto a la lealtad, urge una visión leal. Quinientas cuarenta y ocho páginas trufadas de citas y de acápites de Jenófanes, Eurípides, Aristóteles, Homero, Plutarco, Alceo, Sófocles, Empédocles, Arquíloco, Anacreonte de Teos, Safo, Pitágoras, Hipócrates, Orfeo, Platón, Alceo, Teognis de Megara, Epicteto, Hesiodo o Esquilo, el majestuoso poeta de la antigüedad, que hizo florecer la pintura y la solercia de Francis Bacon, no es un asunto baladí.

La Ilíada, la mitología griega, amén de los románticos de toda laya y condición, de los fundadores de la poesía moderna. Y no digamos nada de los compositores, en especial lo más monumentales. Y pintores y dibujantes. Carmen no puede disimular sus dotes plásticas, ni sus conocimientos de técnica y de historia del arte universal, su pasión armónica y mélica. En fin, un ambiente agridulce, porque cabe el arte, en su entorno diletante, vive el dolor de seres con problemas, el día a día de un ostugo de sufrimiento donde se ansía que broten rosas de las ruinas, pero donde de sólito tiene más peso la cruda realidad que la idealizada normalidad.

No es un texto vedado al lector general, no, pero es cierto que requiere de un lector especial, no necesariamente erudito, sí inteligente y con ganas de aprender, de buscar palabras, de conocer biografías, de paladear una prosa de miel perfumada de espliego, refinamiento, elegancia, hurmiento. Teniendo en cuenta el poder de redes y nuevas tecnologías, leer es un acto subversivo, un vicio solitario, una revolución, la única vía para preservar la libertad. Leer implica elegir, al margen de lo gregario, rebelarse, buscar la luz en esta noche oscura de egestad, zafiedad y narcisismos fascistas.

El sol azabache de la melancolía es un alegato descomunal, perfecto, insistente, contra la barbarie que nos rige y atosiga, contra la deshumanización. Más allá de una novela de tesis, Pallarés ha escrito una confesión: natural, fluida, sin el objetivo de una anábasis, más bien como una catábasis personal, una bajada a los infiernos y una purificación personal, un ejercicio espiritual, no religioso. En todo caso, se convertirá en un texto de culto, no hace falta que la lean miles de personas- no sé si esto satisfará a la autora-, pero si los precisos, aquellos the happy few que detectan el ángel de la gracia, cuando escribe un ángel.

El título ya da para un libro, para un joyel: El sol azabache de la melancolía. Cuarto verso del primer cuarteto del soneto, Desdichado, de Gérard de Nerval. En 1854, Nerval publica Les filles du feu, con un apéndice, Les Chimères, donde se ubica el soneto Desdichado, así en español. Un marbete que procede de Ivanhoe, cap. VIII, de Sir Walter Scott, donde aparece un escudo con el lema “Desdichado”.

Desde su tiempo, influyente como no podemos imaginar, el soneto se convierte en un ariete. Y T. S. Eliot en su Tierra Baldía – Tierra Agostada, como prefiere Ricardo Silva Santisteban- en el verso 429, introduce: Le prince d’ Aquitaine à la tour abolie”, segundo verso del primer cuarteto del mencionado famosísimo soneto nervaliano.

En traducción de Alejandro Bekes, el primer cuarteto:

                                       Yo soy el Tenebroso, el viudo inconsolado

                                       De la Torre Aquitana señor sin dinastía.

                                       Mi única estrella ha muerto; mi laúd constelado

                                      lleva en si el negro sol de la melancolía.

Ese soneto, prestidigitador de sueños y emociones, ha sido traducido a nuestra lengua por Octavio Paz, hasta en tres versiones; también por Xavier Villaurrutia, Juan José Arreola, Salvador Elizondo, José Emilio Pacheco, Tomás Segovia…Y podría continuar

No es la única ocasión en que Nerval, pseudónimo de Gérard Labrunie(1808-1855), maestro de la fantasía, celebrado por los surrealistas, aquel que dijo antes de Rimbaud Je suis autre, que paseaba con una langosta atada a un lazo azul, lúcido y loco, vividor y suicida, recurre a esa metáfora. En Voyage en Orient, 1851, aclara: “El sol negro de la melancolía, que derrama sus rayos oscuros sobre la frente del ángel soñador de Alberto Durero, se levanta también a veces en las llanuras luminosas del Nilo”.

Carmen Pallarés. Escritura

 

Carmen Pallarés, en ese cosmos precario y de encuentros atrabiliarios, disecciona la anatomía de la melancolía, un sol de azabache, que pesa en nuestras alas, controlando o impidiendo el vuelo. Lo que pretende ser luminoso, acaba siempre en tenebrosa noche, con nubarrones y ventoleras oscuras, con sufrimientos y huidas, en una prosa triunfal, que transcurre como el agua de un riachuelo, cristalina y burbujeante, que se desliza desde la proceridad de las montañas a la proceridad del vasto y hondo mar virgiliano.

Esta novela, este estilo, este intrincado poema, este carácter audaz ahorma un gigantesco desafío, en una época de desconcierto, de desasosiego. Es una pregunta permanente, recurrente, que tememos hacernos. No es narración para el entretenimiento, sino para el paladeo de una escritura artística, para el aprendizaje, para el deleite y la creación de pensamiento. Lo más alejado de lo que conocemos como un bestsellers.

Varios personajes dejan su ámbito de confort y se entregan a una vida alejada de sus intereses culturales, que acaba haciéndolos otros. ¿Seríamos los demás capaces de tal hazaña? Algunos sólo ejercen un trabajo alimentario. El egoísmo se convirtiendo en un muro que coarta. Hay muchas situaciones que me recuerdan la poesía doliente de Miltos Sachtouris, la música de Schönberg, el viaje del Alighieri.  Análisis de una amistad, que termina en suceso, una desaparición enigmática añade a la perfección literaria dosis de intriga.

La lectura se hace trabajosa, pero cuando acaba, nos produce una especie de orfandad  melancólica, porque querríamos seguir sabiendo más de estos seres, tan separados y tan unidos: Pavel Vidal y Margarita, Margot o Maló. Digamos que los protagonistas, aunque el protagonismo es de esa residencia de pacientes y sus cientos de historias y las gentes que salen y que entran. Para mí, el leitmotiv por excelencia de esta novela, Abedul Ediciones 2022, es su escritura, cómo están repujadas las frases, cómo están ubicadas las palabras, cómo están esculpidos los sentimientos, cómo danzan los autores.

Carmen Pallarés pinta ordenando un aluvión de líneas en bosque arcano del que conoce todos sus senderos, su talismán, sus caprichos. Y escribe trazando el mapa sutil de una melodía azul de Bob Dylan. Entre sus libros de poemas: La llave de grafito, ABBA, Caravanserai, Luces de travesía, Esgrima, Partitura adelante…Colecciones de cuentos y ensayos sobre arte, uno magnífico acerca de la obra de Marta Iglesias, Un reino nítido.

No se trata de exponer la bibliografía de la poeta, sería una falta de consideración hacia la novela, pero no puedo dejar de mencionar los libros que ha realizado con Ángel Sardina, y sobre todo, Camino de mi palacio, una fiesta maravillosa de la poesía en edición artesanal que sólo unos pocos hemos podido disfrutar, pero en ese camino hechicero está el mejor aliento lírico, lígrimo de esta poeta grande e íngrima.

Quienes la conocen saben todo lo que de suso digo, pero quiero dirigirme a quiénes no la han leído nunca, a quiénes no la han oído, para que la oigan, la busquen, como el que persigue una voz misteriosa que se oye en la lejanía sin saber muy bien de dónde viene, ni qué secretos nos confiesa. Como un Stradivarius sonando mágico en el hayedo anclado en el alfoz.

 

Para Georg Trakl, a quien Pallarés cita, la vida del hombre no es más que un peregrinaje que finaliza con la muerte. Aquí contemplamos parte de ese viaje de muchas almas privadas de destino- otra idea de Trakl-, a través del instrumento de la melancolía que aboceta con solercia el crepúsculo del pasar de tantas almas. Porque la melancolía también es una herramienta de conocimiento, que nos hace perfilar y agudizar nuestra capacidad de percepción. No ve lo mismo un alma clarividente que un sujeto siniestro.

En El sol azabache de la melancolía – ¿podría considerarse una historia de amor perdida? –, se purifican las almas como el oro en el crisol, se sajelan los espíritus, sin recomendación alguna, sólo siguiendo la actitud y la decisión de algunos personajes, que se entregan, solidarios, a cambio de estar bien consigo mismos. Aquí se toma conciencia de la importancia de saber expresarse con precisión, con lisura, con idoneidad. Carmen Pallarés es una poeta diáfana, un ser de cultura, con pensamiento y por eso hace lo que no pueden conseguir otros.

En los talleres creativos a los que se alude en la novela, se discute la idea de Beuys, y se matiza: todos podemos ser creativos, no todos somos artistas. No hay arte sin creatividad, pero no toda creatividad es arte. Novela atípica, no tópica, que nos relata sensaciones y nos hace vivir emociones con una extrema elegancia, de estilo, de ambiente, de finalidad.

En De qué hablo cuando hablo de escribir, Haruki Murakami, reciente Premio Princesa de Asturias de las Letras- ¡hay que felicitar al jurado por su perspicacia! – compara la literatura con un ring, al que todo el mundo puede subir, pero son pocos los que resisten la pelea y muchos menos los que resultan vencedores. En las antípodas de la escritura azarosa de Murakami, Pallarés ha subido al ring y ha ganado su combate, que lo vean o no es cuestión de los lectores, los árbitros están desaparecidos.

                                                                                                                  Tomás Paredes

                                                                                                    Presidente H. AICA Spain

 

Mª Dolores Barreda Pérez presentará el libro «El círculo Benlliure»

   El 15 de junio de 2023, 19 h. en la sede de la AEPE

En un acto que se celebrará el próximo día 15 de junio de 2023, a las 19 h. en la sede institucional de la Asociación Española de Pintores y Escultores, Mª Dolores Barreda Pérez presentará el libro que bajo el título de «EL CIRCULO BENLLIURE. Entresiglos: Diccionario biográfico de 76 artistas coetáneas de Benlliure», acaba de publicar el Ayuntamiento de Crevillente, junto con el Museo Mariano Benlliure y la Federación de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de Crevillente.

El acto, en el que estará presente la autora, contará con la presentación del Socio de Honor de la AEPE, escritor y Premio Planeta, Javier Sierra, del Presidente de Honor de la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA), Tomás Paredes, y del Presidente de la Asociación Española de Pintores y Escultores, José Gabriel Astudillo, quienes prorrogan el libro, junto al Alcalde de Crevillente y al Presidente de la Federación de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de Crevillente.

La portada del mismo es una obra original creada expresamente para el libro, de Alejandro Aguilar Soria, artista multidisciplinar y Socio de Honor de la AEPE.

«He hojeado con asombro sus páginas y si algo une a estas artistas es su afán permanente de superación. Aun siendo orgullosas herederas de aquella jovencita anónima del cerro de Jabalcón, les tocó vivir en un mundo cuya historia escribieron hombres. Por eso, rescatarlas de las hemerotecas, recuperar sus nombres y sus trayectorias, y reivindicar lo que hicieron, es dar dignidad a la Historia del Arte«.

Javier Sierra

Socio de Honor de la AEPE. Escritor, Premio Planeta de novela

 

«Esa es la clave de este ensayo histórico de mujeres artistas que confeccionaron la historia de esta institución, AEPE, fundamental en el desarrollo del arte y la creatividad durante un siglo y pico en España. Este volumen se publica en conmemoración del 75 aniversario del fallecimiento de Mariano Benlliure, ocurrido en 1947, pero abarca desde el nacimiento de AEPE, situado con los últimos hallazgos de la autora, antes de lo que se creían«.

Tomás Paredes

Presidente de Honor de AICA Spain (Asociación Internacional de Críticos de Arte)

 

«Este trabajo es una perfecta revisión de la historia de la Asociación Española de Pintores y Escultores, ya que nos presenta los antecedentes de una entidad que sigue viva tras más de un siglo; y nos presenta la vida y las obras de las que fueron sus primeras socias, aquellas que se abrían paso en el difícil mundo de las bellas artes en unos momentos tan convulsos en la historia de España«.

José Gabriel Astudillo

Presidente  de la Asociación Española de Pintores y Escultores

La autora:

Mª Dolores Barreda Pérez (Madrid, 1966) es periodista, escritora, investigadora, miembro de la Asociación Española de Críticos de Arte, pintora, restauradora, gestora cultural y comisaria de exposiciones. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, Máster en Museología, Secretaria General y Secretaria Perpetua de la Asociación Española de Pintores y Escultores.

Dirige la Gaceta de Bellas Artes, una revista mensual que nació en 1910 y es el órgano de expresión de la AEPE.

Responsable del Archivo Histórico “Bernardino de Pantorba”, es además autora de otros trabajos de investigación sobre el arte y otros socios y curiosidades artísticas relacionadas con la entidad, cuyas publicaciones pueden verse en http://apintoresyescultores.es/entrevistas-y-reportajes/

Reúne en este libro, EL CÍRCULO BENLLIURE, el fruto de sus nvestigaciones acerca de la biografía de las primeras socias de la centenaria entidad, coetáneas de Mariano Benlliure.

Ávida lectora y apasionada de la escultura, en este libro ha querido rescatar del olvido a las artistas que tuvieron la suerte de vivir en un periodo de riqueza artística inigualable en la historia del arte de España.

 

 

 

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